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Parte médico

Salman Rushdie permanece grave, pero recupera su sentido del humor

Su hijo anuncia que la situación aún es crítica, aunque ya respira por sí mismo, y avanza ya que su recuperación será larga

El escritor Salman Rushdie, de 75 años, hace progresos en su recuperación después de ser acuchillado el viernes en el escenario en el que iba a participar en un acto en Chautauqua, en el Estado de Nueva York. El autor, de nacionalidad británica y estadounidense y de origen indio, llevaba años bajo amenaza de muerte de sectores integristas que lo acusan de blasfemia por su novela «Los versos satánicos», publicada en 1988 y por la que el líder supremo de Irán, Ruhollah Jomeiní, dictó una fatua un año después llamando a los musulmanes a matarlo. Su hijo Zafar ha publicado un comunicado en el que informaba de que el escritor, que había pasado las últimas horas conectado a un ventilador y en estado grave, ya respira por sí solo. «Estamos extremadamente aliviados porque ayer se le retiró el ventilador y el oxígeno adicional, y pudo decir unas pocas palabras», señaló el comunicado.

Su hijo celebró también que su «sentido del humor enérgico y desafiante se mantiene». Salman Rushdie tuvo que ser operado de urgencia después del ataque y sufrió daños en el hígado, los nervios de un brazo, que fueron seccionados y en un ojo, por lo que las últimas noticias resultan alentadoras.

La situación, no obstante, sigue siendo muy delicada y todo apunta a que el autor tendrá que sobrellevar graves secuelas del ataque. Su hijo señaló que Rushdie permanece en «condición crítica en el hospital y recibiendo extenso tratamiento médico». Describió las lesiones que había sufrido como «lesiones que cambian la vida». El agente de Rushdie, Andrew Wylie, dijo que «el camino a la recuperación ha comenzado» para el autor. «Será muy largo. Las lesiones son severas, pero su salud avanza en la dirección correcta», señaló Wylie. El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, y su esposa, Jill, se sumaron al coro de voces que han condenado el ataque contra el escritor, y afirmaron que su figura «defiende valores universales esenciales».

El viaje del atacante

El agresor, un joven de 24 años llamado Hadi Matar, residente en Fairview, en el Estado de Nueva Jersey, fue detenido en el mismo lugar del incidente y ha sido formalmente acusado de intento de asesinato y asalto a mano armada. Matar compareció el sábado ante un tribunal local, donde no pronunció palabra. A través de su abogado, el letrado de oficio Nathaniel Barone, se declaró no culpable de los delitos que se le imputan. Según la investigación, Matar llegó a asestar hasta diez cuchilladas a su víctima.

El relato que la Fiscalía hizo ante el tribunal atribuye a Matar un plan premeditado para acabar con Rushdie. Matar viajó hasta Chautauqua en autobús y adquirió una entrada para la conferencia en la que Rushdie iba a disertar sobre el papel de Estados Unidos como refugio seguro para intelectuales amenazados en otros lugares del mundo con el solo propósito de acabar con su vida. Cuando Rushdie acababa de ser presentado y se disponía a iniciar su intervención, Matar irrumpió de entre el público en el escenario y la emprendió a cuchilladas contra el escritor. Solo la rápida intervención de los presentes pudo neutralizar al agresor. «Hicieron falta cinco hombres para apartarlo y seguía lanzando puñaladas», señaló Linda Abrams, que se hallaba entre los asistentes.

Planificación y preparación

De momento las autoridades en Nueva York han acusado a Hadi Matar, el presunto autor del apuñalamiento al escritor Salman Rushdie, de intento de asesinato y agresión, y permanece detenido, sin derecho a fianza. De Matar, de 24 años, no se tienen muchos detalles más allá de que vive en el vecino estado de Nueva Jersey y se desconoce también qué le motivó a agredir al autor de la novela «Versos Satánicos. «Hemos estado en contacto con nuestros homólogos en Nueva Jersey, de donde es el atacante, para compartir información y para que nos ayuden a comprender mejor la planificación y la preparación que precedió al ataque, para que nosotros y las diferentes agencias involucradas podamos determinar qué otros cargos, si corresponde, deben hacerse valer» indicó la Fiscalía del condado de Chautauqua, al norte de Nueva York, señalan medios locales.

Los organizadores del evento, en el que Rushdie debía disertar sobre el papel de Estados Unidos como refugio para escritores amenazados en otros lugares del mundo, informaron de que el agresor tenía un pase como el del resto del público asistente. Los testimonios que se fueron haciendo públicos en las horas posteriores dan idea de la brutalidad del ataque contra el autor de origen indio perpetrada por Matar. «Hicieron falta cinco hombres para apartarlo y seguía lanzando puñaladas», declaró Linda Abrams, que se encontraba en la primera fila del auditorio. «Estaba furioso, furioso, con una fuerza intensa, y rápido». El molinillo de cuchilladas de Matar alcanzó al escritor de 75 años en el cuello y el abdomen. Henry Reese, presentador del acto de 73, fue herido en la cara.

