Tecnología del deporte
Las zapatillas con las que ganó Kilian Jornet tenían 1000 km encima. Un experto nos explica la tecnología detrás de su calzado
Este fin de semana se celebró una de las carreras más reconocidas del planeta: la Ultra de Mont Blanc, 170 kilómetros, en los que el catalán se calzó un prototipo aún no disponible
Desde hace casi una década, el avance en la tecnología del calzado deportivo ha propiciado numerosos récords e incontables polémicas. El uso de nuevos materiales, los límites del desempeño y las reglas del deporte han sobrepasado los límites de lo que se especulaba antes del siglo XXI sobre rendimiento deportivo. Este fin de semana, el corredor español Kilian Jornet batió el récord de una de las carreras más famosas del mundo: la Ultra Trail de Mont Blanc (UTMB), corriendo 170 kilómetros y acumulando más de 10.000 metros de ascenso, en menos de 20 horas, pulverizando el récord anterior en más de media hora. Lo sorprendente no es que Jornet haya corrido siendo positivo en Covid (con una obvia merma en el rendimiento) sino que lo ha hecho con un prototipo de zapatillas con las que ya había corrido más de mil kilómetros.
Teniendo en cuenta que en maratón, los deportistas de élite usan un calzado por carrera, que en la UTMB algunos corredores cambian sus zapatillas a mitad de la competición y que en alta competición rara vez se acumulan más de 100 km. con un mismo calzado, lo de Jornet es para analizar: ¿puede una zapatilla tener un peso tan determinante?
Hannah Rice es profesora Asociada de Biomecánica en la Escuela Noruega de Ciencias del Deporte y su respuesta es clara: “Sí. La evidencia es bastante convincente, particularmente para las carreras de larga distancia. La tecnología específicos permite a los atletas correr a mayor velocidad mientras trabajan a la misma intensidad fisiológica y consumen la misma cantidad de oxígeno. La teoría es que estos zapatos funcionan al mejorar la economía de carrera. El coste de energía al correr desciende un promedio del 4%. Esto se traduce en una mejora en el rendimiento”.
Esta cifra del 4% no es aleatoria: aparece en un artículo publicado en Sports Medicine en 2017, en el que los autores concluyeron que las Nike Zoom Vaporfly redujeron el gasto energético un promedio de un 4%. También predijeron en las conclusiones que con este tipo de calzado los atletas de élite podrían correr mucho más rápido y lograr el primer maratón de menos de dos horas. Dos años después, el keniano Eluid Kipchoge les dio la razón al llevar un prototipo de Nike AlphaFly. También usó una versión de los zapatos cuando estableció el récord mundial oficial de 2:01.39, la mayor mejora en tiempos en más de 50 años.
Claro que este es solo un estudio. Y por supuesto que solo se trata de atletas de élite… No tanto. El The New York Times, utilizó la aplicación Strava para analizar más de medio millón de registros de maratón y media maratón. Sus resultados mostraron que quienes usaban calzado con mayor tecnología corrían entre un 3 y un 4 por ciento más rápido. “Técnicamente – explica Rice – nos permiten mantener la velocidad por más tiempo al hacernos correr de modo más eficiente. Nuestro desempeño, con el transcurso de la carrera, se reduce. Este tipo de calzado extiende el límite”.
¿Cómo contribuye la tecnología al rendimiento deportivo? Jornet utilizó un prototipo de la compañía NNormal (así, con doble N), un emprendimiento que nació de la mente de Jornet y el popular fabricante de calzado Camper. Las zapatillas que saldrán al mercado en las próximas semanas, ya tienen nombre: Kjerag, una montaña de 1.100 metros de altura en Noruega. Lo primero que llama la atención en ella es su peso: 197 gramos. Jim Walmsley, segundo en la clasificación general, llevaba unas Tecton X, que pesan 252 gramos y Tom Evans, tercero en el podio, utilizó las Adidas Terrex Speed Ultra, de 241 gramos. Aparentemente la diferencia es nimia, pero Rice señala que por cada 100 gramos más, el coste energético aumenta un 1 %, más aún en ultramaratones como la UTMB. Otro factor importante de acuerdo con esta experta en biomecánica y tecnología del calzado, es la espuma de la mediasuela.
En el caso de las Kjerag, Xavi Simó, parte del equipo de NNormal, nos explica que la espuma de la mediasuela ha sido diseñada específicamente para el calzado de trail y recibe un tratamiento que consiste en inyectarle CO2. Cuando este gas se enfría, resulta muy ligero y tiene la capacidad de, al ser presionado, regresar rápidamente a su forma original (como un muelle) y devuelve una proporción significativa de energía. Este es el mismo principio con el que actúan las Nike antes mencionadas y modelos de otras marcas, como la propia Hoka, Asics o Saucony.
La diferencia es que al usar CO2 la reacción a la presión es más rápida y tiene una vida útil más larga. Puede que esta sea una de las claves del uso que les ha dado Kilian Jornet a las Kjerag: con el primer prototipo corrió más 1.200 km. Con el segundo 1.300 km y con las que utilizó en la UTMB, había competido previamente en Zegama (42 km, primer puesto con récord de la prueba), en Hardrock 100 (160 kilómetros, también primer puesto y récord de la prueba), en Sierre-Zina (primer puesto) y en la media maratón de Geiranger (en asfalto y también primer puesto), en total: 420 kilómetros, con la misma zapatilla (no solo el mismo modelo), suponiendo que entrenaba con otras. La intención de NNormal es reducir drásticamente el número de zapatillas que terminan en los vertederos: 300 millones cada año, solo en Estados Unidos.
Otro elemento que podría sumar a la durabilidad de estas zapatillas es la parte superior o upper. En las Kjerag se ha utilizado poliamida e hilos de Kevlar lo que hace que sean transpirables, ligeras pero también “antibalas”: resisten las rozaduras, la erosión de las rocas y el uso mucho más que otras. Por último tenemos la suela. En ella, desarrollada junto a Vibram, se ha reducido un 50% el grosor (el peso de la zapatilla es un 30% menor) pero conserva la durabilidad.
Y entonces llega la pregunta del millón: ¿toda esta tecnología te hará correr más rápido? A la mayoría de las personas no. Este modelo fue concebido para atletas que buscan ir rápido y priorizan la durabilidad, la ligereza y la estabilidad, pero sacrificando algunos detalles. Por ejemplo, la mediasuela tiene 23,5 mm de grosor en el talón y 17,5 mm en la delantera. Las Tecton X de Hoka, que llevó la medalla de plata, tienen 32 mm en el talón y 27 en la parte delantera. Estas últimas tienen más suela, es decir, más espuma, supuestamente más retorno y más protección contra las rocas. De hecho las Kjerag no tienen suela interior, apenas una delgada película que supuestamente reduce el impacto de las piedras y que separa el pie de la mediasuela.
Sin haberlas probado, no podemos decir si esta delgada membrana protege o no contra las piedras o si lo que ganamos en ligereza lo compensaremos en estabilidad, retorno de energía y menor impacto en el aterrizaje. Lo que sí sabemos es que han sido diseñadas con los consejos de Kilian Jornet para su modo de correr y su desempeño y que son un modelo para competición, no para quienes “apenas” corren 3 o más veces por semana, aunque completen 100 kilómetros, pero no se centren en la competición.
Lo que sí está claro es que en tecnología de calzado deportivo, aún nos queda mucho recorrido.
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