Guerra en Ucrania

El ruido de la llegada de botas norcoreanas a suelo ucraniano estremece a Occidente

La intervención de Corea del Norte en la guerra en Europa puede marcar un punto de inflexión en la geoestrategia de la península coreana

South Korean protesters stage a rally against their government's plans to supply lethal weapons to Ukraine, in front of the Presidential Office in Seoul, South Korea, Wednesday, Oct. 23, 2024. (AP Photo/Ahn Young-joon)
Manifestantes surcoreanos organizan una concentración contra los planes de su gobierno de suministrar armas letales a Ucrania, frente a la Oficina Presidencial en Seúl, Corea del Sur, miércoles 23 de octubre de 2024ASSOCIATED PRESSAgencia AP

La potencial infiltración de tropas norcoreanas en el conflicto de Ucrania, corroborada por informes de inteligencia de Estados Unidos y la OTAN, podría marcar un punto de inflexión en la geoestrategia de la península coreana. En un contexto donde Rusia, inmersa en una guerra de desgaste, busca urgentemente refuerzos y municiones, Pionyang se convierte en un siniestro aliado estratégico clave. Al mismo tiempo, Seúl evalúa la posibilidad de colaborar en operaciones de ataque selectivo contra las fuerzas norcoreanas, lo que intensifica las tensiones en la región. Con el régimen de Kim Jong-un aplicando medidas draconianas para prevenir deserciones y fortalecer su capacidad de disuasión, la situación se perfila como un campo de pruebas para las capacidades bélicas de ambas Coreas.

Si bien las agencias de inteligencia ucranianas y surcoreanas habían alertado sobre la presencia de tropas norcoreanas en Rusia y Ucrania, los servicios de inteligencia estadounidenses y la OTAN han presentado ahora evidencias adicionales. Según el Pentágono, «hasta 3.000» soldados norcoreanos han sido desplegados en el este de Rusia desde principios de octubre. Esta eventual participación de Pionyang en el conflicto plantea un desafío significativo para China, que se encuentra en una posición delicada, según los analistas. Además, este desarrollo podría catalizar una mayor cooperación entre los países de la OTAN y las naciones del noreste asiático, alterando así las dinámicas de seguridad en la región.

Entretanto, la divulgación de mensajes de Telegram entre el principal responsable de seguridad surcoreano y un legislador del partido conservador ha generado una intensa controversia, al sugerir la posibilidad de que Seúl colabore con Kyiv en un ataque selectivo contra las fuerzas norcoreanas que supuestamente combaten junto a Rusia. Este incidente se produjo tras las declaraciones del presidente Yoon Suk-yeol, quien el jueves indicó que, en caso de que se intensifique la cooperación militar mencionada, podría reconsiderar la opción de suministrar armamento a Ucrania. Yoon enfatizó que «no se quedara de brazos cruzados» y que, aunque se ha comprometido a no proporcionar armas letales de forma directa, podrían revisar esta política con mayor flexibilidad en función de las actividades militares de sus vecinos.

Corea del Sur, que se ha consolidado como un importante exportador de armamento, ha ofrecido hasta ahora asistencia humanitaria y apoyo no letal a Ucrania, alineándose con las sanciones económicas impuestas por Washington contra Moscú. Sin embargo, hasta el momento, ha desestimado las solicitudes de Kyiv y de la OTAN para el suministro directo de artillería a la nación.

Por otra parte, el Ministerio de Exteriores surcoreano expresó su «extrema preocupación» tras la ratificación por parte de la Duma rusa del controvertido y ambiguo «Tratado de Asociación Estratégica Global». Este acuerdo fue firmado el 19 de junio durante una inusual visita del presidente Vladimir Putin a Pionyang, y establece la «asistencia militar inmediata» en caso de agresiones por parte de terceros estados. El pacto aboga además por el establecimiento de un «sistema internacional multipolar», un término frecuentemente asociado a Moscú en su intento de contrarrestar lo que considera la «hegemonía» estadounidense. Además, contempla amplios «esfuerzos para minimizar el impacto» de las posibles sanciones económicas que puedan imponer terceros países.

En la era postpandemia, la capacidad de resistencia del régimen norcoreano y su autoritarismo han experimentado un notable crecimiento, mostrando una creciente independencia de las interacciones tradicionales con la comunidad internacional. Ahora, la colaboración con el Kremlin se está consolidando como una alianza estratégica en medio de un conflicto que se ha transformado en una guerra de desgaste. Rusia, que enfrenta una grave escasez de municiones y ha registrado entre 100.000 y 200.000 bajas en casi tres años de hostilidades, encuentra en Pionyang un actor crucial para obtener recursos humanos y materiales.

El Reino Ermitaño, con un ejército convencional que cuenta con 1,3 millones de soldados activos y otros 7,6 millones en reserva –aproximadamente un tercio de su población– se presenta como una fuente significativa de mano de obra militar. Aunque los soldados norcoreanos poseen experiencia, con un servicio militar obligatorio de entre ocho y diez años, sus capacidades operativas son difíciles de evaluar. Este desafío se debe al aislamiento del país y a la obsolescencia de su equipo bélico. Así pues, para el guerrero Kim esta asistencia representa una oportunidad inestimable para probar sus capacidades militares en un entorno de combate real, lo que podría tener repercusiones en su estrategia de defensa y en su posición frente a la red global.

Por otro lado, los riesgos para los soldados norcoreanos, si se despliegan en el frente, son significativos, ante la posibilidad de bajas. Informes desde Seúl indican que Kim Jong-un ha tomado medidas drásticas para controlar la situación, aislando a los familiares de las tropas desplegadas para evitar descontento interno. Estos reclutas podrían aprovechar la confusión del combate para desertar, o podrían presentar alegaciones excepcionales si son capturados como prisioneros de guerra. El régimen de Kim considera la deserción como una grave traición, y aplica castigos severos, que pueden incluir el encarcelamiento de familiares o, en algunos casos, la ejecución de aquellos que intenten regresar.

Con todo, la situación en Ucrania se torna inquietante, ya que podría convertirse en un inesperado campo de batalla indirecto en el contexto de las tensiones en la península coreana. Con los misiles norcoreanos KN-23 siendo desplegados –aunque a menudo con resultados fallidos– en ataques rusos, y Seúl considerando su primera transferencia de armamento a un conflicto activo, el teatro de operaciones ucraniano se perfila como un escenario que podría marcar la primera prueba directa de las capacidades militares de ambas Coreas desde el Armisticio de 1953. Si los norcoreanos logran adquirir experiencia en combate mientras evalúan sus sistemas de armamento avanzados, esto podría alterar drásticamente el equilibrio de seguridad en la península coreana y tener repercusiones de largo alcance en la dinámica regional.

En medio de la creciente especulación sobre los siniestros movimientos norcoreanos, Kim realizó una inspección sin precedentes de bases de misiles estratégicos, según informaron el miércoles medios estatales. Durante la inspección, se difundieron imágenes del líder examinando el Hwasong-18, un misil balístico intercontinental, y el Hwasong-16Na, que se presenta como un misil hipersónico de alcance intermedio. Kim instó a su nación a «reforzar de manera contundente su capacidad de disuasión» y «a adoptar una postura nuclear de respuesta firme y exhaustiva». El dictador enfatizó que esta necesidad surge de la «amenaza creciente» que representan las capacidades nucleares de Washington, así como de los «riesgos a largo plazo» asociados. Además, subrayó la importancia de preparar todas las instalaciones para garantizar una capacidad de respuesta que permita un contraataque estratégico ante cualquier eventualidad.