Informe
Hombres solteros y menores no acompañados en centros de acogida, los que tienen mayor riesgo de adicciones
Un documento de la UE muestra la "necesidad de priorizar el acceso de los solicitantes de asilo a los servicios de salud mental y relacionados con el consumo de sustancias"
El tabaco, el alcohol y el cannabis son las sustancias más consumidas por las personas que se encuentran en los centros de acogida de la UE, seguidos de los medicamentos a base de opioides y las benzodiazepinas. Los hombres solteros son identificados como los que corren "mayor riesgo", así como los menores no acompañados y aquellos que enfrentan "largos tiempos de espera para tomar decisiones sobre sus solicitudes de asilo".
Así lo desvela el informe "Profesionales que trabajan en centros de acogida en Europa: una visión general de los desafíos relacionados con las drogas y las necesidades de apoyo", realizado por el Observatorio Europeo de las Drogas y las Toxicomanías y la Agencia de Asilo de la Unión Europea a partir de una encuesta a directivos, trabajadores sociales, psicólogos y funcionarios en la que participaron especialistas de 21 estados miembro y Noruega, y que se completó con la información de cuatro grupos focales con médicos, enfermeras, psicólogos, gerentes y coordinadores de centros, así como ONG de apoyo psicosocial, informa Servimedia.
El estudio, el primer análisis europeo que "explora" este asunto, describe el contexto del consumo de sustancias y la utilización de servicios sanitarios entre los solicitantes de protección internacional y tuvo como objetivos identificar patrones de consumo de drogas entre los peticionarios tal como los perciben los profesionales de recepción, evaluar el conocimiento del personal sobre las drogas y "aclarar las necesidades" para "gestionar mejor los problemas relacionados" con las mismas, además de aportar recomendaciones basadas en dichas necesidades.
En paralelo, también tuvo como objetivo "examinar las barreras" para implementar respuestas relacionadas con las drogas en los contextos de asilo y recepción y, entre sus conclusiones, aboga por mejorar el acceso a los servicios relacionados con las drogas para los solicitantes de asilo y "empoderar" a los trabajadores de los centros de recepción a través de capacitación en respuesta al consumo como dos de las "altas prioridades" identificadas por los propios profesionales de los centros de acogida europeos.
Con respecto a la prevalencia de consumo, el observatorio y la agencia reconocieron que "una literatura más amplia" sugiere que las tasas de prevalencia del uso de sustancias entre refugiados y migrantes "son generalmente más bajas" que entre las poblaciones de acogida aunque pueden crecer con el tiempo debido, entre otras cuestiones, a la "falta" de un sistema de "apoyo" social, la "falta de participación" en actividades "significativas" y de empleo o la "incertidumbre" relacionada con los "largos procedimientos de asilo".
El informe subraya la "necesidad de priorizar el acceso de los solicitantes de asilo a los servicios de salud mental y relacionados con el consumo de sustancias" y puntualiza que la "principal respuesta" a dicho consumo en el contexto de recepción fue la "derivación" de las personas con este problema a servicios de tratamiento "convencionales".
"Sin embargo, el personal destaca las barreras lingüísticas, las listas de espera y la falta de adaptación cultural de las intervenciones como factores que obstaculizan la accesibilidad", abunda el estudio, según el cual "más de la mitad" de los encuestados admitieron tener "conocimientos insuficientes" para abordar cuestiones relacionadas con el consumo de sustancias en el entorno de acogida y sólo el 25% se sentía "seguro de sus habilidades y competencias".
En este sentido, reivindicaron la necesidad de formación en prevención, tratamiento y reducción de daños, incluido el uso de naloxona para "revertir" las sobredosis, y denunciaron la inexistencia de una forma "estandarizada" de evaluar el uso de sustancias en los entornos de recepción. Asimismo, expresaron una "clara necesidad" de procedimientos de detección, incluido el desarrollo o adaptación de herramientas de evaluación existentes, procedimientos operativos estándar, vías de derivación y el intercambio de mejores prácticas.
El estudio encontró que el uso de sustancias entre los solicitantes de asilo "debe verse de manera integral", con los servicios de asilo y drogas "trabajando juntos" y reclama una "mayor colaboración" entre los ámbitos de las políticas de protección y salud.
Entre las "posibles medidas de acción", destaca el desarrollo de herramientas "prácticas" para ayudar a las autoridades de recepción a "responder" a cuestiones relacionadas con las drogas y presenta recomendaciones en tres áreas clave, como son el desarrollo de capacidades, el desarrollo e implementación de respuestas y la investigación y seguimiento.
Según el Observatorio Europeo de las Drogas y las Toxicomanías y la Agencia de Asilo de la Unión Europea, el "aumento" de la migración desde 2015 ha incrementado las "preocupaciones" relacionadas con el uso de sustancias en las poblaciones de inmigrantes y ha "puesto de relieve" la necesidad de desarrollar "respuestas adecuadas" en los países de acogida y de "reducir las desigualdades en salud relacionadas con la situación migratoria".
"Todavía hay datos y conocimientos limitados sobre las circunstancias y necesidades de una subpoblación específica de inmigrantes que consumen drogas, concretamente los refugiados y los solicitantes de protección internacional", sentencia el informe.
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