Oriente Próximo

Israel mata al líder político de Hamás, Ismail Haniyeh, con un ataque aéreo quirúrgico en Teherán

La milicia islamista palestina y el líder supremo iraní Alí Jamenei prometen vengar el ataque contra el jefe negociador del acuerdo para un alto el fuego en Gaza

Israel volvió a enviar un mensaje a Hamás, Irán y sus fuerzas afiliadas: no descansarán hasta eliminar a sus enemigos se encuentren donde se encuentren. En poco más de diez horas, el Gobierno de Benjamin Netanyahu –aunque sin reconocer oficialmente la autoría del segundo ataque– acabó primero con la vida del número dos de Hizbulá, Fuad Shukr, en Beirut, y después con el líder político de Hamás, Ismail Haniyeh, en Teherán.

La organización islamista palestina responsable de la cadena de atentados registrados en suelo israelí el 7 de octubre –que acabaron con la vida de casi 1.200 personas y el secuestro de 250 más– y la milicia chií apéndice de Irán, que el sábado pasado provocaba, según Israel, la muerte de 12 niños y adolescentes en una localidad drusa de los Altos del Golán con el lanzamiento de un cohete, han recibido sendos y contundentes golpes que, a juzgar por las palabras de sus líderes, serán vengados.

Ocurrido en Teherán solo unas horas después de la toma de posesión del nuevo presidente iraní Masud Pezeshkian, el asesinato con un proyectil –que impactó contra la habitación donde dormía junto a uno de sus guardaespaldas– del líder político de Hamás vuelve a demostrar que Israel es capaz de burlar los sistemas defensivos iraníes –ya lo demostró al atacar una base militar el pasado 19 de abril, menos de una semana después del lanzamiento de varios centenares de drones y proyectiles desde Irán hacia Israel– y golpear con dureza.

Si las Fuerzas de Defensa israelíes abatieron al invitado de honor del régimen de los mulás, el escurridizo Ismail Haniyeh, cuyos últimos meses han transcurrido entre Qatar, Turquía e Irán, el mensaje es que podrían haber hecho lo mismo con alguna de las autoridades de la República Islámica.

La posibilidad de una respuesta de Hamás y Hizbulá –coordinada o por separado– acorde a la magnitud de las bajas sufridas acerca un paso más la posibilidad de una escalada con alcance regional. Para la organización islamista en control político de la Franja de Gaza desde 2007, la eliminación de su líder político como consecuencia de «una operación traidora de los sionistas» «no quedará sin venganza». Desde la organización considerada terrorista por Estados Unidos y la Unión Europea, el ataque contra su líder político tendrá «grandes repercusiones» porque, a su juicio, eleva «la batalla a una nueva dimensión».

Por su parte, el líder supremo iraní, el ayatolá Alí Jamenei, avisó a través de un mensaje en X, antes Twitter, de que «al asesinar en el territorio de la República Islámica a nuestro huésped, el mártir Haniyeh, el régimen sionista se ha preparado un duro castigo a sí mismo». «Consideramos nuestro deber vengar su sangre», concluyó el jefe del Estado iraní.

«Israel estaría provocando a Irán con esta operación. No está claro que el régimen vaya a responder a Israel, pero si lo hace no pondrá en peligro la propia República Islámica. Las autoridades iraníes no quieren vincular su futuro a Hamás, pero al ser abatido Haniyeh dentro de sus fronteras tienen ahora una responsabilidad religiosa y política», explica a LA RAZÓN el analista hispano-iraní Daniel Bashandeh.

Las autoridades iraníes tienen prevista la celebración de un funeral este jueves por Haniyeh, que recibirá sepultura mañana en Qatar. Mientras tanto, ayer se celebraba un multitudinario funeral en el sur de Beirut –presidido por banderas de Hizbulá– por la muerte de una mujer y dos niños que se encontraban en el edificio del distrito de Dahiyeh golpeado por el dron israelí que pretendía acabar con Fuad Shukr. Desde Hizbulá aún no se ha reconocido oficialmente su muerte, aunque sí que el número dos de la organización dirigida por Hassan Nasrallah se encontraba en el edificio golpeado por un dron israelí y el hallazgo de su cadáver.

Mientras, Netanyahu celebró ayer una reunión del gabinete de seguridad que se prolongó durante tres horas para analizar las posibles amenazas surgidas a raíz de los asesinatos de Haniyeh y de Shukr. Los ministros de Patrimonio y de la Diáspora de Israel, Amichay Eliyahu y Amichai Chikli, aseveraban que el mundo es «un poco mejor» tras la muerte del líder político de Hamás.

Israel, en palabras del ministro de Defensa Yoav Gallant, sigue insistiendo en el mismo mensaje: «No queremos una guerra, pero estamos preparados, y además seguimos trabajando para un acuerdo sobre los rehenes». Por su parte, el ministro israelí de Exteriores, Israel Katz, pedía ayer a decenas de países que exijan a Hizbulá la retirada completa de la frontera entre Líbano y su país y que ponga fin «de inmediato» a sus ataques.

En una carta, el jefe de la diplomacia israelí ha instado además a la organización chií que lleve a cabo un desarme «de acuerdo con la resolución 1701 del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas». «Israel no está interesada en una guerra total, pero la única forma de evitarlo es poner en marcha esta resolución», concluía ayer Katz.

La preocupación en el conjunto de la región es generalizada. Varios líderes y altos cargos de países de Oriente Próximo, entre ellos Qatar, Egipto, Jordania, Líbano y Siria, condenaron ayer la eliminación de Haniyeh ante el riesgo de escalada regional. La muerte del líder de Hamás, figura clave en las negociaciones para el alto el fuego y la liberación de los rehenes, compromete también las futuras rondas de conversaciones. La tensión regional se dejaba también sentir en Cisjordania, donde un ciudadano israelí resultaba herido de gravedad tras ser apuñalado por un palestino en la gobernación de Hebrón.