Italia
Ser o no ser frente al espejo
CosmoCaixa acoge una exposición que indaga en el funcionamiento de los espejos
CosmoCaixa acoge una exposición que indaga en el funcionamiento de los espejos
Cuando Alicia se miraba al espejo veía a una niña de ojos curiosos y ademanes imperativos que no sabía si conocía bien. Ansiaba meterse dentro y hablar con esa otra Alicia, preguntarle qué es lo que veía ella. Así que un día decidió que creería en todas las paradojas y se lanzó en trompa hacia el espejo del lavabo de su madre. Cuando lo atravesó, lo que vio due una niña de ojos apagados y ademanes cansados y se preguntó a sí misma, qué demonios le pasa a esa idiota. Empezó a levantar los brazos con fiereza para que esa niña espabilara, pero nada, no había forma. Aquello la asustó tanto que volvió a no creer en imposibles ni en paradojas y se abalanzó de nuevo hacia el espejo. Lo logró sin falta y pudo respirar tranquila, porque en el espejo volvió a aparecer esa Alicia curiosa e imperativa que tanto le gustaba ver. ¿Ver y ser es lo mismo?, se preguntó entonces. Estaba claro que no. Ahora tenía que decidir qué prefería.
Los visitantes que se acerquen estos días a CosmoCaixa podrán jugar a ser la Alicia del país de las Maravillas y atravesar literalmente un espejo gracias a la exposición «Espejos, dentro y fuera de la realidad», una muestra que confirma una vez más que ver y ser son prácticamente fenómenos contrarios. A través de espejos planos, curvados, caleidoscopios y diferentes proyecciones de luz podemos vivir con asombro dentro del espejo y ver cómo la realidad puede llegar a tener muchas perspectivas.
Es lo mismo que cuando se habla que una imagen vale más que mil palabras. Los espejos demuestran que una imagen en realidad es un ladrón de mil palabras con lo que sólo sirve para turbar. Porque lo visible es todo aquello que podemos nombrar y lo que suelen hacer los espejos es mostrar lo invisible, lo que nadie se explica. Por eso son tan fascinantes, porque trascienden cualquier discurso y muestran una suprarealidad de hermosos colores y luces.
De esta forma, la exposición nos invita a una reflexión matemática, física y fotónica o lo que es lo mismo, un gran «boom» filosófico a partir de conceptos como identidad, simetría, imagen, realidad o apariencia. El visitante arranca inmiscuyéndose dentro de un espejo y continúa a partir de allí un itinerario que permite experimentar con los efectos y particularidades de los espejos, uno de ellos del observatorio de ondas gravitacionales de Pisa (Italia).
Una lógica en confrontación
«Espejos, dentro y fuera de la realidad» es, por tanto, una exposición «imaginativa y llena de sorpresas que usa el potencial y las aplicaciones de los espejos para demostrar que la realidad se puede observar desde ópticas diferentes», según asegura Elisa Duran, la directora general adjunta de la Fundación Bancaria ‘laCaixa’. Hasta el próximo 26 de enero, la exposición «muestra al visitante las múltiples aplicaciones científicas que tienen los espejos»”, y a «reflexionar sobre cómo nos vemos a nosotros mismos, cómo nos ven los demás y cómo vemos a los demás», insistió Duran.
La muestra ayuda a combatir con la idea de neutralidad de estos objetos tan cotidianos que reflejan no lo que somos, sino lo que vemos, con lo que sólo reflejan fantasmas y ya se sabe que los fantasmas pueden ser muy traicioneros. Podremos comprender mejor las leyes de la reflexión y refracción de la luz, así como los planos de simetría y las relaciones matemáticas que intervienen en todo ello.
El itinerario arranca con una bifurcación, una parte blanca y otra negra, que se conectan a través de un túnel a escala humana de espejos caleidoscopios. La parte negra de la exposición profundiza en las propiedades del espejo desde la vertiente más accesible, como por ejemplo los espejos planos, curvos o caleidoscópicos, entre otros, para descubrir los aspectos matemáticos que confluyen en estos objetos y «empezar a preguntarnos sobre lo que reflejan.
En la segunda parte de la exposición, la parte blanca, la luz se convierte en la protagonista y se explica cómo su interacción con los espejos permite ir a la Luna navegando con un sextante, capturar imágenes detallas de galaxias lejanas o ver la primera luz después del Big Bang. La muestra ha contado con el asesoramiento del Museo de Matemáticas de Cataluña y del Instituto de Ciencias Fotónicas, y con colaboraciones como el proyecto ‘Virgo’, que ha cedido un espejo procedente del observatorio de ondas gravitacionales que tiene en Pisa. Ser o ver, qué prefieres.
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