Trasplantes
Vivir con un corazón procedente de un donante con glioblastoma
El uso de órganos procedentes de donantes de riesgo no estándar amplía la posibilidad de más trasplantes en nuestro país
Convertidos en un auténtico referente mundial en materia de donación y trasplante de órganos, nuestro país se enfrenta, sin embargo, a arduos retos pendientes de atajar. Uno de ellos es la necesidad de aumentar el número de donantes, ya que, aunque batimos récords año tras año, la demanda de pacientes necesitados de órganos sanos sigue siendo superior a la tasa ofrecida.
Ante esta tesitura, la Organización Nacional de Trasplantes (ONT) se encuentra en una búsqueda continua de estrategias de mejora, tal y como se puso de manifiesto durante la XIX Reunión Nacional de Coordinadores de Trasplantes y profesionales de la comunicación celebrada en Toledo la pasada semana. «Esa búsqueda de estrategias se traduce en la innovación que permite aumentar el potencial de donantes. Lo ideal sería tener perfiles perfectos, es decir, que tuvieran órganos funcionales, con una edad joven, sin patologías previas..., pero la realidad es que no existen órganos para todos, de ahí la necesidad de que se abran nuevos perfiles de donantes», aseguró Beatriz Domínguez-Gil, directora de la ONT, quien hizo hincapié en que «lo importante es que estas nuevas vías se están normalizando en nuestro país de forma protocolizada y con evidencia científica, lo que garantiza la seguridad y la calidad del proceso».
Las nuevas vías a las que alude la directora de la ONT son una reciente realidad que está cambiando el paradigma de la donación en nuestro país «gracias a la flexibilización de los criterios de aceptación de órganos que nunca hubiéramos pensado que podrían ser válidos y que entran dentro del Programa de Donante de Riesgo No Estándar», explicó Beatriz Mahíllo, médico adjunto de la ONT.
Las posibilidades se multiplican cuando se abre el abanico de donantes, pero entran en juego posibles riesgos como la transmisión de enfermedades al receptor. En este escenario, Mahíllo insistió en que «el riesgo cero no existe, pero sí contamos con las herramientas para garantizar que el beneficio es superior a los hipotéticos daños».
Cuatro tipos
En concreto, la ONT ha establecido cuatro tipos de donante de riesgo no estándar: con infecciones (ya sean del sistema nervioso central, virus de la hepatitis C, covid o bacteriemia); con antecedente de neoplasia (principalmente del sistema nervioso central, próstata y renal); con intoxicación (cocaína y metanol son las más frecuentes) u otros, donde caben enfermedades de baja prevalencia, como la ELA o la esclerosis múltiple. En todos estos casos, el seguimiento de los receptores resulta más estricto y el tiempo de vigilancia dependerá de la patología que tuviera el donante. «Gracias a este procedimiento, en el periodo que va entre 2013 y 2022 hemos superado los 400 donantes de riesgo no estándar, lo que equivale al 10,6% del total de donaciones de esos años», concretó Mahíllo. Una cifra que va en aumento y que pone de relieve la importancia y el potencial de esta alternativa.
Un corazón para Manuel
La donación de órganos procedentes de personas con infecciones lidera el ranking de los donantes de riesgo no estándar (con el 35,1% del total), seguido de las neoplasias, que ya suponen el 28,1% de los trasplantes de este tipo. Aunque, a priori, recibir el órgano de una persona que fallece con un cáncer puede asustar al receptor, lo cierto es que la evidencia científica confirma que puede realizarse con las máximas garantías de seguridad. «Queremos buscar donantes donde pensábamos que no había y los pacientes con neoplasia en el sistema nervioso central son una opción a tener en cuenta que resulta prometedora, pues hay 3.251 fallecimientos al año en nuestro país por esta causa y suelen ser personas jóvenes sin patologías de base, lo que es una oportunidad para la donación», reconoció Mario Royo-Villanova, coordinador de trasplantes del Hospital Universitario Virgen de la Arrixaca de Murcia, centro que inició con éxito la donación de órganos de pacientes fallecidos por glioblastoma de alto grado, un tumor del sistema nervioso central muy agresivo, pero que suele estar muy localizado y presenta bajas tasas de metástasis, y que la ONT ya trabaja en protocolizar.
Gracias a la iniciativa que partió de la experiencia personal de un oncólogo radioterápico de La Arrixaca, Juan Antonio Encarnación, ahora son muchos los españoles que viven gracias a un órgano procedente de un donante con glioblastoma. En concreto, ya han realizado 111 trasplante y todavía no se ha descrito ninguna trasmisión de la neoplasia del donante, como el corazón que hoy en día late en el interior de Manuel Ondoño Moreno, paciente que no tenía alternativa de vida tras sufrir una parada cardiaca. «Cuando nos llamaron para decirnos que había un corazón compatible, pero que procedía de un donante con glioblastoma, ni nos lo pensamos. Y dos años después aquí estoy. Solo puedo dar las gracias a todas las personas que lo hacen posible», confesó emocionado Manuel.