Sucesos

Los criminólogos madrileños dan un paso al frente: «Podemos prevenir delitos»

El Colegio Profesional de la Comunidad de Madrid celebra un congreso en el que pondrán de relieve los problemas y retos a los que se enfrenta la región: violencia de género, bullying, cibercrimen...

Entrevista con Entrevista a Carmen Balfagón y Abel González, responsables del Colegio de Criminólogos de Madrid.
Entrevista con Entrevista a Carmen Balfagón y Abel González, responsables del Colegio de Criminólogos de Madrid.Alberto R. Roldán La Razón

La cada vez más copiosa ficción televisiva nos ha familiarizado con la figura del criminólogo... hasta el punto de confundir su verdadera función. Efectivamente, tienen la facultad de trabajar en el escenario del delito. Pero olvidamos que su gran valor está en hacer todo lo posible para evitar que ese delito se produzca. Con el ánimo de que se conozca su labor, especialmente entre los poderes públicos, hace cinco años nació el Colegio Profesional de Criminología de la Comunidad de Madrid. Sobre todo a raíz del «boom» en las titulaciones, en parte fomentado por la inundación de series y películas con criminólogos como protagonistas. Desde que las universidades, a finales de los años noventa, comenzaron a lanzar las primeras titulaciones, el número de estudiantes no ha dejado de crecer. Actualmente, está en una media de 20.000 alumnos cada año. Ahora, el reto está en ver cómo «la función pública puede absorber» toda esa oferta, como explica a este diario Abel González, vicedecano del Colegio, acompañado de Carmen Balfagón decana. No en vano, el sector privado es cada vez más consciente de su potencial: su capacidad de análisis o su facilidad para trabajar en equipo los convierten en perfiles muy atractivos en departamentos de recursos humanos y, por supuesto, de seguridad.

¿Por qué son necesarios los criminólogos? La observación, análisis y estudio de los datos, el por qué y cómo se produce un delito, ayuda a prevenirlo en el futuro. Es lo que se conoce como prospectiva. Un ejemplo de su utilidad lo tenemos en la reciente tragedia de la DANA. «Podemos estar en cualquier sitio donde se realicen políticas para conseguir esa prevención de la delincuencia y otras amenazas. Por ejemplo, intervenir en el ámbito de las emergencias y catástrofes. Tenemos criminólogos especializados en prevenir fenómenos como el de Valencia», explica González. Los nuevos riesgos cibernéticos, problemas como las «fake news»... «No es sólo la delincuencia callejera; se trata de tener una sociedad cada vez más protegida».

Fenómenos silenciados

«Nuestra Constitución es, posiblemente, la más garantista de Europa», afirma por su parte Carmen Balfagón. «Pero nos olvidamos de que esas garantías hay que hacerlas patentes. Por ejemplo, no puedes excarcelar a un preso sin que haya previamente un análisis de lo que puede suponer eso para la sociedad». La criminóloga se refiere al caso del niño asesinado por un convicto en Lardero (Logroño) en 2021. «No es posible que una junta de tratamiento, que decide excarcelar a un preso, sea una mesa de tres patas, y que ninguna de ellas sea la de la predicción del riesgo. Esa función es del criminólogo», añade.

Otro problema sobre el cual los criminólogos pueden actuar es el «bullying» escolar, que, en opinión de Balfagón, es «un fenómeno silenciado». «Debemos tener protocolos de actuación. ¿Por qué no prevenimos esas situaciones de acoso, cuando las propias víctimas están contando cómo se producen?», se pregunta. Del mismo modo, creen que se debe aprovechar su potencial frente a la violencia de género. «Necesitamos un estudio que nos defina el por qué una persona mata a su pareja. No nos conformemos con hacer un minuto de silencio. Trabajemos para estudiar si hay razones educativas, psicológicas... Aprovechemos la privación de libertad de la gente que está en prisión y hagamos un análisis. Eso nos permitiría hacer políticas de prevención. Cada vez tenemos más víctimas. No hemos conseguido dar con la tecla».

Problemas como estos serán tratados este jueves 14 y el viernes 15 en el II Congreso de Criminología de la Comunidad de Madrid, organizado por el Colegio en el Salón de Grados de la Facultad de Derecho de la Universidad Complutense. Durante veinte horas repartidas en dos días, los ponentes mostrarán ejemplos concretos de «criminología aplicada». Así, uno de los casos que se expondrán será el proyecto, realizado por el Colegio, para prevenir los narcopisos en la calle Cullera, en el barrio de Lucero (Latina), en este caso coordinado por Alberto Rodríguez y que fue bien recibido por la Delegación del Gobierno. Por su parte, González impartirá una ponencia sobre la cibercriminología: cómo aplicar la criminología al mundo de la ciberseguridad.

