Expectación

Inicio en el Vaticano del juicio contra el cardenal Becciu

Supuesta implicación en un caso de malversación de fondos

Imagen de archivo donde aparecen Trinidad Jiménez y Ramón Jáuregui, junto al cardenal Bertone (centro), el nuncio (izquierda) y Monseñor Becciu (derecha)
Imagen de archivo donde aparecen Trinidad Jiménez y Ramón Jáuregui, junto al cardenal Bertone (centro), el nuncio (izquierda) y Monseñor Becciu (derecha)larazon

El cardenal Angelo Becciu, antiguo alto cargo de la Secretaría de Estado vaticana, se sentará en el banquillo de los acusados hoy y constituirá la primera vez que la justicia vaticana encausa a un miembro del colegio cardenalicio, el órgano representante de la alta jerarquía eclesiástica.

Becciu, destituido el pasado mes de septiembre de su cargo como prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos y despojado de sus derechos relacionados con el Cardenalato por su supuesta implicación en un caso de malversación de fondos, continúa viviendo en un apartamento del edificio de la Congregación para la Doctrina de la Fe, dentro del Vaticano.

Los jueces del Vaticano lo procesarán junto a otras nueve personas también imputadas por distintos delitos relacionados con la compraventa opaca de un edificio de lujo en el corazón de Londres que, según las investigaciones, dejaron un agujero de casi 400 millones de euros en las arcas del pequeño Estado.

Entre las personas que irán a juicio está el broker Gianluigi Torzi, a quien el Vaticano acusa de haberle engañado en la compraventa del inmueble y que consiguió 15 millones de euros por devolver el edificio a sus legítimos propietarios; René Brülhart, ex presidente de la AIF, Autoridad de Supervisión Financiera de la Santa Sede, a quien la fiscalía acusa de abuso de funciones; o monseñor Mauro Carlino, antiguo secretario del sustituto de la Secretaría de Estado, acusado de extorsión y abuso de funciones.

Asimismo, será procesado Enrico Crasso, quien habría gestionado las inversiones de la Secretaría de Estado durante décadas, acusado de malversación, corrupción, extorsión, blanqueo de capitales, estafa, abuso de funciones y falsificación de documentos públicos; Tommaso Di Ruzza, antiguo director de la AIF, al que la fiscalía acusa de malversación, abuso de funciones y violación del secreto de oficio; o Raffaele Mincione, el broker que hizo que la Secretaría de Estado suscribiera importantes acciones del fondo que poseía.