La situación

Antifranquismo del siglo XXI

«Como ya dijeron con ironía algunos desencantados demócratas en la Transición, ‘‘contra Franco vivíamos mejor’’. Eso piensa Pedro Sánchez»

Hay una tradición sanchista consistente en que cuando el presidente resucita a Franco, eso significa que puede haber elecciones. Es cierto que las tradiciones no siempre se cumplen, pero conviene ponerse en guardia después de que Pedro Sánchez haya anunciado en 2025 «más de un centenar» de actos públicos para celebrar que Franco murió en 1975, hace cincuenta años.

Si tenemos en cuenta que, durante casi cuatro décadas, la oposición al franquismo fue incapaz de acabar con aquel régimen antes de que la naturaleza hiciera su trabajo, quizá habría más que celebrar en 2027, cuando haya transcurrido medio siglo desde las primeras elecciones democráticas después de la Dictadura; o en 2028, cuando cumpla cincuenta años nuestra Constitución. Celebraríamos, así, el éxito de la Transición, que bien lo merece. Pero los socios del presidente (Sumar, Podemos, Bildu, PNV o Junts) odian el éxito de aquel periodo en el que los españoles, salvo una ínfima minoría de extrema derecha y de extrema izquierda, se hermanaron para vivir juntos en democracia, y el acuerdo entre diferentes es lo que no soportan. En 2019, Pedro Sánchez exhumó los restos de Franco horas antes de que se iniciara la campaña para las elecciones del 10 de noviembre. Es cierto que ahora ha convocado no uno, sino más de cien eventos sobre el dictador, lo que concede al presidente mayor margen de maniobra para elegir una eventual fecha electoral a lo largo de 2026, disfrutando en cualquier mes de varios actos con el tirano como protagonista, mientras que en 2019 no podía exhumar sus huesos dos o tres veces por semana.

Por tanto, si Sánchez creyera conveniente convocarnos a las urnas en 2026, dispondrá de una miríada de actos que le permitirán repetir la campaña electoral antifranquista y de alerta antifascista, que tan buenos resultados le dio al presidente en julio de 2023, cuando perdió las elecciones generales, pero convenció a las derechas reaccionarias catalana y vasca para evitar un gobierno del PP con la extrema derecha.

Como ya dijeron con ironía algunos desencantados demócratas en la Transición, «contra Franco vivíamos mejor». Eso piensa Pedro Sánchez, también en el siglo XXI.