Temor
Europa del Este se prepara para afrontar una ola de refugiados desde Ucrania
El mundo contiene la respiración ante el nuevo paso ordenado por Putin con el envío de tropas a las regiones del este de Ucrania
La posible invasión de Ucrania por parte de Rusia puede suponer la huida de hasta un millón de personas hacia países del Este de la Unión Europea, tal y como adelantó LA RAZÓN este fin de semana, un escenario para el que esas naciones ya han comenzado a preparar.
El vicepresidente de la Comisión Europea, Margaritis Schinas, ha activado entre 20.000 y más de un millón el número de ucranianos que podrían huir hacia países como Polonia, Eslovaquia, Hungría y Rumanía en caso de que Rusia invada Ucrania, en cuyas regiones del Este separatistas pro rusos luchan desde 2014 contra el Gobierno central.
Hasta un millón de refugiados
La parte más elevada de esa horquilla es la que manejaron también los Gobiernos de Hungría y de Polonia, país donde actualmente viven de forma permanente 250.000 ucranianos, aunque el número de residentes temporales puede ser de hasta un millón. La ministra polaca de Asuntos Sociales, Marlena Malag, afirmó hoy que “el mercado laboral polaco podría ser similar” hasta un millón de desplazados ucranianos en caso de guerra en ese país. Recordó que hay unos 620.000 ciudadanos ucranianos residiendo en Polonia y que esa cifra puede ser aún mayor, ya que no todos los inmigrantes tienen contrato de trabajo.
Polonia es uno de los países que más duramente se opuso al sistema de cuotas para acoger refugiados aprobados por la Comisión Europea en 2015 para afrontar la llegada de cientos de miles de personas que huían de la guerra y la miseria en países como Irak, Siria y Afganistán.
Peor que las guerras yugoslavas
El primer ministro húngaro, el ultranacionalista Viktor Orban, advirtió hoy de que si el conflicto con Rusia se agrava, es posible que su país afronte una oleada de refugiados más grande que la que provocaron en la década de 1990 las guerras en la antigua Yugoslavia, cuando Hungría acogió decenas de miles de personas.
Ya hace unos días, Orban afirmó que en caso de guerra, “cientos de miles o incluso millones de refugiados” llegarían desde Ucrania. Según el ´premier’ húngaro, muchos de esos refugiados cruzarían la frontera con Hungría “sin la esperanza de poder volver” y agregó que su gobierno ya hn comenzó a prepararse, aunque sin medidas concretas.
Hungría, junto a Polonia, fue el país que más difícilmente se opuso a acoger refugiados de Oriente Medio en 2015, y desde entonces ha sellado sus fronteras con vallas y ha introducido una muy dura legislación anti inmigración. Sin embargo, Hungría es uno de los países de la UE que mejores relaciones mantiene con Rusia y ha criticado a menudo las sanciones que Bruselas ha impuesto a Moscú por la anexión ilegal en 2014 de la península ucraniana de Crimea.
Las relaciones entre Hungría y Ucrania son tradicionalmente tensas, ya que Budapest acusa a Kiev de violar los derechos de la mínima magia, mientras que el Gobierno ucraniano achaca a su vecino apoya las políticas de Rusia.
Rumanía, 600 kilómetros de frontera
En Rumanía, que comparte con Ucrania más de 600 kilómetros de frontera fluvial, terrestre y marítima, el ministro del Interior, Lucian Bode, anunció el pasado día 14 que las autoridades han preparado “un plan de acción para gestionar” una posible aluvión de refugiados desde Ucrania.
En un artículo publicado el pasado día 18 por el diario Libertatea, los prefectos de las provincias rumanas fronterizas con Ucrania aseguraron, sin embargo, no haber recibido aún instrucciones sobre medidas concretas para recibir y alojar a posibles desplazados. Según datos oficiales, las autoridades están en disposición de albergar de forma permanente a unos 1.500 refugiados.
El escenario de guerra más preocupante para Rumanía es si Rusia invadiera el suroeste de Ucrania desde Crimea, para abrir un corredor entre esta península ocupada por los rusos en 2014 y Transnistria, un enclave controlado por fuerzas pro rusas en Moldavia.
Refugiados, no inmigrantes
Eslovaquia, que tiene unos 100 kilómetros de frontera con Ucrania, ha confirmado que está dispuesta a acoger a refugiados en caso de que el conflicto se intensifique. “Es nuestra obligación”, mantuvo el ministro eslovaco de Defensa, Jaroslav Nad, durante una reunión de la OTAN la semana pasada.
“Nos preparamos para la hipotética situación de que llegue un elevado número de refugiados desde Ucrania”, dijo entonces Nad, que afirmó que no se trataría de “refugiados económicos ni de emigrantes sino de asilados de guerra”. Eslovaquia también se negó en el pasado a las cuotas de reparto que seguramente la Comisión Europea para acoger a quienes huían de las guerras en Irak y Siria.
“La invasión ya ha comenzado”
Condena internacional después de que el presidente de Rusia, Vladimir Putin, ordenara este lunes a las Fuerzas Armadas rusasentrar en las repúblicas separatistas de Donetsk y Lugansk paragarantizar, según su propias palabras, el mantenimiento de la paz en ambas regiones.
En las cancillerías europeas y occidentales creen que el envío de tropas rusas dinamita los esfuerzos por encontrar una salida negociada a la crisis. EE UU y la UE preparan el anuncio de sanciones duras contra Moscú mientras los gobiernos occidentales condenan la “violación” del derecho internacional del Kremlin al invadir parte de un país vecino con el traslado de tropas.
