Una oportunidad perdida

España tiene un problema con el Wi-Fi

A pesar de su indiscutible liderazgo en el despliegue de fibra óptica a nivel europeo, un reciente estudio pone de manifiesto un cuello de botella inesperado

Símbolo de WiFi
La conexión Wi-Fi de los hogares españoles no está al nivel de la infraestructura de fibra del paísUnsplash

España es un caso paradigmático de una revolución tecnológica incompleta. En la última década, nuestro país ha protagonizado una transformación asombrosa en el ámbito de las telecomunicaciones, pasando de ser un actor secundario a un líder indiscutible en el despliegue de fibra óptica. Este avance, celebrado a nivel europeo y mundial, ha sido un motor clave para el crecimiento económico y ha posicionado a España como un destino atractivo para la inversión en sectores punteros y para la creciente comunidad de nómadas digitales. La velocidad y la escala de esta metamorfosis han sido, sin duda, dignas de admiración.

Sin embargo, como un atleta que gana una carrera de velocidad pero se desfonda en la maratón, España se enfrenta ahora a una realidad menos brillante: su infraestructura Wi-Fi doméstica se ha quedado obsoleta, lastrando el potencial de esa fibra de alta capacidad que llega a la puerta de nuestros hogares. El último informe de Ookla, la empresa detrás del popular test de velocidad Speedtest, pone de manifiesto esta preocupante paradoja: somos una potencia en fibra, pero nuestro Wi-Fi es, en gran medida, un vestigio de estándares pasados.

La generación perdida del Wi-Fi español

Los datos son claros y no dejan lugar a dudas. A finales de 2024, dos tercios de las conexiones Wi-Fi en España aún dependían de estándares como Wi-Fi 4 y Wi-Fi 5. Esto sitúa a nuestro país muy por detrás de sus vecinos europeos con menor penetración de fibra, como Francia, el Reino Unido o los países nórdicos. Esta persistencia de tecnologías Wi-Fi antiguas está actuando como un cuello de botella, limitando artificialmente el rendimiento real de las conexiones de fibra y contribuyendo a la posición relativamente baja de España en el Speedtest Global Index en cuanto a rendimiento de banda ancha fija.

Es como tener una autopista de diez carriles que desemboca en una carretera comarcal de un solo carril. La capacidad está ahí, pero la infraestructura final para distribuirla de manera eficiente a nuestros dispositivos se queda corta. Este desfase no solo afecta a la velocidad de descarga y carga que experimentamos en nuestros móviles, tablets y ordenadores, sino que también impacta en la latencia, crucial para aplicaciones en tiempo real como los videojuegos online o las videollamadas de alta calidad.

El informe de Ookla también revela una interesante disparidad entre los diferentes operadores españoles en cuanto a la adopción de estándares Wi-Fi más modernos. DIGI, por ejemplo, se destaca por ofrecer equipos con Wi-Fi 6 como estándar a toda su base de clientes. Su posición como operador relativamente nuevo, sin la carga de una infraestructura heredada masiva, le ha permitido adoptar una estrategia más ágil y moderna. Esto se traduce en un liderazgo claro en la penetración de Wi-Fi 6 en España, con casi la mitad de sus conexiones utilizando este estándar a principios de 2025.

En contraste, operadores con una trayectoria más larga en el mercado español, como Movistar y Vodafone, muestran una proporción significativamente mayor de usuarios con estándares Wi-Fi antiguos. En el caso de Movistar, la introducción de su primer router Wi-Fi 6 fue relativamente tardía, y Vodafone inicialmente lo ofreció como un servicio premium con un coste adicional. Aunque Movistar ha anunciado recientemente que todos sus nuevos clientes de fibra recibirán un router Wi-Fi 6 de serie, la inercia de una gran base de clientes con equipos obsoletos es difícil de superar rápidamente.

