Tecnología militar
Así es Bullfrog: la ametralladora con IA del Pentágono
Ha sido diseñada por el Departamento de Defensa de Estados Unidos y por una empresa liderada por un ingeniero nuclear de la Marina.
Los drones no cabe duda, se han convertido en una herramienta fundamental en el escenario bélico. Tanto en lo que respecta al análisis del campo de batalla como al apartado de ataque directo, sea con armamento “a bordo” o cuando se convierten en un arma en sí mismos, bautizándose kamikazes. Y por ello no es extraño que las potencias del mundo, busquen desarrollar contramedidas. Ahí es cuando nace Bullfrog.
En el evento de Experimentación y Reparación Tecnológica (T-REX, por sus siglas en inglés), el Departamento de Defensa de Estados Unidos realizó una demostración de esta ametralladora, básicamente un sistema de arma robótica autónoma controlada por IA. Pero hay más.
Bullfrog ha sido desarrollada por la empresa Allen Control Systems (ACS), que firmó un contrato con el Departamento de Defensa de Estados Unidos para desarrollar estrategias de contramedidas en ataques de drones. ACS está liderada por Steve Simoni, un ingeniero nuclear de la Marina de EE.UU. UU. y obviamente con experiencia en el campo de batalla.
En una entrevista reciente Simoni señaló que “el campo de batalla del futuro estará lleno de increíbles robots autónomos como el nuestro, disparándose entre sí. No creo que haya mucho espacio para gente con armas”.
Para ser sinceros, Bullfrog no es simplemente una ametralladora, del mismo modo que un smartphone no es un teléfono. Por un lado, está la parte balística, por así decirlo: una ametralladora M240 de 7,62 milímetros montada en una torre giratoria. La ventaja de la munición seleccionada es que es muy conocida, versátil y muy económica comparada con otros proyectiles.
Luego tenemos su parte arquitectónica, lo que facilita su instalación en diferentes plataformas, desde tanques, carros de combate, navíos… Y finalmente está su cerebro: un sensor electroóptico. Este funciona en gran parte gracias a una IA creada por ACS cuya función es identificar las posibles trayectorias de drones, aun de tamaño exiguo, y derribarlos.
La inteligencia artificial de Bullfrog comienza procesando las imágenes gracias a sus sensores. El segundo paso es diferenciar drones de otros objetos y en ese momento calcular la trayectoria para disparar.
El verdadero cambio llega gracias a la IA que aprende continuamente: del entorno, de las maniobras evasivas y de los disparos efectuados. Con todo esto mejora su precisión tras cada encuentro. A esto hay que sumarle que puede trabajar en solitario o en conjunto con otros Bullfrog para coordinar un área de defensa.
Una de las exigencias del Pentágono (al menos por ahora) es que todas las armas, aun las que tienen una IA, tengan la opción humana como primer y último recurso: quien decide es el ser humano. Por ello, el sistema de ACS es capaz de realizar todas las tareas hasta el último paso, pero necesita un humano que presione el disparador. Aunque sea a distancia. Pero no para siempre.
Brice Cooper, director de estrategia de ACS, señalaba que Bullfrog “está preparado para ser totalmente autónomo. Solo estamos esperando que el Gobierno determine sus necesidades”. En pocas palabras: si la ley cambia, esta arma podría no dependen de la intervención humana.
"Hace un año, nadie estaba realmente preocupado por los pequeños drones que estaban destruyendo todo tipo de vehículos blindados en Ucrania. Ahora, estamos en las etapas más incipientes de cómo será el panorama de las amenazas no tripuladas, y va a implicar una inversión seria del Departamento de Defensa", concluye Cooper.
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