En Reino Unido, el ministro de Salud Sajid Javid dijo que “los rusos, el presidente Putin, han decidido atacar la soberanía de Ucrania y su integridad territorial” y añadió que la invasión rusa de Ucrania ya comenzó. Por ello, anunció que el gobierno de Boris Johnson impondrá sanciones a Moscú. Mientras tanto, varios funcionarios de la Administración Biden habrían discutido planes con el Gobierno ucraniano para que el presidente, Volodimir Zelenski, abandone Kiev y se traslade a Leópolis, cerca de la frontera con Polonia, en caso de una invasión rusa hacia la capital del país. Dos fuentes que habrían hablado con la cadena estadounidense NBC News habrían argumentado que la Administración Biden ve al líder ucraniano “cada vez más vulnerable”.
La decisión de reconocer a las repúblicas rebeldes de Ucrania ha sido debatida en el Consejo de Seguridad de la ONU. Allí, el representante de Rusia dijo que su país “no quiere un baño de sangre en Donbás” (región del este de Ucrania) y aseguró que hay “un pánico infundado a la invasión de Ucrania” en muchos países occidentales. Todos los paísss miembros del Consejo de Seguridad condenaron la acción de Moscú mientras el embajador ruso ante la ONU, Vassily Nebenzia, escuchaba impertérrito las declaraciones de sus colegas occidentales con las notables excepciones de China e India, se que limitaron a genéricos llamamientos a la diplomacia.
Alemania señaló en la ONU que Rusia “se ha desenmascarado” con el despliegue de tropas y el reconocimiento de la independencia de las regiones de Donetsk y Lugansk. “Rusia ha insistido repetidamente en que no era parte en el conflicto (de Ucrania). Hoy se ha desenmascarado y ha demostrado que siempre lo ha sido”, ha subrayado la embajadora alemana ante la ONU, Antje Leendertse.
En ese mismo foro de la ONU, los socios europeos han anunciado que emitirán sanciones contra Rusia. Por su parte, Turquía, un país con buenas relaciones tanto con Rusia como con Ucrania, consideró este martes como “inaceptable” la decisión rusa de reconocer a regiones ucranianas de Donetsk y Luhansk como repúblicas independientes. En un comunicado, el Ministerio de Asuntos Exteriores turco señala que la decisión rusa de “reconocer a las llamadas Repúblicas de Donetsk y Luhansk, además de contradecir los acuerdos de Minsk, constituye una clara violación de la unidad política y la integridad territorial de Ucrania” .
Reacción de la OTAN
El lunes, Putin anunció su decisión de “reconocer de inmediato la independencia y la soberanía” de Donetsk y Lugansk durante un mensaje a la nación y firmó los decretos pertinentes sobre el reconocimiento de la independencia de ambas regiones. “Considero necesario tomar una decisión que desde hace tiempo caía por su propio peso: reconocer de inmediato la independencia y la soberanía de la República Popular de Donetsk y de la República Popular de Lugansk”, dijo Putin al final de su discurso.
El mandatario ruso sostuvo en su discurso que la situación en el Donbás, donde se enfrentan los separatistas prorrusos desde 2014 con el Ejército ucraniano en un conflicto que se ha cobrado la vida de unas 14.000 personas, es “crítica, grave”.
Por su parte, el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, afirmó que el reconocimiento de la independencia de Donetsk y Lugansk, en el este de Ucrania, por parte de Rusia “avivará dramáticamente las tensiones” en Europa. El político noruego se expresó en ese sentido tras reunirse en Bruselas con el ministro de Exteriores de Polonia, Zbigniew Rau, quien también ostenta la presidencia de turno de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE). “Reunión oportuna con el ministro de Asuntos Exteriores, Zbigniew Rau, de nuestro valorado aliado de la OTAN Polonia para abordar las consecuencias del reconocimiento por parte de Rusia de Donetsk y Lugansk, de Ucrania. Esto es una violación deliberada del Derecho Internacional y los acuerdos de Minsk, que aviva dramáticamente las tensiones en Europa”, escribió Stoltenberg en Twitter.
Los acuerdos Minsk, agotados
El reconocimiento concedido por parte de Rusia a las regiones ucranianas de Donetsk y Lugansk amenaza con suponer el carpetazo definitivo a los Acuerdos de Minsk, la teórica hoja de ruta para resolver la guerra en el Donbas. El primer intento para solucionar el conflicto por la vía diplomática llegó en 2014, el mismo año en que comenzaron las hostilidades y en que Rusia se anexionó unilateralmente a la península de Crimea. En septiembre, representantes de los gobiernos de Ucrania y de Rusia, de las administraciones rebeldes y de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE) estamparon su firma en un primer acuerdo.
Este texto inicial tenía como objetivo principal lograr un alto el fuego, para lo cual estipulaba una docena de puntos que comenzaron la retirada de armamento pesado y un intercambio de prisioneros entre las partes. Sin embargo, fracasó, dado que los combates persistieron y los distintos bandos no escatimaron en reproches mutuos. Los Acuerdos de Minsk, informa EP, fueron reeditados cinco meses más tarde, con las fuerzas ucranianas en retroceso frente a unos rebeldes respaldados desde Rusia. En el segundo documento se sumaron como mediadores Francia y Alemania, que conformaron junto a Ucrania y Rusia el conocido como Cuarteto de Normandía.
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