Reese, que dirige una organización de apoyo a autores exiliados, recibió el alta hospitalaria el sábado y emitió un comunicado en el que describió a Rushdie como «uno de los grandes autores de nuestro tiempo y uno de los grandes defensores de la libertad de expresión». Lo adoramos y su vida es nuestra principal preocupación», añadió.Rushdie levaba en el punto de mira del integrismo religioso desde que en 1988 publicó su novela «Los versos satánicos», que provocó las iras de musulmanes conservadores en gran parte del mundo islámico por su manera de tratar a la figura del profeta Mahoma y por cuestionar la naturaleza del Corán como palabra de Dios revelada a los creyentes.

Fanatismo

La obra fue prohibida en varios países, como Bangladesh, Sri Lanka, Sudán e India, tierra natal de Rushdie. En los últimos años, Rushdie parecía haber recobrado una cierta normalidad y disfrutaba de ella en Nueva York. En 2019, durante la presentación de su novela «Quijote» en Manhattan, no dudó en dejarse rodear por los invitados y departir con ellos. «Tengo que vivir mi vida», llegó a declarar cuando se le preguntó por la aparente relajación de la su protección en los últimos años. La agresión de Chautauqua ha supuesto un dramático recordatorio de que quedan en el mundo fanáticos resueltos a impedir que lo haga. La «fatua» de Jomeiní nunca fue oficialmente derogada y una fundación seudorreligiosa vinculada al régimen de los ayatolás aumentó en medio millón la recompensa de 3 millones de dólares por la cabeza de Rushdie que en su día ofreció Jomeiní.

En 2007, cuando la reina Isabel de Inglaterra le concedió el título de caballero, hubo protestas en Irán y en Pakistan, donde un ministro del gobierno llegó a declarar que la distinción «justificaba ataques suicidas». No ha habido una reacción oficial del gobierno iraní al intento homicida contra Rushdie, pero la prensa oficial ha informado de ella refiriéndose a él como «apóstata» y en las redes sociales simpatizantes del régimen de los ayatolás celebraban lo ocurrido como la realización largamente esperada de lo dictado en la «fatua» de Jomeiní. También fue ampliamente compartida una frase pronunciada años atrás por el ayatolá Ali Jameneí en la que comparó la fatua con «una bala disparada que no descansará hasta impactar su objetivo».

Las reacciones han sido de otra índole en el mundo occidental. El todavía primer ministro britñanico, Boris Johnson, publicó un tuit en el que se mostró “consternado porque Salman Rushdie haya sido apuñalado mientras ejercía un derecho que nunca deberíamos dejar de defender”. El consejero de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, Jake Sullivan, condenó la agresión como “un estremecedor acto de violencia”. Desde el mundo literario siguieron llegando los mensajes de apoyo a Rushdie.

Los hechos

La Policía del Estado de Nueva York informó en un primer momento que Rushdie había sufrido una aparente herida de arma blanca en el cuello y había sido trasladado en helicóptero a un hospital cercano. La doctora Rita Landman, una de las personas que lo atendió en el lugar, declaró al “New York Times” que presentaba varias heridas de arma blanca, incluida una en el cuello, y un charco de sangre se había formado bajo su cuerpo. También dijo que tenía pulso cuando fue sacado del escenario. Según el comunicado policial, el presentador del acto sufrió una herida leve en la cabeza. La gobernadora del Estado de Nueva York, la demócrata Kathy Hochul, confirmó más tarde que el autor seguía con vida y “recibiendo el cuidado que necesita”. La agencia Reuters reportó que estaba siendo intervenido quirúrgicamente.

El sospechoso fue detenido casi de inmediato por un agente que se hallaba en el lugar y se encuentra bajo custodia, informaron las autoridades. Un reportero de la agencia AP que presenció los hechos aseguró que el atacante se lanzó sobre Rushdie en el mismo momento en que subía al escenario tras ser presentado. Un breve vídeo difundido en las redes sociales mostró un grupo de personas atendiendo a Rushdie sobre el escenario.

El sospechoso arrestado de perpetrar el ataqueCharles FoxAgencia AP

Mark Sommer, de la cadena local Buffalo News declaró que el agresor iba cubierto con una máscara negra e irrumpió de entre el público. Carl Levan, que se hallaba entre la audiencia, le dijo a la BBC que Rushdie fue “apuñalado repetidamente” y describió la escena como “una cosa absolutamente horrible de presenciar”. Rushdie fue atendido durante unos minutos en el mismo escenario en que iba a intervenir antes de ser finalmente evacuado en helicóptero.

