Entrevista

Walter Riso: “Hay personas peligrosísimas que se te meten en la cabeza como un troyano“

El psicólogo autor de “El coraje de ser como eres, aunque no gustes” asegura que si “siempre tropiezas con la misma piedra, hay que pararse y entender que quizá es que uno no se conoce bien” y que si hay personas con “superioridad moral” es porque alguien se situó por debajo

El catedrático de psicología, Walter Riso
El catedrático de psicología, Walter RisoAntonio Navarro Wijkmark

En más de 40.000 horas de consulta, el catedrático de psicología, Walter Riso descubrió que la mayoría de pacientes que fueron dados de alta se habían quitado el patrón de ser considerado “oveja negra, patito feo o bicho raro” adoptando la conducta del “qué piensen lo que quieran”. Dice que lo importante es “no perderse en la multitud, ni ser parte de la tribu y disolverse”. En El coraje de ser quien eres, aunque no guste (Planeta/Zenit) defiende el “derecho a ser inconformista, el me cuido y te cuido” mediante “la desobediencia responsable”. Asegura que esto no significa ser “individualista”, ni “egoísta”, sino mirar por la autonomía de uno mismo.

- Escribe “El coraje de ser quién eres, aunque no gustes”. ¿A pesar del riesgo de quedarse solo?

Es imposible que no le gustes a nadie, serías un caso único. Cuando uno empieza a estudiar esto, va descubriendo que mucha de la gente con la que uno está relacionado son personas que no le vienen bien a tu vida o que no te aceptan. Nosotros usamos muchas máscaras, andamos con un baúl lleno de máscaras invisibles que nos vamos poniendo y, cuando ya no tienes esas máscaras o reivindicas tus derechos ante una persona aprovechada, ya no le vas a gustar. Prefiero tener dos o tres personas y no cincuenta de las cuales no me dejan ser como yo soy. Cuando uno comienza esta andadura descubre que andar solo, a veces, es buenísimo.

- ¿Cómo sabe uno que se ha olvidado de sí mismo? ¿Y si no lo sabe?

Si no lo sabes, y no sabes que existe el concepto, te puedes quedar toda la vida ahí. A no ser que ocurran dos cosas: o te acercas a información por medio de un curso que te dice: “Ojo, usted existe” y la otra es mediante una situación límite. En la adversidad compleja uno descubre que sus valores a veces no están orientados adecuadamente, o que no trabajas en función de tus valores. Lo que pasó con la Covid, yo lo escribí en un libro -Más fuerte que la adversidad-, es cuando descubres que eras de otra manera. Unos piensan que es cobardes y descubre que no sabían que eran capaces de hacer determinadas cosas. Cuando empiezas a descubrirte, hay una luz que aparece y te das cuenta de que ese eres tú. Hay que abrir la primera rendijita, experimentar: seamos atrevidos. Por ejemplo, raparse el pelo y aullar bajo la luna; hacer locuras simpáticas. Pero, cuando te va muy mal en la vida, cuando siempre tropiezas con la misma piedra, hay que pararse y entender que quizá es que no te conoces bien. A todos nos educaron con la idea de que la gente es más importante que uno, pero no, cada uno es igual de importante que el resto de la gente. Mientras no violes los derechos de nadie, perfecto. Para mí la carta de navegación es la carta de los derechos humanos, ser coherente.

- ¿Es muy difícil bajar al sótano de uno mismo?

No es difícil, es muy fácil, ese es el problema que tenemos. Una persona que no tenga buena autoestima y empiece a autocastigarse permanentemente, no quererse a sí mismo... Desde chiquito nos pueden colgar un cartel y si tienes una creencia de ello, el cerebro va a tender a mantenerla. Ahí tu organismo empieza a deprimirse, empieza a pensar negativamente, y a tocar el fondo: llegar al sótano es la depresión. Hay mucha gente deprimida. La depresión ocurre cuando uno está ante situaciones de pérdida y de desamor y, entonces, es muy fácil caer al sótano. Uno puede ofrecer resistencia para no caer, pero no como se está manejando ahora, creo yo. Están mostrando un mundo que no es real, eso de “el mundo es maravilloso” y demás. Entonces conduce a un pensamiento que no es real.

- ¿Y qué propone?

La cura no es autoengañarse, la cura es ver las cosas como son y que muchas veces hay un sufrimiento útil. Pero tú no te vas a salvar autoengañándote para no caer al sótano y taparlo todo con un antiojeras. No. Hay que saber enfrentar las cosas, ser audaz, descubrir, andar. Es fácil caerse cuando se tiene tanto consumismo, cuando buscas tanto un “like” o te pasas el día metido en Internet; porque te olvidas de tu propio ser en muchos sentidos. Entonces te olvidas de tu propio ser y se lo entregas a los demás. Es entonces cuando los demás son los que te validan, no tú; y es ahí donde se pierde el control de uno mismo.

