El Salvador elige a su presidente con el «outsider» Nayib Bukele como favorito

El Salvador es uno de los países con más homicidios del planeta y también uno de los más pobres del Centroamérica. Una puerta de entrada hacia México y por tanto, a los EE UU. Escenario también de una batalla eterna entre dos pandillas, «La Salvatrucha» y «la 18». El futuro presidente tendrá un gran reto centrado en cerrar las venas abiertas que siguen sangrando desde la guerra civil de los 80. Con más de 1.500 centros de votación instalados en todo El Salvador, el país centroamericano participó ayer de una jornada electoral en el que eligieron al que será su presidente por los próximos cinco años.

5,2 millones de ciudadanos salvadoreños estaban convocados para acudir a las urnas. Salvador Sánchez Cerén, el actual presidente del país, invitó ayer a los ciudadanos a participar de forma masiva en los comicios «con entusiasmo» y «compromiso patriótico». Se necesitan un poco más de 1,3 millones de votos para ganar las elecciones presidenciales, en la que se enfrentan cuatro candidatos para suceder a Sánchez Cerén: Nayib Bukele (GANA), Carlos Calleja (Arena), Hugo Martínez (FMLN) y Josué Alvarado (Vamos). Para lograrlo necesitarán el 50% más uno de los votos; de lo contrario, habrá segunda vuelta como adelantan las encuestas.

El aspirante a la presidencia por el partido Gran Alianza Por la Unidad Nacional (GANA) Nayib Bukele, podría convertirse en la alternativa que rompa la tradición electoral en El Salvador. Es la primera vez, en los últimos 30 años, que un candidato que no compite por los partidos tradicionales como la Alianza Republicana Nacionalista (Arena) y el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) y tiene opciones de ganar. El derechista Arena gobernó El Salvador durante 20 años de manera consecutiva a partir de 1989, mientras que el izquierdista FMLN ha estado al frente del ejecutivo en los últimos dos quinquenios y ha sido salpicado por graves escándalos de corrupción. El Tribunal Supremo Electoral esperaba una alta participación en las elecciones presidenciales de 2019, sobre todo de jóvenes, y de esa manera reducir el ausentismo y abstencionismo alcanzado en 2014. Sin embargo al cierre de esta edición, habían votado el 12,8% de las personas registradas, lo cual es seis puntos porcentuales más bajos que hace cinco años. El desencanto reina en el Salvador.