Exposición
Cómo entender la cultura nipona desde Madrid
En la Central de Diseño de Matadero, estará disponible la exposición que indaga en la influencia de Japón en la sociedad occidental
«Japan Desu» significa, sencillamente, «es Japón». Japón, paradigma de las sociedades más avanzadas del planeta y destacado, entre otras cosas, por su capacidad de vincular a oriente con occidente por sí mismo. La exposición, organizada por la Asociación de Diseñadores de Madrid (DIMAD), en colaboración con el Ayuntamiento de Madrid y Nissan, traslada que, durante siglos, los contactos entre ambos universos se produjeron incontables veces, nunca hubo una separación total, pero tampoco un verdadero encaje. Así fue hasta julio de 1853, cuando la llegada de cuatro modernos barcos de vapor estadounidenses en las costas de Edo cambió el país del sol naciente para siempre.
Japán Desu está conformado por una veintena de espacios comerciales de Madrid donde se pueden apreciar distintas manifestaciones del diseño nipón. En este caso, desde la Central de Diseño de Matadero, se reivindica la arquitectura, moda y automovilismo.
Marta Muñoz, arquitecta y encargada del diseño expositivo, indica que: «Es una exposición ligada a un proyecto con ambición de futuro, queremos acercar la cultura japonesa y el diseño español. Nos sigue pareciendo un país muy exótico y cuando me llamaron este verano para hacerme cargo del diseño expositivo lo hago abrazando algo que es una oportunidad. Es un país que me gusta muchísimo y tenemos siempre en él la mirada de tradición, pero también de innovación».
Un explorador del futuro
Los muros sólidos de la arquitectura nipona se están comprimiendo cada vez más y ésta se ciñe al individuo. Las razones las explica Marta Muñoz: «Me di cuenta que los proyectos de arquitectura cuentan la realidad japonesa, y es que cada vez las viviendas son más pequeñas. Principalmente por dos razones: una porque Japón es una isla, la población crece y las normativas permiten construir muy pequeño; y otra por las nuevas maneras de vivir, ya no es la familia tradicional, ahora se tiende al individualismo y eso se refleja en las viviendas. ¿Para qué tener dos dormitorios si vivo solo?, ¿para qué tener cocina si no como en casa?, ¿para qué un salón de compartir?».
Tal y como explican los expertos en la materia de DIMAD, el urbanita japonés es cada vez más alguien que considera la ciudad entera como su verdadero hogar. La casa privada no es más que un lugar donde dejar la maleta, dormir y asearse. Mientras que, lo demás, puede hacerlo de forma mucho más eficaz en los distintos lugares que la ciudad le proporciona. «Seguramente sea este el motivo por el que es más probable que aparezcan allí nuevos tipos edificatorios, modelos que tardarán más o menos en llegar a Europa pero que inevitablemente terminarán por importarse al viejo continente. La vivienda lápiz es esbelta, eficiente, resolutiva e impactante. Quien se fije en lo que está ocurriendo ahora en Japón se comportará en cierto sentido como un explorador del futuro».
Moda sostenible y transporte
Si bien es cierto que la moda japonesa es referencia a nivel mundial, sorprende que, en cambio, destaque por la atemporalidad de sus productos. Japón aúna la innovación a la vez que la abstracción de las tendencias. DIMAD explica que, lejos de identificarse con el género o previos marcos existentes, se sustenta en tres pilares transversales: artesanía, tecnología y sostenibilidad. Marta Muñoz nos habla de la prenda conditio sine qua non, el kimono. «El kimono no es 60-90-60 como las medidas occidentales. En occidente nos vestimos basándonos en nuestra silueta y en medidas antropomórficas con un patronaje basado en la medida humana, en función del peso o altura. Eso no ocurre en el kimono japonés, que bebe de otras normas, como la condición social –soltera o casada influye en la longitud de las mangas–, o la situación económica –el cinturón que ciñe el kimono varía según la clase–. Son prendas que se distancian del cuerpo, muy volumétricas y que no beben de ninguna regla de contornos». En la exhibición se ha apostado por piezas de Issey Miyake y sus geometrías; NISAI, reconocido en reciclaje de prendas; O ANREALAGE, marca precursora de la moda digital que transforma símbolos en prendas de vestir, entre otras.
Y entre telas que van rozando a los visitantes durante la exposición, se percibe el poco campo que deja la arquitectura contrastando con el espacio que sí reside en la moda, distanciada del cuerpo. Así, hasta llegar al final de la muestra, encontrando el automóvil. Un habitáculo pequeño, pero también de residencia, que nos traslada, y con el que estamos en constante contacto. Desde DIMAD informan que los fabricantes japoneses se han anticipado a las necesidades de las personas y las ciudades, buscando practicidad, sostenibilidad, comodidad y asequibilidad. Es el caso de Nissan, automóvil expuesto en Japan Desu en su versión ARIYA, combina en armonía la tradición japonesa de la modernidad tecnológica y una clara visión de la movilidad del futuro. Se trata del primer crossover eléctrico de la marca, con la última tecnología y un inconfundible diseño japonés.
Finalmente, DIMAD concluye que esta exposición resulta en “una suerte de viaje al futuro. El viajero con frecuencia camina por parajes que le resultan extraños y familiares al mismo tiempo. A su paso encuentra escenas que podrían parecerse a otras que recuerda de su propia tierra y ello hace que no se sienta completamente perdido. Conforme avanza cree reconocer el terreno que pisa, crece en él una sensación de seguridad, pero no es más que una ilusión. Un europeo en Japón siempre será un marinero en tierra que puede aprender lo suficiente como para sobrevivir pero que nunca dejará de sentirse como un náufrago rodeado por un mar de códigos demasiado ajenos como para asimilarlos por completo”.