Opinión

La teta de la izquierda

Ninguna mujer promedio, ni hombre, prefiere ir por la calle con el torso descubierto, haga frío o haga calor.

El espectáculo recurrente de los pechos al viento, como a la mayor parte de la gente formada y cuerda, me da igual (si las artistas enseñan un piercing en el clítoris, también me da igual).

Estamos acostumbrados a las tetas, a las tetas familiares e incluso a las demás, y veremos muchas más tetas, y hablaremos más de nuestras tetas mientras en las piscinas y en Instagram exista una normativa con respecto al cuerpo masculino y otra más restrictiva con el femenino.

Por supuesto, yo_ que no pienso enseñar las propias_ me inclino por la liberación pechuguil. En pleno siglo XXI, con independencia de lo cultural y de su vertiente estética, legislar de manera segregada en asuntos tan superados como la anatomía, es rancio, pacato y genera rabia, como es normal.

¿Qué por qué no voy a enseñarlas? Pues porque a mí, al igual que a la gran mayoría de las personas me parece más cómodo llevar las regiones más delicadas de mi cuerpo debidamente protegidas, limpias y acomodadas. Y porque ninguna mujer promedio, ni hombre, prefiere ir por la calle con el torso descubierto, haga frío o haga calor.

Sin embargo, alguna querrá, y esa cifra residual de mujeres que quieren descubrirse por las calles, con sus novios residuales y acaloraos, que lo hagan. El mal gusto es harina de otro costal.

Tampoco llevo un pelo en los sobacos (lo de “axilas” es cursi, como nuestra izquierda) pero saldría a quemar contenedores si a las mujeres se nos obligara a rasurarnos, claro está.

Existe otra vertiente, no menos importante, la erótica, la de la ganancia antropológica, porque el amor y el sexo, se avienen con el misterio y la contención (alternados con su descontrol). Porque deseo proteger del conocimiento, la mirada (y el disfrute) ajenos mis dos redondas y esotéricas tetas, al menos por ahora. Un momento, ¿cuánto vendería, si en la presentación de una novela me despechugo ante la prensa y la concurrencia al grito mesiánico de “Yo soy la puerta, nadie viene a ser libre si no es por mi” o “Somos la cultura”? Le daré una vuelta.

Creo que cada mujer debe decidir (la mayoría, insisto, piensan como yo) si las enseña o no en Instagram y en la piscina municipal. O mejor, todos tapados, los torsos masculinos también, que la mayoría son feos y, como dice mi madre, a cualquier desnudez hay que acostumbrarse.

Querida Amaral, has caído en un doble ridículo, uno por cada pezón. El primero, por autoproclamarte revolucionaria a través de un acto que no solo no transgrede, sino que es tan sumiso y laudatorio con los poderes que el gobierno sale en redes a aplaudirte y festejarte. ¡Ese es tu nivel de irreverencia, hija! ¿O prefieres que te llame Mandela?

Tu irreverencia, tu revolución (la revolución de verdad tiene cárcel y palos en la espalda y ostracismo o algo peor) te llevan al aplauso de las masas y de los políticos; tú, firmarás contratos, ganaras dineros y, en definitiva, mamarás de la ubre del estado, de la teta izquierda, como tantos.

Yolanda Díaz dice que eres referente para las mujeres; algunos otros de sus referentes son dictaduras que violan los derechos humanos como Cuba, la China comunista, Venezuela y Nicaragua.

¿Has sido trending topic por tu talento musical alguna vez? Ahora sí, pero ¿valiente? ¡Valiente no!.

El segundo ridículo, es decir el correspondiente a la teta contigua o la derecha, es la cursilería, materializada en semejante discurso (que las gentes lo aplaudan y lo reposteen nos habla del nivel del fandom…). Analicemos con alegría, ese discurso elevado y lacrimógeno de Gandhi que pediste en Ali Express y el tostón que te llegó para Sonorama:

"Esto va por Rocío, por Rigoberta, por Zahara, por Miren, por Bebe, por todas nosotras…”

_Todas ellas víctimas, apalizadas, antes de ser privadas de libertad y sometidas a torturas y privaciones.

“Porque nadie nos puede arrebatar la dignidad de nuestra desnudez, la dignidad de nuestra fragilidad, de nuestra fortaleza”.

_Yo aquí, por la evidente contradicción, o chapuza argumental, di por hecho que ibas perjudicada.

“Porque somos demasiadas”

_¿Cursis?

“y no podrán pasar por encima de la vida que queremos heredar, donde no tenga miedo a decir lo que pienso”

_¿Eh? ¿Qué qué? jajajjajajajajajja En serio, aquí sentí una punzada, la de la compasión.

“Porque hoy es el día de la Revolución"

_Amaral viene a salvarnos ¡¡¡¡¡haciendo topless!!!! Gracias. Gracias. Por tu gran renuncia, por el “poner el cuerpo”.

Con respecto a las reacciones, no sé que es peor, si los que se santiguan en nombre de la cosificación femenil o los que defienden semejante gilipollez. Ambas posturas, al igual que el numerito del destape, expresiones que evidencian la decadencia de una sociedad, peor ¡el fin de este mundo atascado de cínicos! Y lo que es peor, de tontos.

Por cierto, Amaral está estupenda (y aunque no lo estuviera) criticar el físico es otro indicador adolescencia intelectual, venga de dondequiera.