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Medio Ambiente
El envase de los yogures ha cambiado con los años: te explicamos por qué
En el año 2021 se ahorraron más de 60.000 toneladas de materias primas en España a través del ecodiseño de envases. Esto también evitó la emisión de más de 163.000 toneladas de CO2 a la atmósfera
El peso del cartón de una caja de cereales no se decide de forma casual. Tampoco la composición de un brik de leche o el color de una botella de aceite. Ni la forma de una tarrina de yogur. Las características de estos envases están pensadas para optimizar la protección de lo que contienen, el transporte y una variable que cada vez cobra más importancia: su impacto ambiental. Porque la huella de carbono no solo puede reducirse al fabricar un producto, sino desde la propia concepción. Esto se conoce como ecodiseño, uno de los ejes de la Semana Europea de la Reducción de Residuos, que comenzó el 19 de noviembre. Pero, ¿qué es?
«El ecodiseño consiste en integrar criterios ambientales en el diseño de productos, con el objetivo de disminuir el impacto medioambiental que tendrán durante su ciclo de vida», explica Eva Verdejo, responsable del área de Sostenibilidad y Valorización Industrial de AIMPLAS, un Centro Tecnológico que estudia soluciones para mejorar los envases. «Ya se ha demostrado que un producto desarrollado con criterios de ecodiseño puede reducir hasta en un 80% su impacto ambiental», afirma la experta.
De hecho, en 2021 se ahorraron más de 60.700 toneladas en la fabricación de envases gracias a que se adoptaron soluciones de ecodiseño, según los últimos datos de Ecoembes, la organización ambiental sin ánimo de lucro que coordina el reciclaje y el ecodiseño de los envases en España. Una cifra que se alcanzó a través de 4.632 medidas de ecodiseño aplicadas por 2.067 empresas que forman parte de la entidad. Entre todas, han conseguido ahorrar 1.386.173 megavatios hora (MWh) de energía y de 22.136.783 m3 de agua, además de haber evitado la emisión de 163.146 toneladas de CO2 a la atmósfera.
Las soluciones de ecodiseño pasan por utilizar menos material, buscar los que sean más amables con el entorno (como elementos reciclados) o facilitar la gestión del residuo final, entre otras muchas. Por eso, el peso, el tamaño, el volumen y los colores de un envase no son una casualidad o el resultado de un ‘rebranding’ de la marca.
Lo mismo sucede con los cambios de forma y volumen. Los yogures son más redondos ahora porque se ha demostrado que así el producto se aprovecha más, no quedan restos de él en el fondo y esto facilita su reciclaje, además de combatir el desperdicio alimentario. También pesan menos. En concreto, son un 21% más ligeros que hace 20 años, al igual que sucede con las botellas de agua, en el mismo periodo y en el mismo porcentaje.
En el caso de las latas de refresco, éstas pesan un 40% menos que las de hace 30 años, según la Asociación de Latas de Bebidas, que aglutina al sector. Además, antes era imposible aplastar una lata, pero hoy en día se pueden compromir con el objetivo de que ocupen menos espacio.
El porqué es sencillo: la reducción del peso y del volumen de los envases procura que se reduzca el espacio que ocupan al ser transportados, de forma que en un mismo camión se puede transportar más cantidad de producto. Esto se traduce en que se emiten menos gases de efecto invernadero en su gestión y distribución a las tiendas. Al mismo tiempo, se consigue que los envases consuman menos espacio en los contenedores de reciclaje y las recogidas sean más eficientes, disminuyendo también las emisiones.
Alargar la vida de los envases
«El ecodiseño es clave para la economía circular porque se basa en las 3Rs: reducir, reutilizar y reciclar. Es decir, dejar atrás el modelo de usar y tirar que genera tantos residuos. Hacer que los productos que salen al mercado puedan retornar en forma de materia prima y se les dé una segunda vida, fabricar nuevos productos con ellos, aprovechando sus propiedades al máximo. En el día a día esto se traduce en un consumo más controlado y responsable», apunta Verdejo.
El ecodiseño tiene beneficios ambientales, como hemos visto, pero también comporta ventajas comerciales. « Las empresas cada vez son más conscientes de la demanda ciudadana en torno a envases más sostenibles y con menor huella ecológica», explica Begoña de Benito, directora de Relaciones Externas de Ecoembes.
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