
Movilidad
4.000 kilómetros con un eléctrico
Prueba de larga duración con un Renault Scenic cien por cien eléctrico: un coche deportivo, familiar, amplio, cómodo, tecnológico y con el que se puede viajar tranquilamente

A pesar de todo el ruido mediático que existe en la actualidad con el tema del coche eléctrico, la falta de ayudas a la compra (al parecer momentánea hasta la llegada de un nuevo Plan) y el bajo nivel de infraestructura existente en nuestro país, en Europa tienen claro que van a seguir con los planes de descarbonización. Tardarán más o tardarán menos, pero está claro que el coche cien por cien eléctrico se impondrá en los próximos años. En LA RAZÓN quisimos hacer una prueba de larga duración con una unidad del Renault Scenic Esprit Alpine, un coche que lleva en el mercado algo menos de un año. En esta prueba nos referiremos poco a las cualidades mecánicas y dinámicas del vehículo(que son muchas y buenas), y sí a la experiencia de conducirlo (y como pasajeros) y las ventajas y desventajas (las menos) que proporciona tener un coche eléctrico, que no solo es para ciudad, sino también para viajar.

El Scenic tiene un motor que rinde 220 cv, pesa 1941 kilos, puede alojar cómodamente a cinco pasajeros y dispone de un maletero con un volumen de 440 litros. Nuestra prueba, dividida en un gran viaje por la península y mucho recorrido urbano e interurbano, dio como resultado más de 4.000 kilómetros en un mes. Para que todo fuera lo más real posible, en esta prueba nos acompañaron tres pasajeros, los mismos que hace un año tuvieron la misma experiencia eléctrica durante un fin de semana y que no fue tan positiva como cabía esperar. Más que nada, lo que falló en aquella ocasión fueron los cargadores y la potencia anunciada. Esta vez, el trayecto era mucho más largo y no había demasiada fe en que saliera bien. Al final, la opinión cambió radicalmente.

En el apartado puramente del viaje, la primera parte fue un trayecto entre Madrid y Córdoba. Un camino que se desarrolló enteramente por autovía y que requirió de una pequeña parada de apenas 15 minutos. Salimos con un nivel de batería del 95%, paramos con un 28% y llegamos a destino con algo más del 30%. El tiempo empleado, en relación a un coche de combustión con el que en teoría no sería necesario parar, apenas fue 20 minutos superior. No es una cifra exagerada. Al día siguiente hicimos el trayecto Córdoba-Leiria (Portugal), casi 600 kilómetros de viaje en el que debimos parar a cargar en dos ocasiones. La primera duró exactamente lo que empleamos en desayunar, y la segunda durante el almuerzo.

El coche eléctrico necesita un cambio de hábito y planificar la ruta. En la primera parada cargamos en el Zunder cercano a Mérida, donde obtuvimos una velocidad de carga que empezó en 128 kw y terminó 29 minutos después en 57 kw. Hay que decir que el Scenic tiene una batería de 87 kW.¿Qué significa esto en términos reales de autonomía? Haciendo una conducción normal en carretera, rodando entre 120 y 130 km/h, podrás completar tranquilamente unos 320 kilómetros. Podrían ser hasta 370, pero ese es el margen de debes tener por si el cargador no está disponible y necesitas acudir a otro.

El propio cuadro de instrumentos refleja la cantidad de kilómetros que puede recorrer en ambos casos, tanto en ciudad como en carretera. Es asombroso el nivel de precisión que puede alcanzar. Para ello cuenta con Android Automotive, de Google, que no solo funciona como el navegador del teléfono, sino que controla el nivel de batería del coche. Al introducir el destino indica el nivel de batería con el que terminarás el trayecto e incluso con el que regresarías al mismo punto. Muestra las posibles paradas en cargadores, las condiciones del tráfico e incluso mide la velocidad del viento, que podría afectar a nuestro rendimiento.

El consumo en carretera nunca bajó de los 22,5 kWh, una cifra algo alta, pero hay que tener en cuenta que íbamos cuatro pasajeros y el maletero lleno. Al llegar a Portugal, la cosa en cuanto cargadores cambió. La sensación de que hay puntos por todas partes es diferente a lo que se percibe en España. Se podría decir que hasta las fruterías tienen un cargador. Muchísimos restaurantes tienen sus propios cargadores y para «colmo», nuestros vecinos disponen de aplicaciones como Miio, que engloba un porcentaje elevado de cargadores de todas las compañías. Eso sí, a precio de oro. Pero entre el buen funcionamiento del coche, la interoperabilidad y la infraestructura, la experiencia de viajar con el eléctrico se estaba pareciendo mucho a la de un vehículo de combustión.

Para los acompañantes, al margen de rodar con un automóvil que no hace ruido, que no emite vibraciones como los diésel y que es como ir en un velero, el experimento eléctrico no estaba resultando un inconveniente. Días después completamos un trayecto de ida y vuelta desde Leiria a Oporto. Al llegar a la ciudad dejamos el coche dentro de un parking cargando a velocidad lenta. Al poco de completar el 80% se desconectó y eso provocó que, para asegurar la vuelta de noche, debiéramos cargar unos 10 minutos en otro punto. En los días siguientes continuamos viaje hasta Coimbra, Valladolid (con cargadores de Iberdrola y Tesla en pleno centro cerca de C/Santiago.

Entre ambas ciudades apenas paramos en un Ionity unos 20 minutos. Eso sí, antes de emprender viaje siempre salíamos con casi el 100% de la batería. En los días posteriores seguimos por Valladolid, Madrid, Córdoba, Málaga y regreso a Madrid. Para los pasajeros, sin apenas experiencia eléctrica, el viaje resultó cómodo, sin contratiempos y sin esperas demasiado largas. Otro aspecto importante para ellos fue el techo acristalado de Solar Bay, que se oscurece de forma automática o de manera manual, algo que no ocurre en otros modelos de la competencia.

El otro punto importante en determinados momentos del viaje fue el uso de la app de Renault, desde la cual se puede activar la climatización minutos antes de entrar en el vehículo o incluso dejarla programada. Con esta experiencia, el Scenic dejó claro que con un eléctrico así se puede hacer vida normal cambiando de hábitos, sin prisas y sin perder demasiado tiempo.

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