Aunque moleste
El pantano contra Trump
O el futuro presidente pacta con el Deep State o el conflicto está asegurado
Trump siempre dijo que su guerra no era contra Biden o Harris, sino contra el Pantano, o sea, el «Deep-state» o Estado Profundo, un Estado dentro del Estado al que ningún gobernante ha de presentar batalla so pena de correr la suerte de Lincoln o Kennedy. Según él, son las cloacas de la CIA, el FBI, la Judicatura abducida, los «banksters», los Fondos, la industria militar y Corporaciones propietarias de Agencias, Redes y Medios, cuya cabeza visible, en el Partido Demócrata, es el megamillonario George Soros. El hijo de Soros aplaudía el otro día la decisión de Biden de enviar misiles a Zelensky para atacar Rusia. El hijo de Trump le respondió acusando a Biden de ser una marioneta del Deep State, que va a dejar al presidente electo en herencia la Tercera Guerra Mundial. La situación en Ucrania está escalando a tal nivel que no hay que descartar un conflicto abierto de la OTAN contra Putin, pese al interés de Trump en acabar con la guerra. ¿Le van a dejar? No parece. La de las urnas ha sido apenas una batalla. O el del pelo amarillo se pliega a determinados intereses o el conflicto contra El Pantano está asegurado. Kennedy sucumbió tras ilegalizar a las sociedades secretas, jurar que destruiría a la CIA por engañarle en «Bahía de Cochinos» y anunciar el fin de la Reserva Federal en favor de un Banco Central público. Trump ha empezado por tranquilizar al emporio bélico garantizando que seguirán armando a Ucrania. El borrador de la paz lo adelantó el Wall Street Journal: Kiev no entrará en la OTAN en 20 años, Rusia mantendrá el control del Este del Dniéper, habrá una zona desmilitarizada de 1.200 kilómetros y soldados europeos garantizarán la integridad de la Ucrania occidental, bajo paraguas USA. Se trata de calmar a los poderes fácticos, entre ellos el sionismo omnipresente con respaldo a Netanyahu.
Complicado lo demás. Elon Musk quiere publicar la lista pedófila de Epstein, poner fin al wokismo de género que incita a los niños a «elegir» sexo a los 3 años, la censura de la cancelación, llevar a Fauci a los Tribunales y limpiar de «soristas» la Administración. Esto último parece imposible, pues las fundaciones del millonario «seducen» a una legión de servidores en NN.UU., Universidades, ONG pro-inmigración, redes y medios. También difícil es el plan de Robert F. Kennedy jr., empeñado en acabar con la «geoingeniería climática» y los monopolios de la big-farma y el complejo agro-agroalimentario. Kennedy no es un antivacunas, como dicen, sino un pro-vacunas bien-hechas, aunque su guerra principal está en combatir la epidemia de obesidad y diabetes que azota a USA.
Está por ver si Trump cumplirá su promesa de desclasificar secretos de Estado sobre la OTAN, la CIA, el FBI y el Deep State, entre ellas la que considera «falsa bandera» del asalto al Capitolio, trampa que, según él, le tendió el gobierno mundialista en la sombra al facilitar, abriendo las puertas, la entrada no prevista de sus seguidores al edificio de la Cámara de Representantes.
El pantano, que está en todas partes, no se lo va a poner fácil. Desprecia a sus seguidores, caterva de «hillbilly redneck» de los estados «paletos» que han osado acabar con Soros y su bien remunerado ejército.