Cumbre bilateral
Macron y Draghi se alían para ocupar el vacío de Merkel en Europa
Francia e Italia sellan su reconciliación tras años de tensión con el Tratado del Quirinal. Ambos países participarán cada tres meses en el Consejo de Ministros del otro para afianzar la cooperación bilateral
A finales de 2017 el presidente francés, Emmanuel Macron, y el entonces primer ministro italiano, Paolo Gentiloni, comenzaron a esbozar las bases de un acuerdo bilateral con el que impulsar un nuevo eje europeo liderado por París y Roma. Aquella hoja de ruta, a la que bautizaron como Tratado del Quirinal, se inspiraba en el pacto entre Francia y Alemania en 1963, que sirvió para apuntalar los pilares de la construcción europea. El ambicioso acuerdo, sin embargo, acabó olvidado en un cajón, después de que el Movimiento 5 Estrellas y la Liga de Matteo Salvini llegaran al poder unos meses más tarde y declararan la guerra al inquilino del Elíseo.
La dimisión de Giuseppe Conte como primer ministro y el nombramiento en febrero de Mario Draghi como jefe de un Ejecutivo de unidad nacional abrieron una nueva página en las relaciones entre Francia e Italia, que culminó con la firma este viernes en Roma del Tratado del Quirinal. El acuerdo refuerza la colaboración entre ambas potencias con el objetivo de impulsar una alianza de socios de la UE y sella la reconciliación entre la segunda y la tercera economía de la eurozona.
«Fortalecemos la cooperación entre nuestros Estados, creamos herramientas institucionales para hacerla más estructural y aprovechamos las actividades de nuestros ciudadanos y nuestras empresas», apuntó Draghi durante la rueda de prensa conjunta, en la que ambos mandatarios se comprometieron a definir una política de asilo común en la UE.
El nuevo tratado consolida las relaciones bilaterales en política exterior, defensa, justicia, política migratoria, economía y la cultura. El acuerdo no se limita a enumerar una lista de buenas intenciones, sino que incluye proyectos concretos como la creación de una unidad compartida que colaborará con ambas policías o un comité de cooperación para promover las relaciones entre las regiones fronterizas. Entre otras medidas, Draghi anunció que cada tres meses, un ministro italiano participará en un Consejo de Ministros francés, y viceversa para estrechar lazos.
Macron y Draghi coincidieron en la necesidad de redefinir las reglas del Pacto de Estabilidad y acelerar el proceso de integración europea mediante la construcción de una defensa compartida entre todos los miembros de la UE. «Una visión geopolítica común», la definió el presidente francés. «Para ser soberana, Europa debe saber cómo protegerse, cómo defender sus fronteras. Necesitamos crear una verdadera defensa europea, que sea complementaria a la OTAN, no sustituta», aseguró el primer ministro italiano. «Una Europa más fuerte hace que la OTAN sea más fuerte. Y este es uno de los primeros pasos hacia los que se dirige este Tratado».
Aunque ya en 2020 Conte y Macron retomaron las negociaciones, no fue hasta la llegada al Gobierno del ex presidente de la BCE que el proceso aceleró. La extradición en abril de una decena de italianos condenados por terrorismo y refugiados en Francia desde los ochenta fue la señal definitiva que Roma necesitaba para confiar de nuevo en su histórico aliado.
El acuerdo llega después de las fuertes tensiones que enfrentaron a los Gobiernos de Francia e Italia, sobre todo a causa de la política migratoria impulsada por Salvini como ministro del Interior. El enfrentamiento alcanzó su punto más crítico cuando un estrecho colaborador de Macron definió como «vomitiva» la gestión de la crisis migratoria del Gobierno populista de la Liga y el M5E. Roma exigió disculpas públicas y convocó al embajador francés. Pocos meses después, fue París quien reclamó explicaciones a sus vecinos del sur después de que el entonces ministro de Trabajo, Luigi Di Maio, se reuniera con una delegación de «chalecos amarillos».
El momento elegido para impulsar la colaboración bilateral no es casual. Es un momento de gran incertidumbre para Europa, con la pandemia, los conflictos post-Brexit y la recuperación económica que no termina de arrancar. Y la firma llega justo después de que socialdemócratas, verdes y liberales alcanzaran este miércoles un acuerdo de Gobierno en Alemania que pone fin a la era Merkel. El presidente francés necesita nuevos aliados para relanzar su proyecto europeísta y podría haber hallado en Draghi al sucesor natural de la canciller alemana.
Tras la firma del acuerdo, Macron se desplazó hasta el Vaticano para reunirse con el Papa Francisco en una audiencia privada, en la que abordaron temas como la crisis climática o el compromiso de Francia en Líbano, Oriente Medio y África.
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