Por ello, en el libro muestro muchos ejemplos que se pueden trabajar para que las personas tomen conciencia de la autobiografía de uno mismo, que para mí es lo más importante. Justo habla de eso: del aquí y ahora. Pero el pasado es súper importante, porque te ubica cómo evolucionas, de dónde venís y hacia dónde vas, quienes eran tus antepasados...

- Habla de los antepasados y el “fracaso compartido” con ellos...

Sí, yo lo he aprendido cuando he trabajado con etnias, indígenas o inclusive los mismos napolitanos, y entre ellos se lo dicen. Es como si te dijeras en un momento determinado: “Yo no puedo fracasar porque no me van a dejar fracasar mis antepasados porque, si yo fracaso, habrán fracasado ellos. Ellos han hecho todo lo posible para que yo estuviera frente a vos hablando de todo esto. Y yo merezco respeto y sé que me van a ayudar. Es una actitud simbólica que se toma ante las cosas. Cuando ves a los indios americanos y sus tradiciones, ves lo importante que es para ellos. Nosotros hemos perdido eso, y hay costumbres que hemos arrastrado de nuestras familias, que algunas son extraordinarias y otras son horribles. Los antepasados son de donde tú vienes y ese pasado no lo puedes perder. ¿Qué pasa con mi historia personal? Por eso hay que tomarlo dentro de determinadas corrientes psicológicas el hecho de que cada uno de nosotros somos un pasado andando en el presente.

- ¿Qué hacemos con los dioses de barro, los que van con la superioridad moral?

Hay muchas personas que tienen esa actitud en nuestras vidas, nos rodean, son modelos de autoridad que se creen más que tú. Nosotros, como nos educan que hay referentes, podemos toparnos con seres arrogantes, y cuando una persona lo es tiene un sentido de grandiosidad y narcisismo. Pero una cosa es venerar y otra admirar. Tú, en la veneración te corrompes, imitas, porque terminas pensando como el otro y no se te deja pensar por ti mismo. En cambio, desde el lado de la admiración dices: tienes atributos que me encantan, los voy a tomar, pero le pondré mi sello personal. ¿Qué hacemos con esas personas que señalan en todo? Yo puse ahí un ejemplo: la vecina que señala a la otra por cómo es su hijo. Me pareció una locura, yo le recomendé que le dijera a la vecina que ella sentía a Satanás. Y ya no le molestó más. Esas personas son peligrosísimas porque se te meten en la cabeza como un troyano, como un virus. Son personas tóxicas. Hay ejemplos muy simples: cuando estás tomando un vino y te viene a hablar uno de que la uva esa no es buena, y que entonces no es el mejor vino... Y ya no sabes si tomarlo o no. Me da igual, yo quiero tomar el vino. Esas personas que están por encima, lo están porque alguien se situó por debajo.

- ¿Por qué nos situamos por debajo?

Por condicionamiento, porque tú te sientes inferior, porque te han enseñado que, cuando estás frente a un referente de estos tú eres menos en cuanto tu valía personal y es algo que es impresionante. No es que seas menos solo en eso, lo generalizamos. Es como el león que se quedó con un pequinés cuando era chiquito y lo veía a cien metros y se moría del susto. Estaba condicionado: esto también lo ese. En el colegio te hablaban de que había que respetar a la autoridad, hablo de las relaciones interpersonales y figuras de autoridad psicológico.

- ¿Y si la figura de autoridad es un familiar?

Ahí hablo yo de la rebeldía bien entendida. Si lo que tus padres dicen corresponde a una autoridad democrática, y ahí lo explico: escúchalo; pero finalmente tienes que tomar tu decisión y si no les gusta pues qué le vamos a hacer. Pero si es un modelo de autoridad autoritario... Creo que a veces uno no solo se debe separar de su pareja sino también de la familia. Yo siempre digo que la genética no obliga a ambos. Si alguien viola tus derechos y no te deja ser, no debes estar ahí.

- ¿Y cómo se elimina ese sentimiento de culpa por no ser lo que esperan de uno?

Porque también te manipulan con la culpa, porque es un método de control. Lo ideal es separar la culpa de la responsabilidad. Si voy por la calle y veo que pasa un balón y luego un niño, y golpeo al niño con el carro... yo me siento responsable. Le subo al carro, me hago cargo de él, le llevo al hospital, sufro, pero no sufro por la culpa, porque la culpa es dolo. Cuando haces algo con mala intención, la culpa está justificada. Siempre que actúes con la intención de lastimar a alguien la culpa tiene una función reparatoria pero la responsabilidad ocurre cuando no tienes dolo. Si le dijiste algo a tu papá y le dio úlcera: ¿tu intención era que le diera la úlcera? No. ¿Él tenía el derecho de que hicieras lo que él quería? No. Hay que ser valiente. Todo el libro apunta a que descubra cada uno su individualidad y libere su personalidad, que sea lo que quieres ser –siempre que no viole los derechos de los demás-.

- Dice que, los que intentan conseguir algo, al no lograrlo, empiezan a dudar de si realmente lo querían...

