EEUU-Israel
Biden define como «inquebrantable» su relación con Israel en mitad de las tensiones con Netanyahu
El presidente de EE UU se reúne en la Casa Blanca con el presidente israelí Isaac Herzog un día después de invitar al cuestionado primer ministro
La relación entre Israel y Estados Unidos es «simplemente inquebrantable», en palabras del presidente Joe Biden, quien ha recibido este martes en el Despacho Oval a Isaac Herzog, el jefe del Estado hebrero. Pero no pasan por su mejor momento. Las fricciones de los últimos meses entre su Administración y el Gobierno extremista que dirige Benjamín Netanyahu, a cuenta de la ampliación de los asentamientos en Cisjordania o el avance de la polémica reforma judicial, entre otras cuestiones, han obligado a Washington a tomar distancia.
De hecho, el propio Biden, en un claro gesto de disconformidad con Israel, tardó seis meses en extender la invitación a Netanyahu para visitar la Casa Blanca. Pero finalmente levantó el veto el lunes con el objetivo de disuadir al primer ministro de llevar a cabo sus planes, que amenazan la ya de por sí cuestionada «solución de los dos Estados» y la independencia de los jueces, según sus críticos.
En este escenario, Herzog, que ocupa un puesto ceremonial desprovisto de funciones ejecutivas, aterrizó en Washington con 24 horas de antelación para pronunciar un discurso ante las dos cámaras del Congreso de Estados Unidos con motivo de los 75 años de la fundación del Estado de Israel, un histórico aliado de Washington en Oriente Próximo.
Herzog, quien ya visitó el pasado mes de octubre la Casa Blanca, ha querido mandar un mensaje de tranquilidad a Biden en la antesala de su encuentro: «Permítame ser claro como el agua: la democracia israelí es fuerte y resistente. Estamos pasando por debates acalorados y momentos desafiantes, pero siempre buscaremos un consenso amistoso». Y es que el presidente de Estados Unidos ha sido especialmente crítico con el sexto Gobierno que dirige el veterano Netanyahu, que conforman en esta ocasión los tradicionales partidos ultraortodoxos y, como gran novedad, la coalición de extrema derecha Sionismo Religioso, una fuerza política que hasta ahora permanecía orillada en la escena política israelí.
Biden definió el gabinete como «el más extremista de la historia de Israel». Un motivo que, sumado a su agenda revisionista, que pretende alterar el contrapeso del Tribunal Supremo, hizo saltar las alarmas en Washington por las consecuencias potenciales que podría desatar tanto a nivel interno como a escala regional.
La reforma judicial, que ha sacado a las calles a cientos de miles de manifestantes en los últimos seis meses, amenaza con socavar la independencia de la judicatura. En este sentido, el portavoz del Departamento de Estado estadounidense, Matthew Miller, advirtió en rueda de prensa de que este tipo de medidas «necesitan ser aprobadas con el mayor consenso posible».
Mientras, la extensión de los asentamientos en Cisjordania y las sucesivas «operaciones antiterroristas» en las ciudades palestinas –la última en Yenín se cobró la vida de 12 personas–, amagan con propiciar un nuevo estallido de violencia con los militantes de Hamás y Yihad Islámica en la Franja de Gaza, y Hizbulá en la frontera sur de Líbano.
Es complicado encontrar el equilibrio. Para ello ha viajado Herzog, un perfil institucional que, si bien forma parte del histórico Partido Laborista, trasciende de la batalla política y ha intentado mediar –de momento sin éxito– entre el Gobierno y la oposición que lidera el ex primer ministro Yair Lapid para encontrar un encaje para la reforma judicial que contente a todas las partes. No obstante, serán varios los congresistas demócratas que boicotearán en la Cámara el discurso del presidente israelí en señal de protesta por la agenda radical del Ejecutivo.
Herzog, por su parte, agradeció a Biden la conversación telefónica que mantuvo el lunes con Netanyahu, en la que extendió la invitación para visitar la Casa Blanca en las próximas semanas. De momento no han trascendido más detalles sobre el que sería el primer encuentro entre ambos mandatarios desde que Bibi tomara posesión del cargo en diciembre. «Simplemente no hemos concretado los detalles», explicó en sala de prensa la portavoz de la Casa Blanca, Karine Jean-Pierre.
El portavoz del Departamento de Defensa, John Kirby, puntualizó después que la reunión tendría lugar «probablemente antes de finales de año». Pero matizó que el hecho de que el encuentro se celebrara no significaba que en el seno de la Administración Biden estuvieran «menos preocupados por la reforma judicial o por el comportamiento extremista de ciertos miembros del Gobierno de Netanyahu».