Precisamente, ¿cuáles son los problemas más acuciantes a los que se enfrenta nuestra región, desde un punto de vista criminológico? Abel González explica que, en lo que se refiere a la delincuencia tradicional, «venimos de una situación en la que delincuencia violenta va descendiendo, y también la juvenil ». Sin embargo, añade, hay que tener en cuenta el «parón» que supuso el año 2020, debido al confinamiento. Actualmente, señala, «tenemos un problema, sobre todo juvenil, que son los delitos sexuales. Y también las lesiones graves entre jóvenes, incluso los homicidios».

Entrevista con Entrevista a Carmen Balfagón y Abel González, responsables del Colegio de Criminólogos de Madri
Entrevista con Entrevista a Carmen Balfagón y Abel González, responsables del Colegio de Criminólogos de MadriAlberto R. RoldánFotógrafos

Lavapiés y Sol

Después, se «mantiene» la delincuencia relacionada con la marginalidad, con «diferentes focos». Hay dos zonas céntricas que han estudiado especialmente: Lavapiés y Sol. Y han visto cómo la percepción de criminalidad, o incluso de la «inoperancia» de las fuerzas y cuerpos de seguridad, es mayor de lo que, en realidad, reflejan los datos. Por ejemplo, en el caso de Lavapiés, la mayor parte de problemas son más de «convivencia que de delincuencia».

Uno de los delitos que más titulares ha dejado en la región en los últimos meses es el relacionado con bandas juveniles. «Estamos viviendo una transformación de las bandas violentas», señala González. «Una transformación en cuanto a la composición de sus miembros, en lo relativo a sus zonas de actuación y en lo referente a lo que se dedican», añade. Y es que «se está detectando que esas bandas violentas buscan también un lucro económico, estableciendo relaciones con ciberdelincuentes». Dicho de otro modo, han pasado del tráfico de drogas a las ciberestafas.

En su opinión, si bien antaño parecía que el problema con las bandas se iba a «desbordar», la situación, a día de hoy, «está muy focalizada en determinadas zonas». Y la actuación policial está «funcionando». «Sí existen problemas de territorialidad. Pero creo que no es un problema generalizado ni que esté extendido». En todo caso, incide en la prevención, especialmente en los centros educativos. «Cada vez son chavales más jóvenes los que se integran en las bandas: la edad ha bajado de los 15 o 16 años a los 10, 11 o 12».

La «okupación» y, sobre todo, la «inquiokupación». Abel González reconoce que tenemos una legislación que «no es ágil a la hora de expulsar a alguien de una vivienda cuando no te paga». «A nosotros, lo que nos preocupa, desde el punto de vista criminológico, es si este fenómeno está relacionado con otro tipo de delincuencia». Así, según ha estudiado, en el municipio de Collado Villalba, los robos con violencia se producen en «zonas aledañas a los edificios okupados», y por parte de personas que habitan de forma ilegal en esos inmuebles.

Del mismo modo, han visto una relación entre la «okupación» y el tráfico de drogas, como ocurre con los narcopisos de Lucero. «Ahora se da otra modalidad: a cambio de droga, tú nos dejas el piso durante un número determinado de horas al día para hacer los trapicheos. La okupación puede ser una nueva oportunidad para el delito».

Encuesta de victimización

Balfagón y González explican que el Colegio tiene tres grandes proyectos sobre la mesa. Primero, uno dirigido a Delegación del Gobierno. Desde el Colegio se han ofrecido para crear una «oficina de prevención de la delincuencia», lo que constituiría un «proyecto pionero». «Se trataría de, primero, analizar de forma rigurosa la delincuencia en la región y, después, poner en marcha una serie de planes al respecto». En segundo lugar, tienen pendiente con el Ayuntamiento de Madrid la firma del Convenio con la Policía Municipal para brindarles ese «apoyo» criminológico a la hora de analizar problemas concretos que puedan darse en la capital. Y por último, este el que consideran su «plan estrella», propuesto a la Comunidad de Madrid: crear una «encuesta de victimización» que sea regular, preferentemente de forma anual. Y es que, en criminología, nunca se tienen suficientes datos. Y los oficiales publicados a día de hoy se quedan cortos a la hora de que los expertos puedan desarrollar su labor.

El problema, como insisten ambos criminólogos, es encontrar una voluntad suficiente por parte de tres administraciones diferentes y, actualmente, divididas en dos partidos políticos, para poner en pie estos proyectos. De momento, siguen esperando respuesta. «Al final, para las administraciones, somos una mano de obra muy barata y de la que pueden sacar mucho rendimiento», defiende Balfagón. Ahora bien, lo que hace falta, es «voluntad política». Y eso, en el panorama actual, supone todo un reto.