Elecciones en Francia
Macron, en busca de ministros irreprochables
Retrasa un día la formación de su primer Gobierno para verificar la situación fiscal de sus miembros. La elección de un primer ministro conservador profundiza la división de la derecha.
Retrasa un día la formación de su primer Gobierno para verificar la situación fiscal de sus miembros. La elección de un primer ministro conservador profundiza la división de la derecha.
El nuevo Gobierno francés será anunciado hoy a las tres de la tarde. La composición del Ejecutivo de Édouard Philippe estaba prevista para ayer por la tarde, pero el Elíseo emitió un comunicado a mediodía indicando que necesitaba verificar la situación fiscal de los futuros ministros. Emmanuel Macron quiere evitar los escándalos que han marcado la presidencia de François Hollande. Especialmente el ocasionado por su ministro de Presupuesto, Jérôme Cahuzac, que ocultó la existencia de una cuenta en el extranjero con seis millones de euros, o el del secretario de Estado de Comercio Exterior, Thomas Thévenoud, que fue destituido ocho días después de ser nombrado porque no había pagado sus impuestos.
La Alta Autoridad para la Transparencia de la Vida Pública tendrá que llevar a cabo las diligencias necesarias conforme a los «compromisos de moralización de la vida pública del presidente de la República», según rezaba el comunicado. Aunque normalmente esas verificaciones se realizan después de los nombramientos, Macron no ha querido exponerse a un caso de oveja negra y ha ordenado esas diligencias previas que se «intensificarán» cuando hayan tomado posesión.
El presidente quiere que el Ejecutivo, formado por unos quince ministros, esté compuesto de un tercio de personas procedentes de la sociedad civil, y los dos tercios restantes de la izquierda, el centro y la derecha. El nombramiento del conservador Édouard Philippe al frente del Gobierno ha sembrado la cizaña en el seno de Los Repúblicanos y ha surgido las primeras divisiones entre los que se dicen dispuestos a coger la mano que tiende el presidente y los que ven en este gesto la voluntad de terminar con la derecha.
Benjamin Griveaux, presentido como futuro presidente de La República en Marcha, asegura que no se trata de «la corrupción» de unos cuantos por la sencilla razón de que esa mano tendida de Macron reposa «sobre el apego a la UE, la libertad, la justicia social y una identidad de Francia que no está paralizada». Según Griveaux, son los franceses los que «han elegido poner fin al sistema bipartidista, a menudo artificial».
El portavoz de Los Republicanos en la Asamblea, Christian Jacob, asegura que «a nadie engaña la maniobra del presidente de la República». Otros apuestan por concederle crédito, como Nathalie Kosciusko-Morizet, cuyo nombre se cita para entrar a formar parte del Gobierno, aunque ella ha desmentido haber pedido nada ni que se le haya propuesto. Según la antigua ministra de Sarkozy, el objetivo de Macron no es acabar con la derecha, sino que «su misión es lograr el éxito del país». En Marcha no ha investido candidato frente a Nathalie Kosciusko-Morizet, y ella no renuncia a los colores de LR, que le habían adjudicado la segunda circunscripción de París para suceder a François Fillon, pero el alcalde de este distrito, Jean-Pierre Lecoq, ha decidido presentar una candidatura como disidente tras escuchar que Kosciusko-Morizet quería responder a la llamada de Macron.
Frente a esa colaboración y el comunicado de una veintena de conservadores y centristas apostando por una respuesta favorable, Los Republicanos contraatacaron con una «llamada» a la «unión» en torno al «proyecto político de la derecha y el centro» durante la campaña de las legislativas. El jefe de filas de los conservadores, François Baroin, que tiene como objetivo imponer un Gobierno de cohabitación a Macron a partir de junio, insistió ayer ante los suyos que «la forma más segura para tener una política de derecha y de centro es tener una mayoría de derecha y de centro».
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