RDC
República Democrática del Congo liberará a 7.000 presos de su cárcel más mortífera
La prisión de Makala es conocida por las condiciones inhumanas en las que viven los reclusos
La experiencia en una cárcel africana debe de ser aterradora, según lo que cuentan. Y lo que cuentan de la prisión de Makala, en República Democrática del Congo, sería capaz de poner los pelos de punta al tipo más duro de los presidios de España. La BBC denunció hace diez años que en Makala había una “rutina de violaciones” que implicaba a guardias de seguridad y policías con las presas femeninas, pero que también desvelaba una serie de violaciones entre presos y a unos niveles de espanto. Las violaciones a mujeres, además, se realizaban con saña especial contra activistas contrarias al régimen de Joseph Kabila, como una suerte de castigo añadido y que no cesó pese a las numerosas denuncias realizadas por las organizaciones de derechos humanos.
Las imágenes disponibles de la prisión de Makala, donde sólo en 2023 murieron 66 presos por enfermedades diversas, donde se apila la carne y los olores atraviesan las pantallas, deben mantenerse fuera del alcance de los niños. Hombres esqueléticos y tumbados en el suelo, boca arriba, con los labios entreabiertos y esperando a que pase lo que tenga que pasar. Personas inmóviles en una esquina. Harapos que cubren la piel. En enero de 2020, 17 presos murieron de hambre en una semana, después de que la cárcel no recibiera su suministro de comidas y fueran las familias de los presidiarios las encargadas de alimentarles. Se calcula que cerca de 80 presos murieron por la misma razón en 2019.
Las palabras “inhumano” y “campo de concentración” se repiten de forma habitual en los informes y las denuncias de oenegés que tienen como principal protagonista la cárcel de Makala. Denuncias que se multiplicaron cuando el periodista congoleño Stanis Bujakera, que estuvo allí encerrado entre septiembre de 2023 y marzo de 2024, publicó una serie de vídeo tomados por él mismo durante su estancia y que evidencian las catastróficas condiciones que viven 15.000 presos en una cárcel construida para 1.500 presos en 1957 (cuando RDC todavía era una colonia belga).
En sus declaraciones, Bujakera indicó que “he visto a personas lavarse con agua que usan para cocinar. Pero la mayoría de la gente no se lava porque rara vez sale agua del grifo”. Que “una vez pasadas las posiciones militares que vigilan la entrada y se someten a controles de identidad, el visitante ya no se encuentra con guardias ni supervisores”. Con esto se refiere a que la prisión, dividida en once pabellones, la organización del día a día, la burocracia de la violencia y la administración del contrabando, corren a cargo de los propios reclusos. También que habría que encontrar a un guardia lo suficientemente tarado como para meterse a pegar con la porra en una prisión congoleña que guarda 15.000 presos muertos de hambre.
El caos dominante se traspasa a todos los niveles. Por ejemplo, diferentes medios de comunicación han mostrado a reclusos que hace 17 años que esperan su juicio en este infierno, mientras que numerosos activistas han denunciado el elevado número de personas encarceladas en Makala durante lustros sin haber sido previamente juzgadas. Muchos se tratan de disidentes de los distintos gobiernos que han desfilado por el gobierno de Kinsasa, periodistas incómodos como Bujakera, corresponsal de Reuters y colaborador de la revista francesa Jeune Afrique que sigue pendiente de un juicio donde podría ser condenado a 20 años de prisión por “falsificación, falsificación, uso de falsificación, propagación de rumores falsos”.
La última noticia referente a la prisión de Makala viene acompañada del anuncio hecho por el gobierno congoleño: 7.000 presos serán liberados en los próximos meses. Alrededor de 430 ya han sido liberados a lo largo de esta semana. Los presos que serán liberados corresponden a aquellos que nunca tuvieron juicio y delincuentes encerrados por faltas menores (no vaya a pensar ahora el lector que en República Democrática del Congo van a soltar a miles de violadores y de asesinos sin despeinarse). Teóricamente, se procederá a construir un nuevo presidio con mejores condiciones y una mayor capacidad de almacenaje, aunque una obra de tamaño calibre en RDC puede llevar un generoso puñado de años.
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