Contraofensiva

Ucrania asegura haber matado al comandante de la Flota Rusa en el mar Negro

Rusia se venga por la presunta muerte del vicealmirante Víktor Sokolov atacando con misiles y drones la infraestructura portuaria de Odesa, donde han dañado silos para las muy necesarias exportaciones de grano

El comandante de la Flota del mar Negro Víktor Sokolov
El comandante de la Flota del mar Negro Víktor SokolovMinisterio de Defensa Rusia

Los servicios de inteligencia ucraniana aseguran que el comandante de la Flota rusa del mar Negro, el vicealmirante Víktor Sokolov, resultó muerto como resultado del ataque con misiles de fabricación británica, Storm Shadow, lanzado por el Ejército de Kyiv contra al cuartel general de la Flota en Sebastopol del pasado viernes, donde, además, indican que también perecieron «34 oficiales rusos de alta graduación, y otros 105 miembros del personal resultaron heridos».

Diversas imágenes de satélite han evidenciado que el edificio de la sede resultó gravemente dañado, tal y como asegura el ministerio de Defensa de Kyiv. Un hecho también confirmado por el propio gobernador de Sebastopol, Mikhail Razvozhaev, quien advirtió ayer a los residentes que esperaran «fuertes ruidos de explosiones controladas para derrumbar las estructuras de emergencia» en el lugar, según informó en sus redes sociales. Además, el títere de Moscú también indicó que, a partir de ahora, se instaurará un nuevo protocolo para los ataques aéreos contra la península de Crimea, ocupada ilegalmente por Rusia desde 2014, «con alertas que se emitirán por radio y televisión».

Asimismo, las Fuerzas de Operaciones Especiales ucranianas también proporcionaron una actualización sobre las pérdidas rusas como resultado de la operación del pasado 13 de septiembre para destruir el barco minador Minsk, el cual es uno de los buques clave de la flota de las fuerzas navales del Kremlin. «Teniendo en cuenta que el barco Minsk debía entrar en servicio de combate al día siguiente, el personal estaba presente en el barco. Las pérdidas irreversibles ascendieron a 62 ocupantes».

En las últimas semanas, las fuerzas ucranianas han llevado a cabo diversos ataques contra la Península. El bloguero militar ruso Rybar informó en su canal de Telegram sobre «al menos 120 ataques» contra Crimea con drones, misiles Neptune y Storm Shadow. El pasado miércoles, la embestida de Kyiv se produjo contra el aeródromo ruso de Saki, donde, según fuentes del Servicio de Seguridad de Ucrania se encontraban, al menos, 12 aviones de combate (Su-24 y Su-30), así como el sistema portátil de misiles antiaéreos Pantsir y la base de entrenamiento para operadores de vehículos aéreos no tripulados Mojaher. El ataque produjo «graves daños y al menos 30 soldados muertos», según indicó el servicio de inteligencia.

Ese mismo día, las tropas ucranianas bombardearon y consiguió destruir una parte significativa del puesto de mando ruso cerca de Verkhnosadove (a 16 kilómetros al noreste de Sebastopol). Asimismo, a mediados de septiembre, el funcionario de la inteligencia militar de Kyiv Andriy Yusov confirmó que «un submarino de la clase Kilo fue alcanzado» por sus misiles. Algo que, horas después, fue confirmado por varias imágenes del submarino que mostraban un gran impacto en su casco. En el ataque también fueron dañadas las instalaciones de reparación naval de Sevmorzavod, según informó el jefe de la fuerza aérea de Ucrania, Mykola Oleshchuk.

De momento, Moscú no ha confirmado ni desmentido la noticia, excepto por un breve comunicado en el que, tras el ataque contra el cuartel general en Sebastopol, informaron de «la desaparición de un militar». Por otro lado, desde la destrucción de la sede de la flota, donde presuntamente Sokolov se encontraba en ese momento, este no ha sido visto en público. De confirmarse la noticia, la muerte del vicealmirante y la treintena de oficiales supondría uno de los mayores golpes del Ejército ucraniano contra su enemigo, que, de facto, habría perdido el liderazgo de la flota rusa del mar Negro, la cual ha desempeñado un papel central en la campaña de ataques aéreos del Kremlin contra ciudades del sur de Ucrania. Por ello, Moscú ya ha desatado su vendetta.

Venganza contra Odessa

La respuesta rusa, que el Ministerio de Defensa ucraniano calificó como «un intento patético» de tomar represalias por el ataque contra el cuartel general de Sebastopol, ha tardado más de tres días en llegar, y lo ha hecho en forma de un nuevo ataque con drones y misiles contra la sureña ciudad de Odesa. De momento, no se ha informado sobre víctimas mortales, pero las bombas han dañado la infraestructura portuaria, un silo de grano y un hotel abandonado. Asimismo, la fuerza aérea ucraniana informó que, durante el transcurso de la noche de ayer, derribó un total de «19 drones Shahed». Sin embargo, «uno de los 12 misiles Kalibr y dos misiles de crucero P-800 Oniks lograron superar las defensas aéreas».

«Las instalaciones afectadas tenían casi 1.000 toneladas de cereales almacenados», según explicó el gobernador de la región de Odessa, Oleh Kiper. «En el ataque una mujer resultó herida por la metralla», añadió. Asimismo, el Ministerio de Energía informó que el ataque dañó diversas redes eléctricas, por lo que más de 1.000 personas se quedaron sin suministro. Desde que Rusia se retiró el acuerdo del grano que, entre otras cosas, es extremadamente necesario para paliar las hambrunas en el continente africano, esta ha atacado los puertos y las instalaciones de almacenamiento de cereales destruyendo silos, almacenes, terminales petroleras y otras infraestructuras críticas para el almacenamiento y el envío. Por su parte, y siguiendo la conocida retórica del Kremlin sobre la injerencia internacional en el conflicto, el Ministerio de Defensa ruso dijo que se utilizaron «misiles de largo alcance y drones para atacar instalaciones que dan cobijo a mercenarios extranjeros y saboteadores entrenados». Una información para la que no han proporcionado hechos o evidencias.