Estudio

¿Está regresando el escorbuto?

Los médicos temen que pueda estar resurgiendo por el aumento del coste de la vida y por complicaciones posteriores a la cirugía bariátrica

Cítricos
CítricosPixabay

Sarna, sarampión y raquitismo son enfermedades victorianas que se creían erradicadas y que para sorpresa de los médicos están resurgiendo en algunos países desarrollados. También es el caso del dengue y de la tos ferina, dos patologías que parecían cosa del pasado. Y ahora también podría estar sucediendo con el escorbuto.

El flagelo del escorbuto, causado por la deficiencia de vitamina C, puede estar resurgiendo en medio de la crisis del costo de vida y el aumento de la cirugía de pérdida de peso (cirugía bariátrica), sugiere un grupo de médicos en un artículo publicado en "BMJ Case Reports", después de tratar a un hombre de mediana edad con la afección.

El escorbuto es tratable, pero como es una enfermedad del pasado, asociada primero a los marineros durante la era del Renacimiento, puede confundirse con otras afecciones, especialmente vasos sanguíneos inflamados (vasculitis), con riesgo potencial de sangrado fatal si no se trata, destacan los autores.

Los síntomas pueden aparecer incluso un mes después de una ingesta diaria de menos de 10 mg de vitamina C.

En el caso del paciente citado, los médicos trataron a este paciente cuyas piernas estaban cubiertas de diminutos y dolorosos puntos de color marrón rojizo, parecidos a un sarpullido. También había sangre en su orina y estaba anémico.

Los análisis de sangre y de enfermedades inflamatorias y autoinmunes dieron negativo, y los escáneres no revelaron evidencia de hemorragia interna. Asimismo, una biopsia de piel no arrojó pistas diagnósticas. Su sarpullido siguió propagándose mientras estuvo hospitalizado.

El paciente no tenía suficientes ingresos y descuidaba su dieta, comiendo pocas frutas y verduras. De hecho, afirmó que a veces se saltaba comidas por completo.

También había dejado de tomar los suplementos nutricionales que le habían recetado después de una cirugía de pérdida de peso anterior, porque dijo que no podía pagarlos.

Los análisis de sangre para evaluar su estado nutricional general indicaron que no había niveles detectables de vitamina C y que había niveles muy bajos de otros nutrientes clave. Se le diagnosticó escorbuto y se le trató con vitamina C (1.000 mg) a diario, vitamina D3, ácido fólico y suplementos multivitamínicos, tras lo cual desaparecieron el doloroso sarpullido y otros síntomas.

Este es sólo un informe de caso, y aunque no está claro cuál es la prevalencia actual del escorbuto, todavía es relativamente raro.

Pero empieza a haber reportes de aumentos de casos, así, según la prensa, en los hospitales públicos británicos se han diagnosticado 188 casos de escorbuto y 423 de raquitismo, cuatro veces más que hace diez años, y ambas están relacionadas con la malnutrición. Así, mientras el raquitismo es causado por la falta de luz solar y vitamina D, el escorbuto, por no comer suficientes frutas y verduras frescas, lo que lleva a una deficiencia de vitamina C.

De hecho, los autores del estudio señalan que, aunque “el escorbuto todavía se considera una enfermedad del pasado, especialmente en los países desarrollados”, podría estar resurgiendo por el aumento del coste de la vida también dificulta que las familias puedan permitirse alimentos nutritivos de buena calidad, y ha habido numerosos informes de escorbuto derivados de complicaciones posteriores a la cirugía bariátrica, añaden los médicos en un comunicado.

Otros factores de riesgo del escorbuto incluyen el alcoholismo, el tabaquismo, los trastornos alimentarios, los bajos ingresos familiares, la obesidad, la diálisis renal y los medicamentos que interfieren con la absorción de vitamina C, como los esteroides y los que frenan la producción de ácido estomacal, precisan los autores.

“Nuestro paciente tenía múltiples factores de riesgo, a saber, malos hábitos alimentarios, obesidad, cirugía bariátrica previa, uso de inhibidores de la bomba de protones y un estatus de bajos ingresos. Su historial de deficiencias de hierro, vitamina D y folato (una vitamina B que se encuentra naturalmente en hortalizas de hojas verdes, frutas cítricas y frijoles) también fueron pistas de su deficiencia nutricional subyacente”, concluyen los investigadores.