Sí, sí. Es una cadena porque, cuando buscas algo que no puedes alcanzar aparece la emoción horrible de la frustración y, un mecanismo de defensa, a veces, es el de convencernos de que no era tan importante y te dices a ti mismo: perdí el tiempo, cuando, realmente, uno debería decir: no fui capaz, o perdí. Aprender a perder habría que enseñarlo en los colegios, materias correlativas. Eso de que puedes lograr todo lo que quieras si te empeñas, esa parte de literatura no la puedo aceptar porque es mentira, porque tú tienes que aprender a perder y a manejar la frustración. ¿Qué vas a aprender ahí? Que lo que elegiste, lo elegiste mal. Cuando no se conoce, uno puede explorar otras cosas, pero exploro con beneficio de inventario, sin esperar eso de llegué a la cima. Uno aprende con ensayo éxito, ensayo-error.

- ¿Cuál es la faceta humana que más nos destruye?

La faceta que nos hace humanos son muchas, creo que el humor es una, entender que somos rebeldes por naturaleza.

La que nos destruye... El conformismo hay que definirlo bien: es el cambio de tu mentalidad para adaptarte a una norma o un grupo en los cuales no crees; el me conformo con eso porque, si no, el costo es que no me van a querer. Es una mentira, una corrupción psicológica. El miedo también corrompe porque uno por miedo hace cualquier cosa. Piensa en el amor y la barbaridad que hace la gente por miedo a que me dejen, por miedo a quedar mal. Yo diría que la faceta más importante es el autogobierno y la autonomía. Cuando soy autónomo soy independiente. Uno podría dar más cosas, pero si parto de mi libro diría que la obediencia ciega es uno de los factores más terribles que hay. En nombre de la obediencia se han hecho muchas cosas. El mundo se creó con un acto de desobediencia, pero se va a acabar por un acto de obediencia que es apretar un botón. No nos enseñan a ser desobedientes. Si estás muerto de miedo y tiendes a ser conformista, eres un muerto viviente, un robot vestido a la moda.

- ¿Ahora hay muchos robots vestidos a la moda?

Muchos. Cada vez se va más ese amasijo histérico de gente que no está consciente, si no que va con el piloto autonómico. Cuando uno pone una atención consciente aparece el pensamiento crítico, que te guía, pero no te lleva a la imitación de otras personas y te inmuniza contra “fake news” y la “post verdad”. Y sí, está lleno de robots a la moda. Es más un valgo por lo que tengo y no por lo que soy, y eso son los robots, porque no te dejan pensar.

- ¿Cómo se sale del sentimiento de esclavitud?

Lo que se opone a la esclavitud es la dignidad personal. Y tú eres digna cuando entiendes que no te pueden cosificar ni instrumentalizar, que no eres un medio para llegar a un fin, cuando ves que te están utilizando al costo que sea. Me echan, pues que me echen. Y si no eres una cosa, es porque eres un sujeto, lo significa que eres un interlocutor válido para mí, porque tienes algo importante para decir. Cuando notas que no interesa lo que dices y no te tratan como un sujeto, porque no les importas: empaca y vete. Cuando pasen esas cosas hay que estar atento. Cuando soltaban a los esclavos, tras la guerra de secesión, muchos no se querían ir: uno se acostumbra a someterse. Entonces, la asertividad, la capacidad de defender tus derechos es clave para no hacerlo. Después hay una esclavitud que es sutil, la de perteneces a un grupo y en ese grupo no te dejan pensar: no participas, perteneces. Pero el espíritu nunca debe doblegarse.

- ¿Cuando alguien no sabe cuál es su propósito en la vida, ha perdido su yo?

No, es porque no lo está buscando. Te vas a morir, y seguirás buscándolo. Buscar es el mismo propósito. Cuando estés en lo que crees que es ese propósito, seguirás buscando otro. Si me preguntaran cuál es el mío, respondería con un “no sé”, y me da igual lo que me digan. El “no sé” es libertador.

- ¿Cómo se consigue que el ego de otro no te aplaste?

El otro te aplasta porque tú estás por debajo pero el otro está ahí, con su ego. Y tú, porque te educaron de una manera o porque lo amas, o porque la estructura de la vida les pone dentro de una empresa... Entonces, cuando te quieres a ti misma y te sientes una persona digna y tienes autorrespeto, tienes claro que hay cosas que no vas a negociar, nadie te mueve y tienes claro para donde ir y venir. Por eso, si viene una persona con un ego alto, a mí me causa gracia, no me ofende. No hay un yo que lo atrape, habrá a quien sí. Hay quien mira el ego y está pendiente del ego. EL narcisista no quiere que lo amen, quiere fans. El narcisista, y es su punto débil, no soporta que no les presten atención: se mueren. Son los que más necesidad de aprobación tienen. Si un narcisista lee este libro no dejará de serlo, me va a odiar porque no es capaz de hacer nada de lo que digo aquí.