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Guerra en Ucrania

La guerra fría económica

«La realidad es que saldremos mucho más débiles y pobres»

La invasión rusa de Ucrania tiene unas graves consecuencias económicas. Es evidente que las más importantes e irreversibles son la agresión contra un país soberano, las víctimas ucranianas y la devastación que está provocando el ejército de Putin. El despropósito es monumental, pero es un error creer que es obra de un loco o un enfermo. Por supuesto, no es la acción aislada del inquilino del Kremlin, sino que cuenta con el apoyo de un importante aparato político, económico y militar. No solo Hitler, Stalin, Mussolini o Castro, por citar algunos dictadores, porque estuvieron rodeados de colaboradores y, además, contaron, nos guste o no, con apoyo popular. Es lo que sucede ahora. Es verdad que los dictadores utilizan los medios de comunicación a su servicio. La propaganda y la desinformación son los instrumentos más útiles, junto al terror y la represión, para mantenerse en el poder. Estamos ante una agresión calculada que tiene unos objetivos muy bien definidos a corto y largo plazo. El otro factor del conflicto reside en el grave impacto económico que provoca en Rusia y Ucrania, pero también en el resto de Europa que depende de las energías que importa. Entre ellas, por supuesto, las que vienen de Rusia.

Era evidente que China estaba del lado ruso, porque es una guerra que tiene un alcance mayor que la ocupación de una zona del territorio ucraniano o la insistencia en que no pueda incorporarse a la OTAN o la UE. Estamos en una nueva etapa de la confrontación de China y Rusia contra las democracias por la hegemonía mundial. Las democracias envían algunas armas a Ucrania, que serán útiles, pero me temo que insuficientes para derrotar al agresor. Tras casi tres semanas de combates, es evidente la firme decisión rusa de acabar con la independencia ucraniana. La grave pandemia ha provocado, además de la crisis sanitaria, unas consecuencias económicas que se han afrontado gracias a un fuerte endeudamiento. Ahora llega otra de consecuencias inciertas, pero que comportará una mayor deuda pública y empresarial. A esto se une la llegada masiva de refugiados que se tendrán que gestionar en un nuevo y encomiable ejercicio de solidaridad. La realidad es que saldremos mucho más débiles y pobres en esta guerra fría económica que beneficia a China.