Los 6 hospitalizados por el accidente de autobús en Covadonga siguen estables

Los seis heridos en el accidente de autobús de este lunes en los Lagos de Covadonga que este miércoles siguen hospitalizados continúan estables. Dos de los heridos siguen ingresados en el Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA), en Oviedo, y otros cuatro continúan su recuperación en el Hospital de Arriondas, donde fue dado de alta este martes otro de los pasajeros, ha informado este miércoles el medio local "La Voz de Asturias".

Poco antes de las 12 del mediodía del lunes en el kilómetro 8 de la carretera CO-4 que une el municipio de Covadonga y los Lagos de Covadonga, a sólo 2 kilómetros de su destino, el bus se despeñó ladera abajo dando dos vueltas de campana y cayendo sobre un costado con 48 pasajeros y el conductor en su interior. El accidente provocó 6 heridos graves, entre ellos el autobusero, 6 heridos de menor consideración y 37 heridos leves, entre ellos los 10 niños de entre 8 meses y 13 años que viajaban en este autobús para pasar el día en esta bonita y turística zona de la vertiente asturiana de los Picos de Europa.

Mientras continúan las investigaciones para esclarecer las causas del accidente, las primeras hipótesis apuntan que el autobús siniestrado se cruzó con otro bus, frenó, se movió para dejarlo pasar, se salió ligeramente de la calzada, perdió la estabilidad y volcó a la derecha dando dos vueltas de campana y cayendo sobre un costado.

Tras finalizar el primer Consejo de Gobierno de esta legislatura, el presidente de Asturias, Adrián Barbón del PSOE, ha asegurado este miércoles que el tren cremallera de Covadonga a los Lagos no está totalmente descartado, aunque ha admitido que la Ley de Parques Nacionales hace que sea “muy complicado” que salga adelante este proyecto, que se puso sobre la mesa hace dos décadas como alternativa al transporte en buses y taxis por esta carreta de 5 metros y 35 centímetros de anchura media. Barbón ha anunciado que este jueves se reunirá el comité de seguimiento del plan de transporte de los Lagos para buscar soluciones que reduzcan el peligro en esta vía, entre ellas habilitar espacios más amplios que facilite el cruce de autobuses.

Poco después del accidente, el presidente de Asturias aseguró el lunes que "podía haber sido una auténtica tragedia y no fue así": "Hay personas que creen en los milagros. Otras no. Pero en mi opinión, hoy La Santina obró uno inmenso", sostuvo Barbón. Uno de los agentes de la Guardia Civil desplazados al lugar confesaba con alivio al diario local El Comercio que el autobús "cayó en el sitio menos malo de toda la carretera".

"Por la orografía las primeras informaciones apuntaban a que podía haber sido un accidente mucho más grave", indicó Alberto Aguilera, teniente coronel de la Guardia Civil y jefe de Operaciones de la Comandancia, sobre esta carretera con muchas curvas en la que en pocos tramos se puede superar los 40 kilómetros por hora. Para que no se lamentasen víctimas mortales fue clave que en el momento del accidente la mayoría de los pasajeros llevaba puesto el cinturón de seguridad, obligatorio también en los trayectos en autobús, que evitó que saliesen disparados mientras el bus daba vueltas de campana. Los viajeros que sufrieron las lesiones más graves no llevaban abrochado el cinturón.

El teniente coronel de la Guardia Civil explicó que se movilizó a la unidad de montaña "por si hubiera que hacer un rescate en condiciones difíciles y el helicóptero". Los helicópteros de los servicios de emergencias fueron vitales para localizar rápidamente la zona del accidente y evacuar a los heridos de mayor gravedad al Hospital Universitario Central de Asturias, en Oviedo, y al Hospital de Arriondas.

El taxista Antonio Cuesta circulaba por la misma carretera y fue uno de los conductores que se acercó para ayudar a los heridos en los primeros momentos después del siniestro. "La gente gritaba como loca, había mucha impotencia por no saber lo que había ocurrido", relató Cuesta a El Comercio. El taxista estuvo atendiendo "durante una hora" al conductor del autobús, B., a quién conocía. Cuesta aseguró que este empleado de la compañía ALSA "fue quién se llevó la peor parte".

Pese a ello, el conductor se mostró muy preocupado por sus 48 pasajeros: "Me decía que cómo estaba la gente y yo le respondía que tranquilo, tranquilo, que había sido un susto". Ante las peticiones del conductor del bus al taxista para que le sacase del vehículo, Cuesta sabía que no debía moverlo hasta que llegasen los servicios de emergencias: "Me decía 'Toni, ayúdame, sácame de aquí'. Pero yo le respondía que no lo podía mover".

El autobús, con una antigüedad de nueve años y cuatro meses y equipado con cinturones de seguridad, había pasado la ITV y una revisión interna recientemente. El conductor B., un profesional con 21 años de experiencia que habitualmente hace este trayecto, había hecho su descanso reglamentario los días 25 y 26 de julio, aseguró ALSA (Automóviles Luarca Sociedad Anónima). Después del siniestro, muchos usuarios de las redes sociales contaron sus experiencias subiendo a los Lagos de Covadonga en autobuses de ALSA. Algunos de ellos aseguraron que los conductores van demasiado rápido por esta complicada carretera.

Ante las críticas, la compañía ALSA emitió el lunes un comunicado en el que afirma que ha sido la primera vez que sufre un accidente en los 18 años que lleva operando la ruta desde el municipio de Covadonga a los Lagos de Covadonga: "ALSA lleva operando el servicio Lagos-Covadonga desde hace 18 años, haciendo trasladado a 2,5 millones de viajeros, siendo la primera vez que sufre un accidente de estas características". El autobús tenía toda la documentación en regla.

La Guardia Civil también están investigando el estado de la carretera. "Los expertos realizan un montón de análisis, fotografías y recaban todos los indicios para llegar a la conclusión de cuál ha sido el motivo del accidente", apuntó Aguilera, que insistió en que todavía no se puede confirmar ninguna hipótesis. La Benemérita informó que se está a la espera de los resultados de un análisis de sangre del conductor, algo que se hace por protocolo.

La montaña de los Lagos de Covadonga se convirtió este lunes en un trasiego de ambulancias, UVIs móviles, personal sanitario subiendo y bajando con escolta de la Guardia Civil, facultativos decidiendo sobre la marcha a quienes urgía trasladar antes al hospital y helicópteros transportando a los heridos más graves. Taxistas como Antonio Cuesta ofrecieron sus asientos para desalojar a quien autorizaran los sanitarios, pastores acudieron a preguntar si podían ayudar en cualquier tarea y hosteleros de la zona pusieron sus negocios al servicio de las víctimas. Los vecinos de la zona de Covadonga pusieron su granito de arena para que este accidente terminase en "milagro", como el presidente de Asturias y muchos otros en la región califican este accidente mientras se recuperan los seis heridos que continúan hospitalizados.