OTAN
La OTAN renuncia a un plan plurianual de 100.000 millones de euros para Ucrania
El secretario general de la Alianza, Jens Stoltenberg, propone 40.000 millones anuales de los que EE UU aportaría el 50%
La inestabilidad política hace imposible que los aliados pueden comprometerse con un plan plurinacional de ayuda a Ucrania. Aunque el secretario general de la Alianza, Jens Stoltenberg, anunció a bombo y platillo hace meses un fondo de 100.000 millones de euros para auxiliar al país, la situación hace que esta promesa sea imposible y fuentes diplomáticas la califican como un «brindis al sol».
De momento, la Alianza se compromete tan solo a 40.000 millones de euros este año y a intentar que en los próximos años la ayuda se mantenga en esta proporción. A pesar de que la ambición de la propuesta resulta sustancialmente inferior, el secretario general de la organización ha evitado este jueves presentarlo como un fracaso. «Mi propuesta es que deberíamos estar de acuerdo en un compromiso con una base de 40.000 millones al año. Esto es dinero fresco cada año enviado a Ucrania porque necesitan estar seguros de que tienen los recursos para repeler la agresión rusa contra su país», ha asegurado. Posteriormente ha aclarado que espera que esto sea el mínimo y que la carga se distribuirá según el PIB de cada país. Esto significa que a Estados Unidos le corresponderá el 50 por ciento, 20.000 millones de euros.
Este jueves se han reunido en Bruselas los ministros de Defensa de la Alianza con el objetivo de ir preparando la cumbre de jefes de Estado y de Gobierno que tendrá lugar en Washington en el mes de julio. Una cita de gran carácter simbólico, ya que este año se celebra el 75º aniversario de la organización militar. «Teniendo un compromiso y un plan de la OTAN, tendremos más transparencia, más predictibilidad y más rendición de cuentas y tenemos aún trabajo que hacer antes de que tengamos el acuerdo total en Washington», ha subrayado Stoltenberg.
Pero los fastos del aniversario y el papel clave de la organización en el apoyo a Ucrania no pueden hacer olvidar que la incertidumbre está a la vuelta de la esquina. Como próximas citas, la posible llegada de Donald Trump tras las elecciones del 5 de noviembre puede hacer saltar por los aires la ayuda a Ucrania. Incluso aunque Joe Biden volviera a ganar los comicios, los retrasos vividos estos meses en el Senado estadounidense también generan inquietud. «Han tenido consecuencias en el campo de batalla y no puede pasar de nuevo», ha asegurado el político noruego.
También planea sobre el horizonte qué puede pasar tras los comicios que se celebrarán el próximo 4 de julio en Reino Unido y cómo lidiarán con su reciente debilidad política el presidente francés Emmanuel Macron y el canciller alemán Olaf Scholz cuyas respectivas formaciones políticas han sido barridas por partidos de ultraderecha que flirtean con Vladimir Putin. Si los cálculos del inquilino del Elíseo son erróneos, puede enfrentarse a una cohabitación con un primer ministro de Marine Le Pen.
El político noruego, que se enfrenta a sus últimos meses en el cargo, intenta poner al mal tiempo buena cara. «La experiencia demuestra que los aliados de la OTAN siempre han sido capaces de permanecer unidos y que, independientemente de los diferentes partidos elegidos y de las diferentes mayorías en los parlamentos, siempre hemos visto que los aliados de la OTAN han permanecido comprometidos con la Alianza». Según Stoltenberg, «ese compromiso redunda en el interés de la seguridad de todos y cada uno de los aliados, así que espero que Francia siga siendo un aliado incondicional e importante también en el futuro».
Ante los nubarrones en el horizonte, la Alianza también apuesta por el pragmatismo. La reunión en Bruselas se ha celebrado tan solo un día después de que la OTAN llegara a un acuerdo con el primer ministro Viktor Orbán por el que Hungría quedará exenta de contribuir a apoyar a Kyiv, pero a cambio no interferirá en las decisiones de los aliados. Un pacto de no agresión que consigue arrebatar a Orbán cualquier poder de veto, pero que plantea dudas sobre la unidad de los aliados y el precio que hay que pagar.