Opinión

«fix America» o cómo drenar el pantano

Más que antipolítica, el nuevo Gabinete de Trump es anti "establishment"

President-elect Donald Trump arrives before the launch of the sixth test flight of the SpaceX Starship rocket Tuesday, Nov. 19, 2024 in Brownsville, Texas. (Brandon Bell/Pool via AP)
Trump SpaceXASSOCIATED PRESSAgencia AP

Decíamos que uno de los ejes centrales de Trump 2 va a ser la comunicación, controlar la narrativa, con el anuncio diario de un nombramiento de los puestos más importantes, ha dominado también el ciclo informativo. No puede descartarse que la polémica que ha suscitado alguno de los perfiles designados, sea una provocación deliberada y una forma de mandar un mensaje a sus bases de que va a cumplir sus promesas de «drenar la ciénaga de Washington DC» (drain the swamp). El problema surge cuando la polémica de los designados surge por su turbulento o cuestionable pasado y no sus declaraciones o posiciones políticas. De hecho, las ácidas críticas son consecuencia de ambas cosas, con mayor peso de las conductas, ética, moral o incluso, legalmente reprochables.

El equipo que Trump ha hecho público hasta ahora, está siendo sometido a fuego cruzado de todos los medios anti-Trump, están tirando con calibre grueso. Veamos algunos casos: Attorney General (fiscal general) que en EEUU es el ministro de justicia; fiscal general de los EEUU y jefe directo de los fiscales federales de todo el país, esto ya de por sí le da un inmenso poder, no lo olvidemos es también el jefe político del director del FBI. El designado, el muy controvertido hasta ahora miembro de la Cámara de Representantes, Matt Gaetz, no había cesado de repetir que el gobierno de Trump 2 iba a «abolir» (sic) el FBI (que es policía federal de investigación y servicio de seguridad nacional y contrainteligencia) y el ATF (la agencia federal encargada de la lucha contra los delitos relacionadas con las armas de fuego, alcohol y tabaco y su producción clandestina, su tráfico ilegal. Resulta verdaderamente disparatado que quien va a ser el jefe de ambos cuerpos de seguridad haya pedido públicamente su disolución.

Sin embargo, lo que le puede costar la confirmación es la investigación de la Comisión de Asuntos Éticos de la Cámara, que se supone son secretos y del que ha trascendido que se está investigando a Gaetz por consumo de drogas ilegales, recepción ilegal de regalos (por mucho menos la extrema izquierda del Partido Demócrata está crucificando al alcalde de Nueva York Eric Adams) y de mantener relaciones sexuales con una menor, que equivale a una agresión sexual. El otro designado que puede tener serias dificultades para ser confirmado es Kennedy, que, siendo un virulento anti-vacunas y adepto de teoría de la conspiración, del todo incompatibles con la ciencia, es el candidato de Trump 2 a la secretaría de Sanidad, de los departamentos más ligados a la ciencia pura y dura. Empiezan a surgir voces en entre los senadores republicanos que han filtrado que tiene serias dudas sobre ambos designados y que, a pesar de la mayoría de 54 a 46 senadores de los Republicanos, sus confirmaciones están muy en el aire.

Los demás casos son más una cuestión puramente política, incluso las acusaciones de «conducta sexual inapropiada» contra Pete Hegseth, el secretario de Defensa designado, no van a prosperar pues al parecer el presentador y héroe de guerra habría llegado, hace años, a un acuerdo extrajudicial con la denunciante. La directora nacional de inteligencia (DNI) Tulsi Gabbard, se reunió con dictaduras de la catadura moral de Bashar Al Assad a quien llegó incluso a elogiar en declaraciones después de un encuentro con él. No se pueden ignorar tampoco sus posiciones abiertamente hostiles a Ucrania, de la que dijo «no es una democracia» (sic) o sus indisimuladas simpatías por Putin.

