Sin Perdón
Un mensaje real
«El balance de la labor de la Corona y sus integrantes este año ha sido magnífica»
Entre tanto ruido e inmersos en una situación política muy crispada, tras una tragedia como la DANA y un mundo lleno de incertidumbres, el mensaje de Navidad de Felipe VI es muy real, porque conecta con el sentir de la inmensa mayoría de la sociedad española. Nunca es una misión fácil, porque siempre hay el riesgo de caer en la superficialidad o repetir ideas de años anteriores. En estos diez años de reinado ha puesto en valor la importancia, la utilidad y la eficacia de la Corona. Esta posición de equilibrio, defensa de los valores constitucionales y símbolo de la unidad de España es muy positiva para nuestro país. Por supuesto, en otras naciones de nuestro entorno son repúblicas como consecuencia de sus circunstancias, pero en otras, por cierto, en democracias muy avanzadas, son monarquías. Un aspecto muy positivo es que el jefe del Estado no es un político y, por tanto, no se produce una bicefalia. No está condicionado por ningún partido político o grupo. Por ello, puede mantener una exquisita neutralidad y desarrollar sus funciones constitucionales movido por el único interés de servir al pueblo.
Desde luego, no sería igual si tuviéramos un presidente de la República que, por regla general, tiene mayores poderes que un rey. La estabilidad de la institución es, también, un aspecto fundamental. En contra de las excéntricas polémicas que generan algunos juristas de escasa relevancia, no es necesario introducir ninguna modificación sobre la previsión constitucional del artículo 56.3 que establece que «La persona del Rey es inviolable y no está sujeta a responsabilidad». Es aburrido leer o escuchar esa tontería sobre lo que sucedería si el rey atropellara a un ciudadano conduciendo su coche. Tanta ignorancia me abruma. Es bueno recordar el estatus que tienen los diplomáticos extranjeros, por poner un ejemplo, y que no es cuestionado. La función es la que los hace inviolables y es algo que tiene aplicarse, también, a la jefatura del Estado. Por supuesto, un mal uso de esa inviolabilidad tendría consecuencias catastróficas para quien lo haga. No importa que sea un diplomático o un jefe del Estado. El balance de la labor de la Corona y sus integrantes este año ha sido magnífica. Han estado donde tenían que estar. Es decir, al lado del pueblo español.
Francisco Marhuenda es catedrático de Derecho Público e Historia de las Instituciones (UNIE).
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