Política

Londres

Kerry: «Asad usó armas químicas y Washington ya prepara la respuesta»

La Razón
La RazónLa Razón

EE UU y sus aliados coordinan la intervención en Siria, incluso sin el consenso del Consejo de Seguridad

Con todos los ojos puestos en Siria, la comunidad internacional debatía ayer una posible intervención militar. Los ataques químicos del miércoles pasado contra la población civil han propiciado que Damasco sea prioritario en las agendas de los Gobiernos. Tras meses de estancamiento por la secularización del conflicto sirio, –el alzamiento comenzó en marzo de 2011–, ayer se discutieron las bases de una intervención incluso sin el apoyo de la ONU.

Desde EE UU parece inevitable una intervención militar. El secretario de Estado, John Kerry, afirmó rotundamente que «es innegable que se han usado armas químicas en Siria. Es más, sabemos que el régimen mantiene la custodia de este armamento». Kerry advirtió de que Obama no dejará estos actos «inhumanos y obscenos» impunes y que prepara una «respuesta informada». El jefe de la diplomacia estadounidense contó su conversación con su homólogo sirio, a quien pidió explicaciones y solicitó el acceso a los investigadores de la ONU. Pero «puso impedimentos y destruyó pruebas». «Este intento cínico no es el comportamiento de un Gobierno que no tiene nada que ocultar», dijo Kerry.

Estos años, China y Rusia han vetado en dos ocasiones una resolución por parte del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, así como el Plan de Paz ideado por Kofi Annan, por lo que desde Londres se contempla una reacción «sin contar con el apoyo unánime de la ONU, pero en concordancia con la legislación internacional». En declaraciones a la BBC, el ministro de Exteriores británico, William Hague, dijo que «Reino Unido, EE UU y muchos otros países como Francia tenemos claro que no podemos permitir que en el siglo XXI los armamentos químicos puedan utilizarse con impunidad». Hague recalcó que «el Consejo de Seguridad de la ONU no se ha mostrado unido para con Siria y no ha asumido sus responsabilidades. De lo contrario, no habría existido la oportunidad de cometer este ataque». Según distintas fuentes, el miércoles pasado fallecieron entre 300 y 1.300 personas por síntomas neurotóxicos. A consecuencia de esta escalada de tensión en Siria, el primer ministro británico, David Cameron, ha acortado sus vacaciones y tiene previsto presidir, posiblemente mañana, una reunión de Seguridad en Londres para estudiar qué opciones se barajan. De momento, como ha reconocido Hague, «no se descartará nada».

El ministro de Exteriores español, José Manuel García-Margallo, sigue también «muy de cerca» la situación siria, pero esperará a los resultados de la investigación de los expertos en armas químicas de Naciones Unidas para tomar posición, según informaron desde el Ministerio a LA RAZÓN. España se encuentra entre los países, al igual que EE UU, que ven en el uso de armamento químico la famosa «línea roja» –y parece que en esta ocasión sí hay evidencias serias–. Sin embargo, «considera que una acción de fuerza necesita contar con una base jurídica que la respalde». Asimismo, el Gobierno español espera que el equipo de expertos de la ONU documente «cuanto antes» sus conclusiones y que el Consejo de Seguridad, por el bien de la región, tome las decisiones pertinentes dentro de la legalidad internacional para «poner fin a este drama en Siria».

También ayer, se reunieron en una cumbre, bajo estricto secreto, los jefes militares de diez países. La reunión, auspiciada por Jordania, finaliza hoy y los temas principales, aunque apenas han trascendido detalles, han sido el ataque con armamento químico en las afueras de Damasco, pero también preparar el terreno a una posible intervención militar. Según informa Efe desde Amán, la cita estuvo presidida por el jefe del Estado Mayor Conjunto de EE UU, el general Martin Dempsey, y su homólogo jordano, el general Misha al Zaben, que debatieron ante los altos mandos militares de Reino Unido, Francia, Alemania, Italia, Canadá, Turquía, Arabia Saudí y Qatar. Países que, casualmente, han sido de los más críticos con el régimen de Bachar al Asad. De hecho, EE UU ya tiene 900 soldados y expertos desplegados en la frontera jordana con Siria, además de cazas F-16 y dos baterías de misiles «Patriot». En la frontera turca con Siria, en el sur, la OTAN desplegó en febrero otras seis baterías: dos fueron enviadas por EE UU; otras dos por Países Bajos; y las dos restantes por Alemania. El Pentágono, además, ha actualizado la lista de objetivos sirios, de los que destacan los depósitos de armas químicas y las bases aéreas del régimen, y ha desplegado fuerzas navales en el Mediterráneo.

Parece que se podría amenazar a Asad con una intervención militar para que por fin se siente a la mesa de las negociaciones con su salida del Gobierno como premisa. Según fuentes militares, Siria es un país demasiado poblado, por lo que sería mucho más difícil una operación como la de Libia. Alepo sería una buena ciudad donde desplegar la operación internacional. Aunque el principal problema es la «mundialización» del conflicto sirio: con Rusia e Irán en un bando y la Liga Árabe y Occidente en el otro.

La diplomacia parece haber fallado del todo en Siria. Incluso uno de los hitos por los que la comunidad internacional sacó pecho, la famosa Cumbre de Ginebra, no tendrá lugar finalmente.