Una novela polémica

Nacido en Mumbai, en la India todavía bajo dominio británico, Rushdie tiene nacionalidad de Reino Unido y Estados Unidos, y llevaba en el punto de mira del integrismo islámico radical desde que en 1989 el entonces líder supremo de Irán, el Ayatolá Ruholla Jomeiní, dictara una fatua en la que llamaba a darle muerte por considerar blasfema su novela “Los versos satánicos” y ofreciera una recompensa de 3 millones de dólares por su cabeza.

La novela causó indignación entre algunos musulmanes y fue prohibida en varios países islámicos. La polémica provocó una ola de odio desde los sectores más integristas hacia el escritor, que llevó a repetidas amenazas de muerte contra su autor y lo obligó a permanecer nueve años oculto bajo protección de la Policía británica.

Cuando volvió a la escena pública, lo hizo convertido en un firme defensor de la libertad de expresión y rodeado de guardaespaldas que lo acompañaban allí donde fuera. Se desconoce aún cuál era el operativo de seguridad en el acto en que fue atacado, en el que, según el programa del evento, tenía previsto hablar de “Estados Unidos como asilo para escritores y otros artistas exiliados y como hogar para la libertad de expresión creativa”.

Aunque la publicación de “Los versos satánicos” y la condena de Jomeiní lo lanzaron a la fama, la carrera literaria de Rushdie había comenzado años antes. Su primer gran éxito fue la novela “Hijos de la medianoche”, publicada en 1980, con la que ganó el premio Booker, uno de los más prestigiosos galardones literarios de Reino Unido, y de la que vendió medio millón de ejemplares. Ee 1983 publicó “Vergüenza”, cuya historia discurría en lo que parecía ser Afganistán y cuatro años después llegó “La sonrisa del jaguar”, relato de un recorrido por Nicaragua.

Ninguna tuvo la repercusión que alcanzaría “Los versos satánicos”. Algunos de los aspectos de la novela hirieron la sensibilidad de los musulmanes más conservadores, como la aparición en ella de los personajes de dos prostitutas con el nombre de esposas del profeta Mahoma. La concesión del premio Whitbread de novela no aplacó la ira y la controversia fue en aumento. Pakistán fue uno de los primeros países en prohibir su difusión y la embajada británica en Teherán fue apedreada por detractores del escritor. En la India, protestas contra la novela se saldaron con varios muertos.

Salman Rushdie, en el suelo, mientras es atendidoJoshua GoodmanAgencia AP

Pese a que Rushdie lamentó públicamente haber ofendido a alguien con sus escritos, Jomeiní renovó el llamamiento a su ejecución y el escritor se convirtió en blanco preferente de los sectores más intransigentes. Su traductor en Japón, Hitoshi Garashi, fue asesinado en su despacho en una universidad de Tokio en 1991. Algo más de suerte había tenido algunas semanas antes Ettore Capriolo, su traductor en Italia, que fue apuñalado en su apartamento de Milán, pero sobrevivió.

Aunque la fatua que pedía su muerte dejó de estar en vigor en 1998, las amenazas contra el escritor nunca cesaron. La noticia del ataque causó conmoción mundial y pronto llegaron reacciones del mundo de la literatura. El superventas del terror Stephen King tuiteó: “Espero que Salman Rushdie esté bien”. J. K Rowling, creadora de la saga de Harry Potter, calificó la noticia de “terrorífica”. “Me siento enferma”, añadió.

También llegaron los mensajes desde la esfera política. El primer ministro británico, Boris Johnson, afirmó en Twitter que Rushdie había sido apuñalado “ejerciendo un derecho que nunca deberíamos dejar de defender”. Chuck Schumer, líder de la mayoría demócrata en el Senado estadounidense, describió lo ocurrido como “un ataque a la libertad de expresión y pensamiento”. Schummer deseó a Rushdie una “rápida y total recuperación”, y que el agresor enfrente el peso de la justicia. El Gobierno español también ha condenado el ataque al escritor y ha recordado que el extremismo es una amenaza para la democracia y hace que las osicedades se vuelvan inhabitables. Así lo ha señalado el ministro de la Presidencia, Félix Bolaños.

Macron ha sido el último en condenar el ataque del escritor. En un tweet, ha alabado la figura de Salman Rushdie y su papel en la lucha a favor de la libertad y su lucha contra el oscurantismo. “Su lucha es nuestra lucha; es universal. Ahora más que nunca, estamos a su lado”, publicaba el presidente de Francia en su perfil de Twitter.