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La UE da su «gran salto» en seguridad y defensa

Los Veintisiete aprueban hoy su Brújula Estratégica, que prevé crear una fuerza rápida de 5.000 soldados en 2025

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Los ministros de Exteriores y Defensa de los Veintisiete se reúnen hoy en la capital comunitaria para abordar los últimos acontecimientos de la guerra en Ucrania y dar luz verde a la denominada “Brújula Estratégica”, el documento que sentará las bases del nuevo plan de seguridad y defensa de la UE en la próxima década.

Aunque este texto lleva fraguándose durante los últimos dos años y ya en el mes de noviembre se sentaron las bases de un primer borrador, la contienda a las puertas del club comunitario ha hecho que el tono sea mucho más duro ante la amenaza rusa. Y es que todo ha cambiado en apenas unas semanas. La UE ha dado un salto insólito al, por primera vez en su historia, financiar con un instrumento común el envío de armamento a Kiev.

Entre las principales propuestas de la “Brújula estratégica” que el máximo representante de la diplomacia comunitaria Josep Borrell presentará hoy, se encuentra la puesta en marcha de una fuerza rápida de hasta 5.000 efectivos que deberá estar plenamente operativa en 2025. “No queremos repetir los errores del pasado”, explica un alto diplomático, en referencia a los dos batallones creados en el año 2007 con alrededor de 1.500 soldados cada uno y que nunca se han puesto en marcha debido a las reticencias de las cancillerías, que nunca han alcanzado la unanimidad para decidir su despliegue sobre el terreno, en un plazo máximo de quince días tras la identificación de una crisis.

Pero según el mismo cargo antes citado, no solo se trata de que la toma de decisiones pueda ser más ágil entre los países que quieran participar en estas fuerzas rápidas (si bien permanecerá invariable la regla de la unanimidad), sino también hacer frente a otros obstáculos que ahora se quieren subsanar como la falta de presupuesto, equipamiento o planificación. Por eso, la meta reside en que durante este año se apruebe un documento detallado sobre los diferentes escenarios ante los que se podrían activar esta nueva fuerza y que el año que viene comiencen las maniobras conjuntas entre los diferentes batallones. “Nos quedan tres años de duro trabajo”, resumen fuentes diplomáticas.

Todo esto sin poner en peligro la coordinación con la OTAN que ha despertado de su letargo tras la invasión de Ucrania. En línea con la declaración de la cumbre celebrada en Versalles, se espera que durante la primera mitad de este año, los líderes europeos fijen nuevos objetivos sobre su gasto en Defensa, después de que Alemania haya dado un triple salto mortal al comprometerse a que este cifra llegue al 2% del PIB, conun nuevo fondo de 100.000 millones de eurosque se pondrá en marcha este mismo año.

Se espera que la Brújula Estratégica reciba su espaldarazo final en la cumbre de jefes de Estado y de Gobierno de los Veintisiete que tendrá lugar este jueves y viernes en la capital comunitaria y a la que ha sido invitado el presidente de EE UU, Joe Biden, quién también participará en una cumbre extraordinaria de la OTAN. Se trata de la segunda visita del inquilino de la Casa Blanca a la capital comunitaria desde el comienzo de su mandato. Su primera visita estuvo centrada en reclutar a los aliados europeas para la Guerra Fría con China, cuándo Rusia parecía una amenaza difusa.

Aunque durante la cumbre de Versalles, Borrell propuso a los líderes europeos incrementar la ayuda para armamento letal enviado a Ucrania con 500 millones adicionales, no se espera que hoy se produzca ninguna decisión, a la espera de que Alemania reciba el visto bueno de su parlamento. A pesar de esto, fuentes diplomáticas señalan que no hay divisiones en las capitales sobre la necesidad de seguir suministrando armamento a Kiev y reconocen que los 450 millones de euros para ayuda letal, más 50 millones de euros para material defensivo procedentes del Fondo Europeo de Apoyo a la Paz ya están prácticamente agotados.

Sobre la posibilidad de un quinto paquete de sanciones que estrangule aún más la economía rusa y no permita que Vladimir Putin siga financiando la guerra, fuentes diplomáticas son prudentes si bien siguen “preparadas para actuar” según los acontecimientos.

Lo cierto es que cada vez el margen de actuación resulta más escaso. Si bien hay capitales europeas que apuestan por cruzar el Rubicón y bloquear las importaciones rusas de gas y petróleo, capitales como Berlín, Roma o Budapest se resisten debido a su fuerte dependencia del gas. Por el momento, tan sólo han sido sancionadas siete entidades financieras con la desconexión del sistema de pagos bancario Swift y se ha excluido de la lista negra a la primera y la tercera entidad del país (Sberbank y Gazrpombank) ya que son los bancos a través de los que se tramitan los pagos energéticos.