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Guerra en Europa

Polonia advierte de que la OTAN tiene tres años para prepararse ante un nuevo ataque ruso

El asesor del presidente Andrzej Duda llama a la creación de «una clara señal de disuasión» en el flanco oriental de la Alianza

El presidente polaco, Andrzej Duda, durante una rueda de prensa en Varsovia PAWEL SUPERNAKEFE

El jefe de la Oficina de Seguridad Nacional de Polonia, Jacek Siewiera, valoró un informe publicado por un think tank alemán que instaba a la OTAN a prepararse para repeler una nueva ofensiva rusa en un plazo de seis a diez años.

«Desgraciadamente, este análisis coincide con los estudios elaborados en Estados Unidos. Pero, en mi opinión, el calendario presentado por los analistas alemanes es demasiado optimista. Si queremos evitar la guerra, los países de la OTAN del flanco oriental deberían adoptar un horizonte temporal más corto, de tres años, para prepararse para la confrontación», advirtió en una entrevista reciente con el diario católico Nasz Dziennik en respuesta al informe del German Council on Foreign Relations (GCFR, por sus siglas en inglés).

El secretario de Estado, próximo al presidente Andrzej Duda, considera que ese es «el plazo en el que tenemos que crear una capacidad en el flanco oriental que proporcione una clara señal disuasoria de la agresión». Subrayó, en este sentido, que «la industria armamentística en Rusia está trabajando en tres turnos [cada día] y puede reconstruir sus recursos en los próximos tres años».

Siewera verbalizó su postura en un momento delicado para Ucrania. Peligran los envíos de fondos y armas por parte de Estados Unidos, y su Ejército ha puesto fin a la ambiciosa contraofensiva que inició hace apenas seis meses con el objetivo de recapturar los territorios ocupados por Rusia. Ahora, sus efectivos comienzan a pertrecharse para encarar los meses de invierno. El conflicto corre el riesgo de congelarse. Un horizonte que refuerza los planes de Vladimir Putin.

El presidente ruso y su círculo de confianza han amenazado desde el inicio de la invasión con extender la guerra a otros países que son hoy miembros de la OTAN, como Polonia, Estonia, Letonia y Lituania. En el seno de la Alianza Atlántica preocupan precisamente los Estados bálticos, que forman parte de las ambiciones del Kremlin. Pero no son los únicos puntos en la mira de Moscú.

En mayo, el ministro de Defensa ruso anunció la creación de nuevas bases y 12 nuevas «unidades o divisiones» en su Distrito Militar Occidental, próximo al flanco oriental de la OTAN. Era la respuesta de Serguéi Shoigú a los movimientos recientes de Finlandia o Suecia.

Helsinki es ya miembro de pleno derecho de la organización transatlántica. Mientras, Estocolmo aguarda la confirmación definitiva de Turquía y Hungría casi 19 meses después de solicitar su ingreso.

Rusia, por su parte, mantiene los esfuerzos en ampliar su industria militar al tiempo que pone en marcha una maquinaria de movilización que podría mantener o ampliar el número de tropas durante años. El ministro de Exteriores de Lituania, Gabrielius Landsbergis, advirtió la pasada semana durante la conferencia anual de política exterior de la Körber-Stiftung en Berlín que Moscú ya está en guerra con Occidente y en vías de regenerar su capacidad militar junto a las fronteras de la OTAN.