Esta diferencia en la estrategia de los operadores pone de manifiesto que, históricamente, la competencia en el mercado español se ha centrado más en el precio de los paquetes y los contenidos audiovisuales que en la inversión en equipos de última generación para el hogar. Esto ha llevado a una situación en la que muchos usuarios siguen utilizando routers Wi-Fi 4 o 5, a pesar de tener contratadas conexiones de fibra de alta velocidad que estos equipos simplemente no pueden aprovechar en su totalidad. Y muy pocos consumidores están dispuestos a invertir grandes cantidades de dinero en equipos de terceras marcas, amén de las dificultades que imponen algunos operadores a la hora de intentar realizar modificaciones en el equipamiento doméstico.

La penetración del Wi-Fi 6 sigue creciendo lentamente en España
La penetración del Wi-Fi 6 sigue creciendo lentamente en EspañaOokla

Más allá de los megabits: la experiencia del usuario en el mundo real

La verdadera medida del éxito de una infraestructura de banda ancha no reside solo en la velocidad máxima teórica que llega al router, sino en la experiencia real que el usuario disfruta en sus dispositivos. El informe de Ookla demuestra claramente que los hogares españoles que han adoptado equipos con Wi-Fi 6 y 7 experimentan mejoras significativas en el rendimiento. Las velocidades de descarga en Wi-Fi 6 superan en más de un 54% a las de Wi-Fi 5, y la latencia en conexiones Wi-Fi 7 mejora notablemente en comparación con los estándares anteriores.

En un mundo donde cada vez más dispositivos en nuestros hogares requieren una conexión a internet estable y de alta velocidad (desde smart TVs y consolas de videojuegos hasta asistentes virtuales integrados en todo tipo de equipos y dispositivos de domótica), un Wi-Fi obsoleto se convierte en un lastre para la productividad y el entretenimiento. No es suficiente con tener fibra óptica si la señal inalámbrica que distribuye esa conexión por nuestro hogar no está a la altura.

El informe de Ookla señala un factor clave que podría explicar la diferencia en la adopción de Wi-Fi moderno entre España y otros países europeos: la dinámica competitiva. En Francia, la entrada en el mercado de Free (Iliad) a principios de la década pasada intensificó la competencia no solo en precios, sino también en la innovación de los "internet boxes". Free marcó la pauta al integrar tecnología punta en sus routers, obligando a otros operadores a reaccionar y a considerar el hardware como un elemento diferenciador clave.

Esta "guerra" en Francia llevó a una rápida adopción de estándares Wi-Fi más modernos, ya que los operadores competían por ofrecer la mejor experiencia a sus clientes, a menudo incluyendo las actualizaciones de los equipos sin coste adicional en las tarifas estándar. La ausencia de un disruptor equivalente a Free en España hasta la llegada más tardía de DIGI podría haber contribuido a la menor urgencia por parte de los grandes operadores en modernizar sus equipos Wi-Fi.

Una infraestructura invisible que necesita atención urgente

España ha logrado una hazaña impresionante al desplegar una red de fibra óptica líder en Europa. Sin embargo, para que esta inversión masiva se traduzca en una verdadera ventaja competitiva y en una mejora tangible en la calidad de vida digital de los ciudadanos, es crucial abordar el problema del Wi-Fi obsoleto.

Es necesario un cambio de mentalidad por parte de los operadores, que deben dejar de considerar el router como un mero accesorio y empezar a verlo como un componente fundamental de la experiencia de banda ancha. Incentivar la adopción de estándares Wi-Fi más modernos, quizás a través de programas de renovación de equipos o incluyendo routers de última generación en las tarifas de fibra, debería ser una prioridad.

El ejemplo de DIGI y el reciente movimiento de Movistar son pasos en la dirección correcta, pero se necesita una estrategia más ambiciosa y coordinada a nivel nacional. España no puede permitirse ser líder en la autopista de la información para luego circular por caminos de tierra dentro de sus propios hogares. Modernizar nuestra infraestructura Wi-Fi no es solo una cuestión de velocidad, sino de garantizar que todos los ciudadanos puedan aprovechar al máximo el potencial de la era digital. Es hora de que España preste atención a esa infraestructura invisible pero esencial que es el Wi-Fi, para que su liderazgo en fibra no se quede en una promesa a medio cumplir.