Opinión
Moscú y Teherán: el eje contra Occidente
Los misiles enviados a los rusos permiten a Irán tener una mayor visibilidad en el sector armamentístico y progresar en su dominio de la tecnología militar
La aparición de «drones kamikaze» iraníes en la guerra ruso-ucraniana ha puesto de manifiesto la relación entre Moscú y Teherán. En efecto, la ayuda de Irán no se detiene ahí. Se han desplegado instructores iraníes en pequeño número para supervisar el uso de esos drones. Teherán también estaría dispuesto a entregar misiles tierra-tierra tras el acuerdo alcanzado con Moscú este octubre.
No es sorprendente porque, si se trata de una alianza de circunstancias, el aislamiento de Irán y las sanciones internacionales contra Rusia han acercado a ambos países, que se ayudan mutuamente a sortear las sanciones. Sobre todo, tienen a un adversario común: Occidente. Los dirigentes ienviadas a los rusos permiten a Irán tener una mayor visibilidad en el sector armamentístico y progresar en su dominio de la tecnologíaraníes se alegraron de que Vladimir Putin desafiara a Estados Unidos y sus aliados.
Recientemente, tanto Irán como Rusia también han sido los actores que salvaron al régimen sirio. Así pues, ha habido una colaboración entre ambas partes para evitar pisarse mutuamente. Además, hay que tener en cuenta que las relaciones entre Irán y Ucrania son especialmente tensas desde el 8 de enero de 2020, cuando una aerolínea ucraniana fue derribada por la Guardia Revolucionaria iraní, matando a 176 personas.
Entre Moscú y Teherán, se trata de una alianza coyuntural más que de un acuerdo real. Los dos países son antiguas potencias rivales. Hasta la revolución iraní de 1979, existía una cierta desconfianza en Irán hacia una Rusia que había invadido parte del Cáucaso iraní a finales del siglo XIX y que luego apoyó la aparición de una República independiente de Azerbaiyán y Kurdistán iraní en 1946. Los dos países tienen también muchos intereses divergentes y compiten por exportar su petróleo al mercado asiático. Se necesitan mutuamente, pero al mismo tiempo son rivales.
¿Qué interés tiene Irán en ayudar militarmente a Rusia? Moscú es un socio militar privilegiado y la venta de los drones iraníes es una ganancia financiera. Estas armas y misiles enviados a los rusos también permitirán a Irán tener una mayor visibilidad en el sector armamentístico y progresar en su dominio de la tecnología militar. Y, por lo tanto, a largo plazo, para vender aún más armas. También es una oportunidad para que Irán demuestre su capacidad militar en Oriente Medio exhibiendo sus armas. Por último, al proporcionar ayuda al Kremlin, el régimen iraní invoca la resistencia del eje Teherán-Moscú, una forma de mostrar su oposición a un Occidente que quiere destruirlos. Una dialéctica clásica de los dirigentes iraníes que cobra especial importancia ante las manifestaciones en las calles iraníes. Afirmar que son fuerzas extranjeras las que intentan desestabilizar el país es una forma de justificar su desproporcionada represión.
Además de las armas, existe una colaboración entre Rusia e Irán en muchos sectores, como la aeronáutica y el espacio. En el plano económico, el comercio bilateral ha aumentado hasta los 3.500 millones de dólares en 2021, lo que supone un incremento del 38% respecto a 2020. Y este comercio se ha acelerado desde la guerra de Ucrania. Entre ellos se encuentran los proyectos de reservas de gas, la producción de gas licuado, pero también la importación de petróleo ruso para eludir las sanciones.
Hasta la guerra de Ucrania, era Irán quien más necesitaba a Rusia. El dirigente ruso siempre ha apoyado al régimen islámico iraní, y desempeñó un papel importante en la finalización del Acuerdo de Viena sobre la cuestión nuclear iraní en 2015. Ahora bien, con el conflicto en Ucrania empantanado, son los rusos quienes necesitan a los iraníes y sus armas. Es una inversión de papeles que demuestra que el Ejército ruso necesita ser apoyado.
Reducida a la condición de paria en muchas partes del mundo tras su invasión de Ucrania, Rusia se ha visto obligada a centrarse en alianzas que no habría considerado en tiempos mejores: una de ellas es su complicada relación con Irán. Están divididos por una serie de cuestiones, ya sea históricas, por la opresión que muchos iraníes recuerdan haber sufrido a manos del Imperio Ruso y la Unión Soviética, o económicas, porque son rivales energéticos. Rivalidad que puede romper este eje geopolítico ruso iraní.
Otra consecuencia del eje Moscú-Teherán es la reanudación iraní del programa nuclear militar. Tras la retirada estadounidense del acuerdo nuclear iraní por Trump en 2018 y, a raíz de ello, el pisoteo del mismo acuerdo por Teherán, Rusia dio un golpe mortal al proceso diplomático impulsado por los europeos desde hace diecinueve años. El compromiso internacional de 2015 fue el único asunto en el que Rusia cooperó relativamente bien con los europeos. Ese tiempo se acabó desde la invasión de Ucrania. Al comienzo de la guerra, Rusia mantuvo el acuerdo como rehén en un intento de conseguir un retroceso en las sanciones occidentales. La creciente implicación de Irán con Moscú ha hecho añicos cualquier ilusión de estabilidad y seguridad nuclear.
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