Convivencia
Dormir en camas separadas: ¿el principio del fin o un camino hacia la armonía?
Cada vez más parejas consideran la opción de dormir en camas o dormitorios separados
El sueño compartido, aunque idealizado, puede ser una fuente de conflictos para muchas parejas. Ronquidos, hábitos nocturnos distintos o movimientos constantes durante la noche son factores que afectan al descanso y, a veces, a la relación. Por ello, cada vez más parejas consideran la opción de dormir en camas o dormitorios separados.
¿Es el inicio del fin o un camino hacia la armonía?
Roncar, preferencias distintas de temperatura o colchones incompatibles son las principales razones por las que algunas parejas optan por separar sus espacios de descanso. Según encuestas realizadas por portales como Elitepartner, los ronquidos —un problema que afecta más a los hombres— suelen ser el principal factor que impulsa este cambio.
¿Afectan las camas separadas la intimidad?
Una preocupación común entre quienes consideran dormir separados es cómo esto afectará su vida sexual. Sin embargo, expertos en terapia de pareja señalan que dormir en habitaciones diferentes no implica renunciar a la cercanía. De hecho, momentos de afecto como abrazos o conversaciones antes de dormir pueden mantenerse intactos.
Si esta opción es motivo de discusión en la pareja, lo ideal es plantear el tema con sinceridad y explicar los motivos. La clave está en aclarar que el objetivo no es distanciarse emocional o físicamente, sino mejorar el bienestar mutuo.
Alternativas para quienes desean compartir cama
Para las parejas que prefieren seguir compartiendo el dormitorio, existen soluciones intermedias:
- Uso de tapones para los oídos.
- Dos edredones separados para evitar tirones nocturnos.
- Un dormitorio auxiliar para noches excepcionales.
- Almohadas individuales.
El doctor Johannes Mathis, experto en medicina del sueño, destaca que compartir cama refuerza la conexión emocional de la pareja, más allá de la intimidad sexual. Por eso, recomienda rituales calmantes como abrazos o charlas relajantes antes de dormir, para crear un entorno propicio tanto para el descanso como para la relación.
La decisión de dormir separados no es sinónimo de problemas de pareja, sino una estrategia para priorizar el bienestar individual y la armonía en la relación. Al final, lo que importa es encontrar la fórmula que funcione mejor para ambos.
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