Análisis
«El ‘statu quo’ previo en Gaza es irrecuperable»
Leila Farsakh, profesora de Ciencia Política de la Universidad de Boston, no confiaba en que la extensión del alto el fuego entre Israel y Hamás pudiera implicar un acuerdo para una tregua más duradera en la Franja
Israel reanudó siete días después la ofensiva contra Hamás en la Franja de Gaza tras el colapso definitivo del primer acuerdo de alto el fuego con la organización islamista palestina que perpetró la masacre del pasado 7 de octubre en la que murieron cerca de 1.200 israelíes. No hubo acuerdo entre las partes para extender una tregua frágil que, sin embargo, permitió la liberación de más de un centenar de rehenes en manos de Hamás a cambio de la excarcelación de 240 presos palestinos, además de la entrada de ayuda humanitaria en Gaza. Las negociaciones para alcanzar un nuevo cese de las hostilidades continúan a medida que la comunidad internacional presiona a Israel para reducir el número de bajas civiles en el enclave, donde han muerto más de 14.000 personas. La profesora de Ciencia Política de la Universidad de Boston, Leila Farsakh, autora del libro «Replantearse la condición de Estado en Palestina», analiza las implicaciones en diálogo con LA RAZÓN.
¿Consideraba que el acuerdo de alto el fuego y sus prórrogas como el punto de partida para una paz algo más duradera en Gaza? Netanyahu y los mandos del Ejército israelí habían prometido continuar su operación en la Franja para erradicar a Hamás.
No estaba demasiado segura de que los acuerdos de alto el fuego significaran que fuera posible una paz más duradera en Gaza. Era más bien un intento de evaluar hasta qué punto la guerra que Israel ha lanzado necesitaba adaptarse o reanudar su feroz enfoque que mató a más de 14.000 palestinos, el 40% de los cuales son niños, y agravó ya una terrible crisis humanitaria en Gaza donde la población antes del 7 de octubre todavía tenía tasas de desempleo de más del 45% y tasas de pobreza del 80%. La liberación de los rehenes dio un respiro a todos, pero también estaba reforzando la línea de quienes abogaban por un alto el fuego permanente, que permitiera a Israel mantener el norte de Gaza y facilitara poco a poco la llegada de ayuda humanitaria a la Franja. Todavía es demasiado pronto para decir cuál va a ser la naturaleza de un nuevo «modus vivendi», pero el «statu quo» previo es irrecuperable. Israel puede tratar de eliminar a Hamás, y puede que consiga debilitar o destruir su brazo militar, pero es poco probable que destruya su influencia política y social. Israel intentó hacer lo mismo con la OLP en 1982, a la que definió entonces como organización terrorista, pero luego hizo las paces con ella en 1993.
¿Es posible que la Autoridad Nacional Palestina asuma la gobernabilidad de la Franja Gaza después de la guerra? ¿Qué otras alternativas existen?
La Autoridad Palestina es muy débil y carece de legitimidad. Es demasiado pronto para decir si Israel mantendrá el control de la Franja y encontrará algunos miembros locales o anteriores de Fatah para dirigirla, o si la AP se reformulará de forma que pueda mantener la coordinación de seguridad con Israel y controlar la Franja de Gaza. Una vez más, esto dependerá de cuánto dure la guerra y de las posibilidades que se presenten en Israel, ya que el Gobierno de Netanyahu podría no durar más de tres meses.
Ni Irán, ni Hizbulá en Líbano, ni los hutíes en Yemen ni el resto de «proxies» iraníes en la región se han implicado en el conflicto. La tregua reduce la probabilidad de que lo hagan. ¿Podría cambiar este escenario?
Ningún país de la región quiere una guerra regional, y por eso ni Irán ni Yemen ni Hizbulá hacen más que condenar a Israel y no implicarse. Dudo que esto cambie.
El salvaje atentado de Hamás del pasado 7 de octubre devolvió la cuestión palestina al centro del debate cuando parecía prácticamente superada para los países árabes, especialmente los del Golfo. ¿Puede haber una normalización completa con Israel sin una solución real para los palestinos?
Los acontecimientos desencadenados el 7 de octubre han demostrado una vez más que la cuestión palestina no puede ignorarse ni «resolverse» fragmentando a los palestinos o mediante un proceso de paz que divida a los palestinos territorial y políticamente. No es posible ninguna normalización sin que los palestinos vean protegidos sus derechos políticos y humanos. Las calles árabes siguen con la causa palestina, y ningún país árabe quiere acoger a refugiados palestinos como ha intentado hacer Israel con su bombardeo de Gaza y el desplazamiento de 1,3 millones de palestinos al sur de Gaza. A los distintos Estados de la región les interesa salvar la solución de los dos Estados para poner fin al conflicto y también es la única forma de proteger a los israelíes. El único problema es que Israel ha acabado con la solución de los dos Estados con la expansión de los asentamientos desde 1993 y el traslado de 500.000 colonos a Cisjordania y Jerusalén Este, lo que hace sospechar que la región y Estados Unidos seguirán reiterando la necesidad de aplicar la solución de los dos Estados y de encontrar nuevas fórmulas para lo que esto significa en términos prácticos.
✕
Accede a tu cuenta para comentar