Relaciones laborales
Evita estas expresiones que repites a menudo y que menoscaban tu credibilidad profesional
Si proyectamos inseguridad, a pesar de estar convencidos de lo que estamos diciendo, conseguiremos que no se nos tome en serio
Solemos preocupamos mucho por lo que decimos, pero solemos pasar por alto cómo decimos lo que decimos. Y, sin embargo, las expresiones que utilizamos pueden llegar a ser tan importantes para nuestra vida, como lo es el contenido de nuestras palabras. Nuestro lenguaje puede proyectar confianza o inseguridad, autoridad o incertidumbre, competencia o incompetencia, etc. Y si no sabemos cómo manejarlo, puede resultar muy pernicioso para nuestra vida personal y profesional.
Hoy nos vamos a centrar en nuestro lenguaje en el entorno profesional y en cómo podemos proyectar competencia y seguridad, para que nuestros compañeros, así como nuestros jefes y nuestros subalternos nos tomen en serio. Esto no significa, en absoluto, que debamos fingir seguridad. A veces, nuestra inseguridad es puro sentido común. Al ser abiertos y honestos sobre aquellos aspectos de nuestras responsabilidades que nos generan dudas, podemos fortalecernos.
Ahora bien, si se da el caso contrario y proyectamos una sensación de inseguridad, a pesar de estar convencidos de nuestras ideas, entonces nuestros colegas pueden dejar de tomarnos en serio o, incluso, empezar a ser ignorados cada vez con más frecuencia. Lo que puede derivar en relaciones profesionales desequilibradas, así como incomodidad y resentimiento. Para evitar esta situación, los hermanos Kathy y Ross Petras, coprotagonistas del podcast “You’re Saying it Wrong” (“Lo estás diciendo mal”), publicaron en la CNBC una guía con las frases que más suele utilizar la gente y que denota este tipo de inseguridad que juega en contra de nuestra credibilidad, y que deberíamos evitar a toda costa:
Perdón
No es un problema decir “perdón” cuando realmente quieres pedir perdón, pero no hay motivo para decir “perdón” si no estás pidiendo perdón por nada. Si lo que necesitas es simplemente una palabra que haga llamar la atención de alguien, es mejor opción utilizar “disculpe”. Puede parecer una diferencia mejor, pero la segunda opción suena más corta, más rápida y menos auto despreciativa, según Ross y Kathy Patras.
¿Tiene sentido?
Usar frases como esta al final de una exposición indica que estamos buscando la validación de nuestro interlocutor. Manifiesta que preferimos distribuir la responsabilidad de la decisión, ya que no estamos seguros de nuestras palabras. Es un añadido que usamos para llenar el espacio, aunque no tenga significado aparente... pero, en realidad, implica mucho. Para evitarlo, los hermanos Petras sugieren una alternativa: “¿Qué opinas?”. Esta frase no es una coletilla... es una pregunta directa.
En mi opinión
Según Kathy y Ross, esta expresión es una introducción innecesaria que te hace parecer débil. Tu interlocutor sabe que es tu opinión porque la está escuchando de tu boca... por eso es mejor ir al grano. En general, podemos decir que los preámbulos proyectan inseguridad.
No hace falta decir
Si no quieres dar por sentado lo que ya se sabe, dilo tantas veces como sea necesario... y si no hace falta decirlo, no lo digas. Kathy y Ross Petras alertan de que muchas personas utilizan frases o palabras que creen que les hace parecer más inteligentes, pero la realidad es que no solo no consiguen su objetivo, sino que consiguen precisamente lo contrario.
[[H3:Solo quería…]]
El problema de utilizar la palabra “solo” de esta manera, hace que suene casi como una disculpa. Y sobre todo en un contexto profesional, donde si molestas a alguien es porque tienes que molestarle. No te disculpes por ello.
Quizás deberíamos probar...
“O crees en lo que dices, o no”, explicaban Ross y Kathy Petras. Es muy común introducir esta frase al comienzo de una oración para buscar la aprobación de otros. Sin embargo, al hacerlo, creamos la predisposición a que otros digan automáticamente que no, o invitamos a que maticen nuestra idea. Así que, cuando sugieras algo, hazlo porque has pensado sobre ello lo suficiente y porque crees que es una buena idea. Si quieres acompañarlo de otra fórmula menos dañina, es mejor usar algo como “sería una buena idea” o “probemos”.
Creo que esto
Puede parecer una diferencia menor, pero decir “YO creo” en vez de “creo”, te hace responsable de tus pensamientos.... transmite seguridad y hace que el resto se lo piense dos veces antes de llevarte la contraria.
No estoy seguro, pero
Nunca utilices a la ligera una fórmula como esta. Y no compartas una idea de la que estás seguro, acompañándola de palabras que te hacen parecer inseguro. Este consejo también aplica para otras frases como “sé que puede parecer una pregunta estúpida, pero...”. Si eres de esos que suelen recurrir a expresiones como esta, Ross y Kathy Patras tienen un consejo para ti: “no te menosprecies, nunca”.
Por si sirve de algo
Esta frase nos coloca automáticamente en una posición de sumisión... como si nos diese miedo abrir la boca. ¡Di lo que tengas que decir!. Utilizar frases como esta denota un estado de total perplejidad y de una falta de control absoluta, ... como si fuésemos un conejillo asustado ante los faros de un coche.
Se hizo esto
No se hizo... lo hiciste tú... ¡haz que se sepa! Utilizar la voz pasiva te quita un mérito que te corresponde y que no debe pasarse por alto. Si quieres que te valoren es esencial que tus interlocutores conozcan porqué es útil tenerte a su lado.
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