Espectáculos
Moldavsky, el monologuista forjado entre Argentina, Israel y Masterchef
El cómico argentino actúa en el Teatro Alcázar de Madrid el 30 y 31 de octubre
Después de sus dos primeras actuaciones, el cómico argentino Roberto Moldavsky repite por partida doble el próximo lunes y martes en el Teatro Alcázar, justo antes, de hacer lo propio en el Teatro Borrás de Barcelona el 2 de noviembre. El cómico se ha reinventado y vuelve tres años después a la capital, tras su viral paso por Masterchef Argentina, donde asegura «haber aprendido a conquistar al público con mi torpeza». A pesar de reconocer que se pierde algunos matices locales, se declara fanático del humor de Los Morancos y de Santiago Segura, mientras incorpora en sus espectáculos el gusto generacional por la improvisación.
Ahora, cuando el humor pasa inevitablemente de moda ante la arrasadora tendencia que imponen las redes, se castiga bajo la etiqueta de «humor de cuñao». «Sería raro que no haya una lucha generacional, porque está en todo, en la ropa y hasta en las costumbres. Yo tengo la suerte de tener muchos seguidores jóvenes y a mi hijo, que me ayuda a adaptar mi monólogo a todos los públicos», reflexiona el humorista de 61 años.
Su país, sumergido en el momento político más intenso de los últimos años, vive un esplendor internacional con dominio sobre todas las religiones de la sociedad contemporánea: la Iglesia, el fútbol y la música urbana. «Es nuestra gran contradicción. En un entorno tan difícil surge el ingenio y el arte. Aun así no quiero fomentar la crisis como motor de talento», aclara entre risas.
No es la primera vez que este cómico se expone ante el reputado público madrileño, ya lo hizo antes de la pandemia y pudo confirmar que «tenemos mucho en común, además del idioma. Aquí sentimos que estamos más cerca de casa que en cualquier otro lugar del mundo. En Madrid no nos sentimos extranjeros».
El humor nunca había sido una profesión de riesgo. Ahora están expuestos a que un gag desafortunado se viralice y desate la polémica. Sin embargo, él no se deja influir por ello, independientemente del país en el que actúe, teniendo solo en cuenta el consejo que un día le dio el gran Santi Rodríguez: «Si vienes aquí para decir los mismos insultos que nosotros, no te necesitamos». Quería decirle que no renuncie a su esencia para intentar encajar con el público. «Adapto poco, porque si no, no sería yo. Solo cambio algunas palabras que sé que aquí no funcionan igual. Así, vengo con lo que lleno el teatro en Buenos Aires», cuenta.
«Mis hijos dicen que tuve varias vidas», arranca Roberto. «Me fui con 21 años a una comunidad agrícola en Israel, para años después regresar a Argentina como comerciante. Cuando menos me lo esperaba comenzó mi carrera como monologuista, que me llevó a aventuras como mi paso por Masterchef».
A pesar de haberse forjado como profesional en la madurez, Moldavsky asegura que en la comedia no se penaliza llegar tarde. «Casi al contrario. La gente empatiza más con la historia de alguien nuevo y que además no llega a tiempo. En el humor eso suma convicción, ya que has podido pasar por más etapas vitales, así como fracasos».
Sobre los nuevos formatos cómicos que impulsan las redes, este argentino entona el célebre «renovarse o morir». «Suelo bromear con que me gusta hablar mal de los hijos, además de aprovecharme de ellos para estar al día. Tendemos a pasar por alto lo desagradecidos que son», asegura sin abandonar el tono de broma. Roberto es de esas personas cuyo secreto para ser gracioso es parecerlo poco. Con una voz grave, propia de portavoz, lanza sus anécdotas, tan auténticas como la vida misma.