La Columna de Carla de La Lá
Finja todos los valores de los cuales carece y ahorre en la factura de la luz
Les regalo unas indicaciones para torturarse escatimando una cantidad insignificante de energía y ahorrar en la factura de la luz.
He conocido gentes muy tacañas, la mayoría tenían dinero, ¿por qué será? Yo no lo tengo ni lo tendré nunca porque soy generosa; y observadora, y conozco la psicología del miserable (y la admiro y disfruto) como buena amante de la literatura que soy (Quevedo, Molière, John Kennedy Toole…). Yo conozco los trucos del roñoso y las estratagemas del avaro, y los que no conozco de leerlos u observarlos puedo imaginarlos, ahora lo verán.
Como mujer dadivosa que soy (de eso me precio entre algunas pocas virtudes) les voy a dar gratuitamente unas indicaciones para auto torturarse escatimando una cantidad insignificante de energía y así ahorrar en la factura de la luz. Si tienen alma de miserables, llegarán a deleitarse y gozarán.
Finjan ser rabiosamente ecologistas: y reciten frente al espejo (más tarde en público) mantras como este “el gasto de electricidad tiene mucho peso en nuestra huella de carbono y el cambio climático mundial de origen antropogénico, causado por nosotros, los humanos, los peores habitantes del planeta”.
Finjan ser pulcros: y mantengan limpias las ventanas y lámparas de casa, así podrán aprovechar la luz, ya sea natural o artificial, al máximo. Con un poco de suerte se ahorrarán el gimnasio.
Finjan ser foodies y cosmopolitas: practiquen el batch cooking, cocinando sólo un día a la semana… ¡el domingo (que es barato)!. Con vistas a utilizar el famoso calor residual del horno y la vitrocerámica apaguen los espaguetis en dos minutitos que es de paletos hacerlos blandos y no distinguir el estado “al dente”; al fin y al cabo en Italia los hacen durísimos… ¿no han viajado ustedes o qué? (Vale para todo tipo de pastas y demás alimentos).
Finjan ser serviciales (si son hombres, feministas): y no dejen que nadie se acerque al lavaplatos, no sea que lo conecten de día o que lo carguen poco. Ustedes lo llenan ¿conocen el tetris? (si cabe su gato lo meten también). Y a la cama, no sin antes apagar el router.
Finjan ser inteligentes y presuman de la capacidad de abstracción que no han tenido nunca. O eso, o ponerse a planchar a las 00:00 de la noche. Empiecen a economizar lo que se plancha en casa y hagan proselitismo entre sus convivientes; memoricen: “¿es necesario planchar? ¿Es necesario lavar? ¿Es necesario vestir? ¿Es necesario respirar? ¿Es necesario vivir? ¿A ver por qué? ¿POR QUÉ? ¿No han leído a Nietzsche? Si matamos a Dios, no existe el absoluto, todo es relativo”.
Finjan ser modernos: y evitarán este verano encender el aire acondicionado. Dejen las puertas interiores abiertas (la intimidad es de fascistas y los buenos ciudadanos de izquierdas no tenemos nada que esconder) para mejorar la circulación del aire en casa. Practiquen el nudismo, mucho más natural e inclusivo. Un ventilador de techo, girando en sentido contrario a las agujas del reloj creará una agradable brisa en casa (y es muy David Lynch. Depílense hasta el paladar).
Finjan estar curados: dejen las redes sociales y comuníquenlo al resto de los mortales (adictos y descontentos) como un “slowdown” voluntario, desde la elevación y la madurez (navegar en la red sale carísimo). Recuerden que todo lo que ven en sus pantallas consume energía.
Finjan ser auténticos: y reducirán la calefacción al mínimo (o por completo). La vida está hecha para vivirla, piensen en la austeridad, en Epicuro, en los de Bilbao… La idea no es pasar el invierno en manga corta, las estaciones están hechas para sentirlas y sus ciclos nos ayudan a regular nuestro organismo. ¡Vivan la vida! No sean evitativos, ¡caramba!
Finjan ser sociables y querer a sus familias: y abandonen su domicilio para trasladarse a casa de sus padres (incluso suegros, hermanos, amigos…) en cuanto los niños terminen el colegio; si no tienen hijos, finjan una enfermedad grave, una demencia, un postoperatorio.
Finjan ser morales e intelectuales: para ahorrar en televisión y series instalen una barrita de incienso. Siéntense en el sofá y oren, o mediten. ¿Hace cuánto que no lo hacen? Para los más avanzados, aquellos de ustedes que devoran libros, ¡apaguen ese flexo que es la ruina! Y enciendan su barrita de incienso… Y eso no lo digo yo, lo decía Schopenhauer… que los que se precian de leer muchísimo… ¿a qué hora demonios piensan?
Finjan ser románticos: y tiren de velas para todo, velas para enamorar… velas para trabajar… Mozart, Liszt, Beethoven, Chopin… escribían sus conciertos a la luz de las velas…
Finjan ser organizados: si quieren ahorrar deberán hacer un uso razonado de cortinas y persianas. Si no son muy inteligentes, les recomiendo un calendario que pueden construir ustedes mismos o con ayuda de alguno de sus hijos, rotuladores y regla. En invierno deberán estar completamente abiertas para dejar pasar la luz. En verano, en cambio, mejor cerradas hasta que se oculte el sol.
Finjan ser sexuales: solo existe una manera de contener el gasto energético de su pareja en tramo Punta, de 10:00 de la mañana a 14:00 y de 18:00 a 22:00 de lunes a viernes… ¡la cama! Durante el tramo intermedio, llamado Llano, de 08:00 a 10:00 horas, de 14:00 a 18:00 horas y de 22:00 a 00:00 de la noche, podrán encontrar sosiego.
Finjan ser aristocráticos: Eviten el agua demasiado caliente en las duchas, que es mala para la piel y, sobre todo, consume. Qué diablos, no se duchen, que es de lo más versallesco. (Y el perfume es más barato que la luz).
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