Salud bucal
La salud cardiovascular y digestiva empieza por la boca
Solo la periodontitis incrementa por dos el riesgo de ictus y de enfermedad coronaria
Sigue siendo bastante frecuente restar importancia a la salud bucodental, más allá de la estética. Sin embargo, lo que pasa en las encías no se queda ahí.
«La mala salud bucodental puede provocar una serie de enfermedades y complicaciones sistémicas. La periodontitis, una inflamación crónica de las encías, puede llevar a la pérdida de dientes y daño en los tejidos de soporte y aumentar el riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares, diabetes, artritis reumatoide y complicaciones durante el embarazo», precisa Eva Lago, odontóloga del Centro Médico Quirónsalud Toledo. Pero la mala salud bucodental «también puede manifestarse con caries, gingivitis y otras infecciones bucales», añade.
Una inflamación crónica como es la periodontitis «incrementa por dos el riesgo de enfermedad coronaria (infarto de miocardio y angina), de ictus y de enfermedad arterial periférica (claudicación intermitente)», detalla el Dr. Ignacio Ferreira, especialista en Cardiología clínica del Hospital Universitario Dexeus, en Barcelona.
El motivo es que conlleva, según Ferreira, «un estado inflamatorio crónico que produce una agresión en la pared de las arterias».
Además, puede producir otros problemas más graves como «el paso de gérmenes al torrente circulatorio. Si resulta que, por ejemplo, el paciente tiene un problema preexistente en una válvula cardiaca (como puede ser una insuficiencia) o bien tiene una prótesis intracardiaca o un marcapasos, es fácil que los gérmenes colonicen esa lesión valvular o la prótesis, produciendo una infección intracardiaca».
Es lo que se conoce como «endocarditis infecciosa, que es una enfermedad grave con una mortalidad que puede llegar al 30% incluso con el tratamiento adecuado», añade.
Pero es que una mala salud bucodental puede «producir hasta un 30% de patología digestiva», afirma Blas José Gómez Rodríguez, especialista en Aparato Digestivo del Hospital Quirónsalud Sagrado Corazón, en Sevilla.
Infecciones en la placa dental
Así, una mala salud oral puede afectar la capacidad de masticar y tragar adecuadamente, lo que puede interferir con la digestión de los alimentos.
En concreto, «un mal estado dental (caries o falta de piezas dentales) o el uso de prótesis dentales pueden afectar el primer paso de la digestión que es la fase oral del triturado del alimento previo a la deglución o causar disfagia, incluso impactaciones esofágicas alimentarias que precisen extracción endoscópica», detalla.
Además, ciertas infecciones orales por hongos, como la candidiasis, o ciertos virus como los herpes pueden, según Gómez Rodríguez, «asociarse a lesiones por dichos gérmenes en el esófago que se manifiestan como disfagia o dolor retroesternal».
A su vez, la infección por Helicobacter pylori, más común de lo que pensamos, ya que afecta a dos tercios de la población mundial, pese a erradicarse con antibióticos, puede volver a aparecer en nuestro organismo a través de la «placa dental y su paso al estómago tras el cepillado o limpieza dental», detalla el especialista. Y no es un asunto baladí. Esta infección «se asocia en un alto porcentaje a la dispepsia (malas digestiones) y produce gastritis crónica y úlcera gastroduodenal con sus respectivas complicaciones», recuerda.
Por todo ello, mantener una buena higiene bucal puede ser importante para prevenir los problemas cardiovasculares, los digestivos y promover una digestión saludable. «Cepillarse los dientes al menos dos veces al día con pasta dental con flúor, usar hilo dental y visitar al dentista con regularidad» no solo ayuda a prevenir enfermedades bucodentales, sino que también puede tener un efecto positivo en la salud general, recuerda Lago.
Además, es importante «evitar el tabaquismo y limitar el consumo de alcohol, ya que así se puede ayudar a reducir el riesgo de desarrollar periodontitis. Una dieta equilibrada y baja en azúcares también puede contribuir a la salud bucal general y prevenir la acumulación de placa dental», añade la odontóloga, que asegura que si bien algunas personas pueden ser más propensas que otras a producir placa dental debido a factores genéticos y hábitos alimenticios (es importante evitar alimentos y bebidas azucaradas), «es posible controlarla con una buena higiene bucal».
En cuanto a si la placa dental está asociada al cáncer colorrectal y al oral, la especialista explica que algunos estudios sugieren una posible conexión. «En el caso del colorrectal, se ha observado que ciertas bacterias presentes en la placa dental pueden migrar hacia el tracto gastrointestinal, contribuyendo a la inflamación y otros procesos asociados con este tumor. Sin embargo, se necesitan más investigaciones para comprender completamente esta relación».
Y en cuanto al cáncer oral, la placa dental también se ha relacionado con una mayor inflamación en la boca, lo que podría contribuir al desarrollo de ciertos tipos de tumores orales. Pero de nuevo, se necesita más investigación que lo confirme.
El cepillado de los más pequeños
Desde que salen los primeros dientes del bebé, alrededor de los seis meses, se debe, según Lago, «comenzar a cepillar los dientes con un cepillo dental suave y agua, sin pasta dental con flúor. Esta práctica debe continuar hasta los dos años. A partir de esa edad, se puede introducir una pequeña cantidad de pasta dental con flúor, del tamaño de un guisante, sobre el cepillo». Además, es importante supervisar el cepillado y asegurase de que no ingieran la pasta.
Y si todavía el pequeño sigue con las tomas nocturnas, Lago recomienda para ayudar a dejarlas y que duerman con los dientes limpios, «cepillarse los dientes antes de acostarse y tener paciencia. Con el tiempo, los niños se acostumbrarán».
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