Angel del Río
La «Puerta de las reformas»
La Puerta del Sol no la conoce ni el alcalde que la parió, allá por el siglo XV. Es probablemente el espacio de Madrid que ha estado sometido a más reformas y modificaciones a lo largo de su historia, pero sobre todo en los últimos ciento cincuenta años. Con relativa frecuencia ha sufrido obras y más obras, desde el desmantelamiento de su famosa fuente central, de la que únicamente queda el vestigio de la estatua de la Mariblanca, hasta las últimas reformas del mobiliario urbano y la construcción de esa boca modernista que da acceso a la estación de Renfe, pasando por reordenaciones circulatorias del espacio, el cambio de pavimento, la instalación de las populares y polémicas farolas «supositorio», ya retiradas, y el baile de la estatuas, es decir, el cambio de lugar de las de la Mariblanca y la del Oso y el Madroño, o la instalación de la estatua ecuestre de Carlos III.
Por la Puerta del Sol ha pasado buena parte de la historia de la Villa: el levantamiento del pueblo de Madrid contra la invasión de las tropas napoleónicas, los desfiles regios, el Motín de Esquilache, la existencia del mentidero más famoso, el de las Gradas de San Felipe, la despedida del año viejo desde el siglo XIX, la proclamación de la II República, el final de las manifestaciones y actos públicos más importantes, así como la acampada del movimiento 15-M.
La Puerta del Sol es hoy el kilómetro cero vital de Madrid, un escenario urbano donde se dan cita recogedores de firmas a favor y en contra de todo, mimos, compradores de oro, arrebata- carteras, magos, músicos callejeros, pierde tempistas, manteros, trileros y encuestadores. La Puerta del Sol se renueva cada día, y de vez en cuando, se remodela y transforma. Volverá después del exilio el cartel luminoso del Tío Pepe, aunque cambiará de cornisa, y todo parece indicar que puede llegar a tener lo que nunca tuvo: un velador, una terraza para ofrecer descanso y oportunidad de refrigerio al nervioso peatón que pasa y nunca se para. Habrá pequeñas nuevas reformas, sin perder el encanto que siempre ha tenido: ser el corazón de la Villa, el lugar donde se queda, la referencia para la cita. Puerta del Sol; por méritos propios y por los avatares del destino, «Puerta de las reformas».
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