Oriente Próximo
Los hutíes atacan un destructor de EE UU en el mar Rojo
Biden admite haber decidido ya la respuesta al bombardeo de una base en Jordania por parte de fuerzas proiraníes en que perdieron la vida tres soldados estadounidenses
El año consumió su primer mes sin visos de desescalada en el tapete de Oriente Medio. Los insurgentes proiraníes de Yemen, más conocidos como los hutíes, anunciaron el miércoles haber atacado con «varios misiles» un destructor estadounidense en aguas del sur del mar Rojo.
«Las fuerzas armadas yemeníes [como se autodefinen los rebeldes] dispararon varios misiles navales contra el destructor estadounidense USS Greeley en el mar Rojo», afirmó el portavoz militar hutí Yahya Sarea en su cuenta oficial en X. Por primera vez desde que comenzaron a atacar a buques que transitaban el mar Rojo –en una supuesta defensa de los palestinos de Gaza desde el 7 de octubre– los insurgentes esgrimen «el derecho legítimo a la autodefensa» para justificar sus planes contra Israel, Estados Unidos y Reino Unido.
El anuncio de los insurgentes yemeníes –apoyados por Irán en una guerra por el control total de Yemen desde 2015 y en control de amplias zonas del norte y oeste del Estado árabe, las más pobladas– de su última agresión se produce horas después de que las fuerzas estadounidenses derribaran un misil antibuque que había sido lanzado por los hutíes, probablemente también contra el destructor USS Greely, según había informado el Comando Central de Estados Unidos. El viernes, EE UU repelió un ataque similar, arguyendo entonces «una amenaza inminente» para los buques mercantes y de su marina en la zona.
El martes, los hutíes hicieron público haber lanzado una serie de drones de reconocimiento hacia el golfo de Adén y el mar Arábigo con vistas de monitorear nuevos objetivos navales. Lo cierto es que pese a la cada vez más decidida actividad militar de respuesta de las tropas estadounidenses y británicas los insurgentes chiíes de Yemen aseguran que seguirán atacando intereses occidentales en el mar Rojo, y que Londres y Washington son sus principales objetivos.
El frente de guerra abierto en una de las principales arterias marítimas de comunicación del mundo ha provocado ya que numerosas navieras hayan decidido cambiar de ruta, con la consiguiente disrupción en forma de incrementos de costes causada en la actividad comercial internacional.
Entretanto, en la víspera, el presidente estadounidense, Joe Biden, admitía a los medios de comunicación haber tomado una decisión sobre la respuesta al ataque perpetrado por milicias proiraníes contra un puesto de avanzada de su ejército en suelo jordano en la mañana del domingo. Una agresión que costó la vida a tres miembros del servicio estadounidense –la primera vez que ello ocurre desde que comenzara la guerra con epicentro en la franja de Gaza– y dejó decenas de militares heridos. El Pentágono contabiliza desde mediados de octubre hasta 150 ataques llevados a cabo por milicias apoyadas por el régimen de los mulás en Siria e Irak contra instalaciones militares estadounidenses y aliadas.
A pesar de admitir que habrá una respuesta militar –de la que, por ahora, se desconocen más detalles– contra los agresores, el mandatario estadounidense, que no dudó en señalar que tras la agresión del fin de semana no se encuentra sino Irán, insistió en algo que lleva su Administración defendiendo desde hace semanas: la voluntad de evitar una escalada regional. «No creo que necesitemos una guerra más amplia en Oriente Medio. No es eso lo que busco», zanjó Biden.
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