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Angola
Angola, a vista de pájaro
La compañía española Promised Land Ventures pone en marcha, junto al Ministerio de Turismo angoleño, un proyecto que fomenta la observación de aves, la conservación y el desarrollo local
La forma, el tamaño, los patrones de plumaje o la altura de avistamiento son algunas de las cosas que uno aprende a observar a medida que va introduciéndose en el turismo ornitológico, un tipo de ecoturismo que seduce cada vez a más aficionados. Descubrir, ver y fotografíar cada nueva especie de ave que uno ve engancha. Una observación que, además de adentrarnos en el conocimiento de los hábitats de estos ejemplares, fomenta su conservación y el desarrollo rural. Y en algunos países el «birdwatching» puede acabar convirtiéndose en un motor importante de su economía y un aliado contra la pobreza. Es el caso de Angola, donde, además, «supone abrir el país al turismo», explica Noam Shany, consultor internacional y autor de varios libros y artículos sobre aves.
Con ese objetivo en mente Shany, codirector de Promised Land Ventures, se embarcó, junto con el Ministerio de Turismo de Angola, en el proyecto «Apuesta por el aviturismo». Y partían de cero, «porque no identifican su producto diferenciado y competitivo. El caso de Angola es el denominador común de muchos países. Resulta sorprendente que en Reino Unido haya millones de «birdwatchers» pese a no haber casi aves, y que en Angola, en cambio, que tiene más especies de aves que toda Europa, no se haya potenciado», afirma Shany. Todo un nicho de mercado por descubrir, porque cuando uno habla de Angola piensa en hambrunas y después en leones, antílopes, elefantes... no en pájaros. Pero lo cierto es que el país cuenta con 23 Áreas Importantes para la Conservación de las Aves y es únicamente en este país donde los amantes de los pájaros podrán ver en su hábitat natural al turaco crestirrojo (Tauraco erythrolophus), el ave nacional de Angola. Esta especie endémica, «se alimenta de frutos y es habitual en los bosques húmedos de Cumbira y Kinjila», explica Shany.
No es el único endemismo del país. A ella se suman otras 14 (o 15 según qué fuente consultada), como es el caso del bubú de Braun (Laniarius brauni), un ave paseriforme que, según Shany, «fue redescubierta hace 30 años después de que se creyera que estaba extinta en el norte de Angola», o el prionopo de Gabela (Prionops gabela) y sus característicos ojos.
Una mirada a la naturaleza que ha aprendido también la población local, ya que, para poner en marcha este proyecto, la compañía española está «formando a los futuros guías de 10 comunidades», explica Casals.
«Esto redunda en la naturaleza, porque, dado el interés que este proyecto ha despertado, los formadores explican a la comunidad que no puede ser que su hijo esté estudiando para ser guía local y usted los dé caza», añade Shany, que acto seguido recuerda cuando «uno de los observadores que estaba empezando no lograba ver un ave y preguntó a la comunidad dónde se solía ‘‘esconder’’ esta especie. Para conseguir saber a qué ave se refería los vecinos no le dijeron diferentes nombres, sino que le preguntaron si tenía o no mucha carne, porque reconocen a las especies por el plato que cocinan».
El siguiente paso es desarrollar las infraestructuras necesarias «respetando el entorno. De modo que se están haciendo albergues que por fuera son como las casas de la comunidad pero por dentro tienen todas las comodidades», aseguran fuentes de la empresa. Algo que ha permitido, entre otras cosas, que empiece a haber conexión telefónica y luz gracias a paneles solares.
El objetivo final es lograr que el ecoturismo «sea una pieza clave en la diversificación de la economía del país africano; queremos que Angola sea el nuevo Costa Rica en lo que a turismo de naturaleza se refiere», concluye Shany.
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