
Espacio
China desclasifica la tecnología del primer satélite radar en órbita geoestacionaria, a 36.000 km de altitud
Ludi Tance 4-01 fue lanzado al espacio en agosto de 2023 y vigila de forma permanente una tercera parte de la superficie terrestre

18 meses después de su puesta en órbita, científicos chinos han revelado algunos de los detalles de la tecnología detrás del primer satélite radar de apertura sintética (SAR) ubicado en órbita geoestacionaria del mundo, una posición orbital situada a 36.000 km de altura en la que el satélite se desplaza sincronizado con la rotación terrestre. A efectos prácticos, permanece fijo sobre un mismo punto del planeta, lo que permite a China vigilar de forma continua una tercera parte de la superficie terrestre.
El satélite, llamado Ludi Tance 4-01 (también conocido como Ludi a secas), fue lanzado en agosto de 2023 a bordo del cohete Long March 3B y es el satélite radar de vigilancia que opera a mayor altura en el mundo. Desde esa altitud, monitorea constantemente la región Asia-Pacífico, superando ampliamente a los satélites radar estadounidenses que suelen operar en órbitas bajas, según recoge South China Morning Post.
La clave tecnológica de Ludi radica en un sistema que combina en el espacio las señales emitidas por múltiples antenas, generando un haz de microondas altamente potente y estable. Esta combinación permite emitir pulsos de radar capaces de atravesar la capa de nubes y la oscuridad y obtener imágenes en alta resolución. Según afirma el equipo que lidera el ingeniero Ni Chong, de la Academia China de Tecnología Espacial (CAST), en un artículo publicado en la revista Chinese Space Science and Technology, revisada por pares y gestionada por dicha academia, este avance representa un salto significativo respecto a tecnologías anteriores.
Ludi utiliza tecnología de 'emisores en fase distribuidos a través de antenas plegables de 20 metros'; es decir, un conjunto de pequeñas antenas integradas que trabajan sincronizadas como una única antena gigante, desplegada en órbita, para emitir señales coordinadas capaces de obtener imágenes detalladas de la Tierra mediante radar.
Pekín afirma que el satélite tiene aplicaciones civiles, como el monitoreo del clima, terremotos, oceanografía, agricultura y silvicultura, y busca mejorar la prevención y respuesta ante desastres naturales.
Sin embargo, el ejército estadounidense se ha mostrado preocupado por los avances tecnológicos chinos en este ámbito. Según el Sargento Mayor Ronald Lerch, especialista en inteligencia del Mando de Sistemas Espaciales de la Fuerza Espacial de EE.UU., citado por US Space News, la capacidad de vigilancia constante que otorga este satélite puede implicar un “salto cualitativo” en las capacidades militares chinas, especialmente en áreas estratégicas como el Indo-Pacífico.
El equipo de Ni también menciona que Estados Unidos ha intentado desarrollar tecnologías similares desde la Guerra Fría, pero los retos técnicos que presentan han impedido que sus proyectos avanzaran más allá del papel. 'Solo China lo ha logrado', destacan los científicos chinos.
Entre las innovaciones tecnológicas confirmadas está un nuevo mecanismo de estabilización basado en giroscopios de ultra precisión, combinado con señales de posicionamiento del sistema chino Beidou y del GPS estadounidense. Este sistema mantiene perfectamente alineadas las antenas pese a las perturbaciones orbitales.
Otro avance crucial es un algoritmo de 'retroproyección', que corrige matemáticamente la distorsión provocada por la curvatura orbital, la cual normalmente degradaría las imágenes radar hasta hacerlas irreconocibles.
China ya trabaja en la próxima generación de satélites radar geoestacionarios, con metas aún más ambiciosas en cuanto a desempeño técnico.
De acuerdo con un investigador en tecnologías de comunicación con sede en Pekín, que pidió mantener el anonimato a SCMP, revelar estas tecnologías clave forma parte de una estrategia calculada por China para mostrar su liderazgo tecnológico en materia espacial y obligar a otros países, particularmente Estados Unidos, a reaccionar ante sus avances en un área en la que China considera tener ventaja.
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