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El canto del cuco

Al borde del precipicio

Tanto Junts como el PNV están del lado de Sánchez porque la prolongación de esta crisis les beneficia

El PNV y Junts, dos partidos nacionalistas de centro-derecha, siguen sosteniendo al Gobierno «progresista» de Pedro Sánchez a pesar del cúmulo de indicios de corrupción que pesan sobre él. No parece que, en estos momentos, sea la ética la que rija su acción política conforme a sus raíces democristianas. En su apoyo al sanchismo, contra toda razón ética, pesa decisivamente el cálculo interesado de aprovecharse de la debilidad del poder central, en manos de un político acosado por la Justicia, despreciado por la calle y colgado de una minoría parlamentaria. Los nacionalistas catalanes y vascos están dispuestos a sostenerlo en el poder mientras puedan sacar provecho contante y sonante y prolongar sus sueños identitarios. No importan los principios ni los programas. Es imposible borrar la impresión de que asistimos a un descarado y sucio chantaje de las fuerzas nacionalistas a un Gobierno español desfalleciente o acabado. En busca de más transferencias y otras concesiones se reunirá mañana el lendakari Imanol Pradales con Pedro Sánchez, mientras por los oscuros canales ordinarios el Gobierno intensifica sus contactos con Carles Puigdemont. Las revelaciones de Víctor de Aldama, un presunto delincuente, cuya credibilidad entre el pueblo es, según los sondeos, mucho mayor que la del presidente Sánchez –también para el juez y el fiscal, que lo han puesto por eso en libertad–, han colocado «al borde del precipicio» al Gobierno de Sánchez, en expresión de Andoni Ortúzar, presidente del PNV. Bastaría con un empujoncito más, y existen pocas dudas de que pronto habrá noticias, que acaso ensombrezcan el Congreso socialista de este fin de semana en Sevilla, montado para la exaltación personal del líder, cuando más falta le hace. Es de libro la crisis política que está viviendo España, la más grave desde la muerte de Franco; y es natural que se tome nota del lado en que está cada uno.

Tanto Junts como el PNV están del lado de Sánchez porque la prolongación de esta crisis les beneficia. Siguen el axioma radical de que cuanto peor, mejor. Por eso desprecian la posibilidad de una moción de censura encabezada por el moderado político gallego de centro-derecha Alberto Núñez Feijóo, mucho más cercano a sus programas sociales y económicos y a su ideología democristiana y liberal. El fantasma de Vox ya no asusta a nadie después de ver la aceptación de los candidatos de Orban y Meloni, de la cuerda de Abascal, en el reparto de los comisarios europeos para salvar la Vicepresidencia de la controvertida socialista española Teresa Ribera. Al despertar comprobarán que el precipicio lo tienen ahora ellos delante.