Neurología
Reclaman la incorporación de medición de neurofilamentos en sangre para pacientes con esclerosis múltiple
Este biomarcador permite identificar qué pacientes con esta enfermedad neurodegenerativa tienen mayor riesgo de tener una peor evolución
Más de 58.000 personas sufren esclerosis múltiple en España y más de tres millones a nivel mundial. Esta enfermedad neurodegenerativa se puede manifestar de diferentes formas e incluso variar a lo largo de la vida del paciente.
En la actualidad, las pruebas radiológicas y clínicas disponibles no son en algunos casos lo suficientemente específicas o sensibles para captar dicha variedad de cambios. En este contexto, con el fin de complementar estas pruebas, el proyecto "NeuroPath-EM", cuya plataforma articula Roche, ha demostrado que la cuantificación de neurofilamentos en sangre permite identificar pacientes con esclerosis múltiple con mayor riesgo de tener una peor evolución.
La medición de estas proteínas funciona como un biomarcador para poder monitorizar de manera más continua lo que pasa en el cerebro de estos pacientes, algo clave para poder evaluar la respuesta a los tratamientos.
"Los neurofilamentos son el esqueleto de las neuronas y los axones. Cuando se rompen salen y van al cerebro y muy pequeñas cantidades a la sangre. Identificarlos en la sangre demuestra que se ha producido un daño en las neuronas y en los axones", explica el doctor Alfredo Rodríguez-Antigüedad, jefe de servicio de Neurología del Hospital Universitario de Cruces de Barakaldo.
"Antes no se podía hacer -prosigue- porque la tecnología no lo permitía. Ahora, con un simple análisis de sangre podemos demostrar si se está produciendo un daño o no en el cerebro, algo muy importante en la EM porque hoy vemos evolución con lo que nos dice el paciente y con pruebas que se pueden hacer una vez al año o con más frecuencia en casos muy particulares y, además, en ocasiones no ve que el cerebro tiene lesiones y esto lo ven los neurofilamentos".
Esta tecnología de neurofilamentos permitirá, como apunta el doctor, "monitorizar con la frecuencia que queramos, porque es una prueba barata, y de forma muy precisa si el paciente con EM ha tenido o no una recaída y así ajustar el tratamiento para evitar que sigan muriendo lesiones".
Para el doctor Jesús Porta Ettessam, presidente de la Sociedad Española de Neurología (SEN), "estamos viviendo una auténtica revolución en cuanto a tratamientos. Cuando yo estudiaba mayoría pacientes con EM estaba en una silla de ruedas y ahora no es así. Es importante ver cuándo hay que hacer un cambio de tratamiento. Saber si tiene un brote o no o si hay que cambiarle el tratamiento o no es medicina de precisión".
Al tratarse de un biomarcador que detecta el daño a nivel nervioso, «podría servir frente a la vasculitis, que puede causar infartos, pero también a veces dudamos si paciente tiene un cuadro vascular u otro tipo y nos puede servir si el problema es neuronal, y también para la migraña para comprobar si el daño afecta a las neuronas. Probablemente en un futuro es algo que hagamos, usar este biomarcador, para muchas patologías», añade.
Para la doctora Luisa María Villar, jefa del servicio de Inmunología del Hospital Ramón y Cajal de Madrid, la investigación en neurofilamentos en la EM ha ido avanzando de forma muy intensa. Este biomarcador "es muy nuevo, casi no se conoce. En los últimos años se está comprobando que pueden ser útiles para identificar a los pacientes que van a tener un curso más inflamatorio de la enfermedad. El reto ahora es hacer que se incorporen los neurofilamentos a la práctica clínica. En algunos lugares de España se ha conseguido introducir esta tecnología en la práctica clínica. Segunda parte del proyecto era crear circuitos para incorporarlo en la práctica clínica y en eso estamos en la actualidad. La tercera parte del proyecto es conseguir la equidad, que todos los pacientes del SNS tengan acceso a este biomarcador tan útil para los pacientes y se está haciendo un gran esfuerzo para incorporarlo en las carteras de servicio".
Se trata de un biomarcador con una sensibilidad y eficacia elevada. De hecho, el doctor Rodríguez-Antigüedad asegura que cuando a un paciente le salen "neurofilamentos altos es irrefutable que el paciente tiene un problema. Es decir, tiene una sensibilidad del 100%". Opinión que comparte el presidente de la SEN, quien explica que este biomarcador "no viene a sustituir ninguna prueba médica, sino a mejorar la atención", ya que por ejemplo "la resonancia hoy da otra información como dónde están las lesiones. Y este biomarcador, en cambio, lo que hace es dar información rápida", añade Villar.
Por último, Federico Plaza, director de Corporate Affairs de Roche Farma España, tras recordar cómo han evolucionado gracias al diagnóstico y a los tratamientos los pacientes con EM, ha destacado la amplia apuesta que se está haciendo para contribuir en la generación de evidencia en torno a este biomarcador. "Se trata de un biomarcador sobre el pronóstico de la enfermedad que es crítico para un buen seguimiento del paciente y es una forma sencilla de acceso al dato a través de un simple análisis de sangre".
"Hay que dar el salto cualitativo e incorporarlo en la cartera del servicio. Hace muy poco tiempo se ha aprobado incluir todos los biomarcadores de cáncer y mira que llevamos tiempo usándolos en la práctica clínica gracias al compromiso hospitales y comunidades autónomas. Tenemos que aprender de esto e incorporar este biomarcador de neurofilamentos en el SNS", añadió, no sin antes mostrarse optimista en que se acabará incorporando.
"España tiene que ser pionera en dar este paso a nivel internacional", concluyó Plaza, que recordó que la tecnología está validada y para su uso no se necesita aprobación administrativa, sino solo voluntad para su incorporación a la cartera de servicios.
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