Smartphones
Así se salta el control parental del iPhone tu hijo
Es una táctica muy sencilla y difundida entre los más jóvenes. Por suerte hay formas de detectarlo.
Existen dos opciones. O has decidido que tu hijo o hija aún no está en edad de tener un móvil y le prestas el tuyo o consideras que es lo suficientemente responsable y ya tiene su primer dispositivo… con ciertas condiciones. En cualquiera de los dos escenarios, lo más probable es que hayas puesto un control parental que le impide abrir ciertas páginas web y acceder a determinadas aplicaciones. Pero, como ocurre con todo, hecha la ley, hecha la trampa y así se pueden saltar estos controles en un iPhone.
Todos los dispositivos de Apple cuentan con un sistema de control parental conocido como Tiempo de uso y cuya función es limitar el tiempo (los minutos de uso y la franja horaria) y el “espacio” (a dónde acceden). También podemos impedir que se utilice la cámara, que se realicen compras en aplicaciones o que se acceda a redes sociales. Y la ventaja es que se puede controlar de forma remota mediante otro dispositivo Apple. Para configurarlo hay que acceder al menú de Ajustes y Tiempo de uso es una de las opciones.
Al principio todo parecía funcionar perfectamente y las restricciones del sistema surtían efecto. Pero muy pronto los usuarios más jóvenes descubrieron formas de sortear las limitaciones. La más común es crear un Modo de concentración. Al presionar la esquina derecha, donde aparece el reloj y el menú de batería, aparecerá una etiqueta: Concentración. Si pulsamos en ella podemos elegir varios modos. El problema, para padres, madres, tutores, etc. es que podemos personalizar el Modo de Concentración, por ejemplo, a Tiempo libre y darnos acceso a todas las aplicaciones deseadas. De este modo, aún con el Control parental activo, si accedemos a este modo, la limitación no es efectiva.
La pregunta lógica es ¿cómo saber si nuestro pequeño hacker o nuestra pequeña programadora saben este truco? La opción obvia es si lo usa más tiempo del que debería, allí hay trampa. De hecho, podemos poner una limitación de uso que contemple cinco minutos sin usar entre horas. Si en ese lapso lo está usando y no nos dice nada…
La otra opción es hacer una revisión de los modos de concentración antes de programar el control parental. Si luego aparecen nuevas opciones, pues ya sabemos quién ha tenido una gran inspiración. Para los adultos la desventaja es que es imposible restringir la creación de Modos de concentración lo que significa que corremos contra la corriente. Solo nos queda poner esas pequeñas “trampas” de minutos sin móvil en las horas permitidas. Si se queja, sabremos que no se ha saltado el control parental, de lo contrario, hablarlo y dejar claro que nosotros también tenemos recursos y que la confianza debe ser mutua.
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