Los verdaderos esqueletos, más allá de los que han salido ya en los medios, son los que pueda descubrir el FBI en su investigación obligatoria y que servirá de base a las deliberaciones, examen y votación de confirmación del Senado. Pero, no nos engañemos, no serán ni más numerosos ni menos jugosos que los de casi cualquier otro equipo presidencial precedente. No olvidemos que Obama casi nombra a Kennedy jefe de la Agencia de Protección del Medioambiente (EPA). Permítanme ponerle un poco de pimienta a este artículo con el curioso caso de Kash Patel, candidato a dirigir el FBI a las órdenes de Gaetz. El posible director del FBI ha sido el más vehemente defensor de la abolición de la agencia que va a dirigir, en eso va a llevarse muy bien con su jefe, si consiguen ser confirmados. La secretaria de Seguridad Nacional (Homeland Security) es la popular y arrojada gobernadora de Dakota de Sur, Kristi Noem, reelegida en 2022 y que terminó sus estudios universitarios siendo gobernadora.

Había abandonado la universidad para ocuparse del negocio familiar a la muerte de su padre, el que, por cierto, hizo crecer exponencialmente. Los mismos que la despellejaron por esto, elogian los que llegan a puestos de responsabilidad sin tener ningún tipo de formación, como por cierto un porcentaje nada desdeñable del Congreso de los Diputados de España…

La mayoría de los designados son políticos en ejercicio que llevan años refocilándose en el «Pantano de Washington». Por lo tanto, más que un movimiento «antipolítica» se trata de un discurso anti-establishment de políticos contra lo que ellos llaman las elites de la izquierda que ignoran al hombre de la calle. No se puede decir realmente que se trate de la toma del poder por outsiders advenedizos. Son políticos profesionales, o por lo menos de larga trayectoria, que no han contribuido a drenar el pantano, eran parte de él. Por eso los temores de que «los bárbaros están a las puertas de Washington», y a la vista de los currícula de muchos de los miembros del equipo Trump 2, son como poco una exageración y más bien una hipérbole que tiene como objetivo alimentar las llamas de la lluvia de fuego y ácido que consume la política en los EEUU.

Trump sabe que no tiene más que cuatro años para dejar huella, ya no se trata de ser reelegido, se trata de dejar un legado y crear un movimiento que le sea fiel después de la presidencia, es decir tratar de crear un Trumpismo sin Trump. Tiene una hoja de ruta clara, ya ha anunciado que no va a dar ni un solo mitin más, y que se va a dedicar a «fix America» (repara, arreglar los EEUU). Mientras todo esto está llenando páginas de periódico y horas de radio y TV, se ve la creciente influencia en Trump y su equipo, así como en sus bases también del tan brillante como controvertido Elon Musk, que opina de todo y crea opinión con ello. Y lo hace no sólo en el ámbito de adelgazar el gobierno federal. Lo último, una declaración en su red social X, en la que criticaba duramente a Biden por haber autorizado el uso de armas de largo alcance contra Rusia y haciéndolo en los términos más políticos imaginables: «La izquierda ama la guerra» (sic) («Liberals love war» liberales en el sentido político que se le da en los EEUU, izquierda).

Es especialmente importante la propuesta de nombramiento del Fiscal Federal para el Distrito de Manhattan Sur. El Fiscal más temido por multinacionales, corporaciones, compañías, mil millonarios, banqueros e inversores, que operen o coticen en la Bolsa de Nueva York o en el NASDAQ. Es el fiscal que se ocupa de vigilar al mundo corporativo más poderoso del planeta, de perseguir la corrupción corporativa, y todo tipo de crímenes financieros de altos vuelos. Esta es una figura que se hizo popular en la serie de televisión «Billions» encarnada por el extraordinario actor Paul Giamatti. El designado es el prestigioso abogado Jay Clayton, que fuera presidente nada menos que de la SEC, la autoridad bursátil de los EEUU, y con fama de ser un hombre independiente, mesurado y de consenso. Pero es un mensaje en toda regla al mundo corporativo, podríamos novelar el supuesto mensaje de Trump: «el guardián de Wall Street es de mi confianza, cuidado con hacer tonterías…». No es un MAGA furibundo, o un Gaetz, es un hombre muy respetado o por consiguiente cualquier acción que emprenda será difícil tildarla de maniobra o venganza política.

Volveremos a citar la más brillante frase que he escuchado sobre Trump en años: «A Trump hay que tomárselo muy en serio, no al pie de la letra». Los demócratas, los medios de comunicación, analistas y sobre todo los europeos, siguen haciendo exactamente lo contrario, no se lo toman en serio y se lo toman al pie de la letra. Y así les va.