Rivalidad en el Ártico
EE UU responde con el envío de cuatro buques de guerra a las maniobras navales de Rusia y China cerca de Alaska
Los ejercicios militares sino-rusos forman parte de una rivalidad entre potencias en el Ártico
Una fuerza naval conjunta de Rusia y China patrulló la semana pasada en las inmediaciones de Alaska en una de las mayores aproximaciones a las costas estadounidenses hasta la fecha, según el Mando Norte de EE UU. Once buques rusos y chinos navegaron cerca de las islas Aleutianas sin llegar a entrar en aguas territoriales estadounidenses. Una acción ante la que Washington reaccionó con el despliegue de cuatro destructores y aviones P-8 Poseidon. El Mando Norte notificó de la respuesta, pero no especificó el número de buques enemigos ni su ubicación exacta. «Los activos aéreos y marítimos bajo nuestros mandos llevaron a cabo operaciones para asegurar la defensa de Estados Unidos y Canadá», recoge el comunicado, que asegura que la patrulla «permaneció en aguas internacionales y no se consideró una amenaza».
Rusia informó el viernes de que varios buques rusos y chinos habían realizado ejercicios militares que incluían formación en comunicaciones, aterrizajes y despegues de helicópteros desde las cubiertas de los buques de la otra parte y un ejercicio antisubmarino conjunto en la parte suroccidental del mar de Bering en el que se detectó y destruyó un objetivo simulado. Desde el inicio de la maniobra conjunta, las embarcaciones de ambos países han recorrido más de 4.000 kilómetros, incluyendo operaciones en los mares de Japón y Ojotsk, precisó el Ministerio de Defensa ruso.
«De acuerdo con el plan anual de cooperación entre los ejércitos chino y ruso, buques navales de los dos países han realizado recientemente patrullas marítimas conjuntas en aguas relevantes del océano Pacífico occidental y septentrional. Esta acción no está dirigida contra ningún tercero y no tiene nada que ver con la actual situación internacional y regional», puntualizó el portavoz de la Embajada china en Washington, Liu Pengyu.
El senador Dan Sullivan de Alaska, miembro republicano del Comité de Servicios Armados, dijo que la maniobra de Moscú y Pekín era un recordatorio de que Washington había entrado en «una nueva era de agresión autoritaria» y agradeció la reacción de la Administración Biden. En este sentido, el asesor de seguridad nacional de la Casa Blanca, Jake Sullivan, reconoció que la respuesta a una maniobra similar en septiembre, en la que participaron siete buques rusos y chinos, había sido «tibia» y que en adelante habría que mostrar una mayor contundencia.
En consecuencia, el Mando Norte envió a las proximidades de la maniobra conjunta sino-rusa hasta cuatro buques de guerra: el USS John S. McCain, el USS Benfold, el USS John Finn y el USS Chung-Hoon. Además de aviones de patrulla marítima y reconocimiento. Una diferencia ostensible en comparación con el despliegue de un único guardacostas en la última maniobra sino-rusa cerca de las Aleutianas.
Las patrullas navales conjuntas de Rusia y China forman parte de una rivalidad más amplia que mantienen las grandes potencias en el Ártico, un territorio cada vez más disputado. Las autoridades norteamericanas también consideran la creciente cooperación entre las armadas rusa y china como un intento de contrarrestar las alianzas de Estados Unidos con Japón, Corea del Sur y otros socios regionales, señala The Wall Street Journal.
El almirante John Aquilino, comandante del Mando Indo-Pacífico de EE UU, dijo en junio que Washington ya había empezado a vigilar a la actual patrulla rusa y china e intentaba determinar si se dirigían a las islas Aleutianas, el mar de Filipinas, Guam o Hawái. «Los ejercicios conjuntos de Rusia y China han aumentado, sus operaciones también. Solo veo que la cooperación se intensifica, y eso es preocupante. Es un mundo peligroso», alertó en su intervención en el Foro de Seguridad de Aspen.
Aunque la última estrategia de defensa del Pentágono coloca a China como el rival a batir, también considera a Rusia una amenaza para Estados Unidos y sus aliados, una realidad que se ha agudizado desde el inicio de la invasión de Ucrania. En este marco, Washington sigue de cerca los signos de una mayor cooperación entre Pekín y Moscú. China se ha convertido en el socio comercial más importante de Rusia, pero la Administración Biden no ve indicios de que haya enviado ayuda militar letal a Moscú para su guerra a pesar de los informes de inteligencia que sugieren lo contrario.