Las reacciones
El Opus Dei destaca la capacidad de Benedicto XVI de escuchar opiniones distintas a las suyas
Su prelado ensalza la figura del Papa emérito: “fue un humilde trabajador de la viña del señor”
El prelado del Opus Dei, Fernando Ocáriz, ha destacado que Benedicto XVI, fallecido este sábado 31 de diciembre, fue un “humilde trabajador de la viña del Señor” y ha valorado su gran capacidad de escucha ante las opiniones que fueran “distintas a las suyas”.
“Edificaba percibir la gran consideración que le merecían las opiniones de los demás, aunque en ocasiones fueran distintas a las suyas. Se le podían exponer con toda tranquilidad pareceres contrarios y no se molestaba, a pesar de que vinieran de un interlocutor de menor edad, preparación o experiencia. Lo que realmente le importaba era la verdad”, ha asegurado Mons.
Ócariz, que colaboró con el entonces cardenal Joseph Ratzinger cuando, en 1986, fue nombrado consultor de la Congregación para la Doctrina de la Fe, ha destacado el “gran patrimonio espiritual y doctrinal” formado por las encíclicas ‘Deus caritas est’, ‘Spe salvi’ y ‘Caritas in veritate, además de abundantes exhortaciones apostólicas y homilías que dejó en sus “casi ocho años de pontificado.
“Es enormemente rico el magisterio realizado a través de las audiencias de los miércoles, como el referido a la Iglesia, a los Apóstoles y a los Padres de la Iglesia, o el ciclo de audiencias sobre la oración, que constituye un tratado de gran belleza y profundidad sobre el diálogo con Dios”, ha valorado.
Del mismo modo, ha señalado que Benedicto XVI condujo la barca de la Iglesia por el mar de la historia “con los ojos puestos en Jesucristo, en los días de sol y de brisa suave, días en los que la pesca ha sido abundante y momentos en los que las aguas se agitaban, el viento era contrario, y el Señor parecía dormir”.
La última lección del pontífice alemán fue, a su juicio, “la discreción y sobriedad con que ha vivido desde 2013, en actitud de oración”.
También ha revelado que en varias ocasiones, Benedicto XVI “presentó su renuncia a san Juan Pablo II, para que lo sustituyera por otra persona más joven y con más vitalidad física”.
“Ante la petición del Papa de que siguiera en el cargo, el cardenal Ratzinger no dudó. Al poco de ser elegido para la sede de Pedro, contó que cuando falleció san Juan Pablo II pensó que ya podría retirarse a su Alemania natal para dedicarse a la oración y al estudio.Pero el Señor tenía otros planes”, ha recordado el prelado del Opus Dei, informa Ep.
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